¿Quién no madrugó aquel 18 de septiembre del 2000? Muy temprano, una mexicana de 23 años hizo vibrar a millones que la seguían por televisión. Era la pesista Soraya Jiménez, quien en su último levantamiento esbozó una sonrisa de oreja a oreja y dio unos minúsculos pasos de emoción para después soltar la carga y saltar de júbilo. Sí, ese día Soraya se convirtió en la primera mujer mexicana en ganar un oro en unos Juegos Olímpicos.
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Al mismo tiempo, esa presea fue el inicio de una nueva época para las deportistas nacionales. Alejadas de la penumbra en la que estuvieron durante décadas, las mujeres han dado la cara por el deporte tricolor en las últimas cuatro citas olímpicas, al grado que desde aquella medalla de Soraya han caído 14 más para un total de 15, superando por cuatro a las que han ganado los hombres.
El camino no fue fácil. En el siglo pasado, durante los primeros Juegos, el papel de la mujer mexicana fue apenas anecdótico. Solo 22 deportistas acudieron a las 10 citas efectuadas de 1900 a 1964. A partir de 1968, con los Juegos en casa, la presencia femenina creció de manera notable y ahí se dieron las primeras dos preseas: una plata de Pilar Roldán en esgrima y un bronce de María Teresa Ramírez en natación.
Pero aún tuvieron que pasar 32 años para que la atleta mexicana tuviera el espacio que merecía. Sí, esa madrugada del 18 de septiembre del 2000, la inmortal Soraya Jiménez abrió una puerta que ya nunca debe cerrarse.
EXITOSAS EN DISTINTAS ÉPOCAS
La ex esgrimista María del Pilar Roldán y la ex nadadora María Teresa Ramírez fueron las primeras mexicanas que lograron subirse al podio en unos Juegos Olímpicos, y ese gran momento fue en México 1968, donde Roldán logró la plata y Ramírez el bronce.
“No había deporte de alto rendimiento para las mujeres, nosotras abrimos el camino, y a partir de ahí siento que pude demostrar que una mujer podía ganar, a pesar de mi corta edad (14 años) y en un deporte tan competitivo. Que fuera en México los Olímpicos fue más impulso, y después de ahí se empezó a hablar de otros deportes donde las mujeres ya se animaron a participar”, dijo Ramírez.
La ex deportista recordó que en esa época no había becas y ni instalaciones para entrenar, y su presea fue por el apoyo de su familia, y por cumplir con el sueño de colgarse una medalla.
“Me siento muy orgullosa, siempre tuve ese sueño desde que supe que iría a los Olímpicos, sobre todo porque también fue en México y pude darles esa alegría, de que una mujer, una niña, pudiera darle a nuestro país una medalla, y eso fue para mí fue sentirme muy satisfecha, aunque me costó trabajo. Ya conforme se fueron acercando los Olímpicos empezaron los apoyos de utilizar instalaciones, becas no recuerdo, y Ronald Johnson llegó para entrenarnos, y a mi corta edad era difícil prever qué tanto podría destacar”, mencionó.
La ex nadadora mencionó que además en ese tiempo no tenía un referente femenil en México para motivarse y que la empujará a mejorar su nivel competitivo.
“No había deportistas destacadas, y para mí fue importante tener una nadadora como la sueca Lisa Lungren, vi que fue subcampeona de Europa en 400 metros libres, y eso me sirvió de ejemplo, lo cual es importante para las deportistas tener un referente, eso te da una motivación diferente”, señaló la ex deportista.
María Espinoza fue la segunda mujer en darle una presea de oro a México en los Juegos Olímpicos, situación que la llena de mucho orgullo al marcar historia en el deporte de nuestro país.
“Para mí representa el hecho de dejar huella en el deporte mexicano e impulsar y motivar a las niñas, y me da mucho orgullo ser parte de esa historia y me llena de alegría”, declaró Espinoza.
A diferencia de María Teresa Ramírez, la deportista vive ahora ya una época donde hay más facilidades y caminos para tener un buen entrenamiento, sin embargo, la triple medallista olímpica confesó que en sus inicios como taekwondoín fue criticada por practicar un deporte de combate.
“Ha sido complicado desde un principio, siempre he tenido el apoyo de mi papá para hacer este deporte, desde chica, pero a él lo criticaban porque el taekwondo lo veían como un deporte de hombres. Ahora ya se ha abierto más el deporte para muchas mujeres, cuando yo empecé había muy pocas niñas y yo practicaba con niños, y ahora hay muchas niñas practicando el taekwondo y otras disciplinas y eso es bueno. El cambio de generación de los papás influye mucho para que cada vez más niñas hagan deporte, no es fácil que en México hagan deporte, y más en lugares complicados en el país”, expresó.
La también triple medallista mundial tuvo un referente en el deporte mexicano para motivarse, y fue en Enriqueta Basilio.
“Recuerdo mucho a Enriqueta Basilio por su historia; ella ha sido una gran mujer que pasó a la historia por ser la primera mujer en encender la antorcha de un pebetero olímpico, y para mí eso representa el 8 de marzo”, indicó.
En los últimos 20 años, la mujer mexicana es quien ha dado mayor número de preseas en los eventos internacionales, situación que aplaude Espinoza.
“Se ha visto en los últimos Juegos Olímpicos, que la mujer ha dado más medallas que los hombres, y Soraya Jiménez fue ese parteaguas en la mujer y del deporte mexicano, y creo que desde ahí se vino esta ola de resultados buenos para mujeres”.