El 5 de junio del 2021 fue un día que quedó marcado para el marchista Julio César Salazar. En esa fecha se dio cuenta de que no asistiría a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y eso provocó que el deportista se sumiera en una depresión que le duró prácticamente un año, pero el atleta pudo salir de ese bache emocional en el que se encontraba y ahora ya está clasificado al Campeonato Mundial de Atletismo, en Oregón.
“Ya obtuvimos nuestro pase al Mundial, ratificamos nuestro lugar en el Nacional de Morelia y la verdad estoy contento de ir a este certamen nuevamente; para mí es fijar los cimientos rumbo a París 2024. Es algo que me emociona, porque ha sido un año un poco complicado en lo personal, entonces es algo gratificante poder decir que ya tengo mi lugar, pero ahora hay que seguir trabajando para tener un buen resultado ahí”, cuenta Salazar a MILENIO-La Afición.
Justo hace un año se definieron a los marchistas mexicanos que estarían en Tokio 2020. El selectivo se hizo con base en los resultados del Gran Premio de La Coruña; ahí otro competidor lo superó en la marca y ya no pudo estar en la lista de los tres andarines que acudirían a la justa olímpica. Dicho momento le hizo dudar sobre su capacidad de realizar este deporte, y se agravó cuando no pudo clasificar al Campeonato Mundial por Equipos de Marcha, evento que se realizó el pasado febrero en Muscat, Omán.
“Nunca me preparé para no calificar a Tokio, porque estaba bien en el ranking y sabíamos que podía hacer una buena actuación en la justa. Por lo que se me vino una depresión muy fuerte, ya no tenía ganas de entrenar y sentía que no estaba preparado para hacer este deporte. Además, se juntó con la falta de apoyo, ya que al no clasificar me quitaron la beca al 100 por ciento, entonces literal sí me quedé sin nada, y todo eso se juntó con problemas familiares y económicos, en fin, sentía que estaba en un hoyo del cual no podía salir”, relata.
A trabajar con Paquillo
Tras ese tropiezo Julio César Salazar reaccionó y decidió hacer lo posible para irse a España a entrenar con el español Francisco Fernández, mejor conocido como Paquillo, quien como atleta logró una plata en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, además de tres segundos lugares en el Campeonato Mundial.
“Ahí me cayó un balde de agua fría y reaccioné, por lo que tomé sesiones con una psicóloga, un neurólogo y empecé con mi tratamiento de antidepresivos. De ahí tomé la decisión de irme a España, vendí mi coche e hice algunas actividades para reunir dinero y estar en ese país tres meses. Tengo un contrato con Paquillo Fernández para entrenar con él, cuyo proyecto es trabajar juntos de aquí a París 2024, el entrenamiento es muy diferente a lo que hay en México y tiene un plan de trabajo similar a la escuela rusa”, comparte.
Invierte en su futuro
A principios de marzo el chihuahuense se fue a España para prepararse con Fernández, y fue a finales de mayo que regresó para competir en el Nacional de Morelia, donde fue uno de los tres marchistas que lograron el boleto al Mundial.
“Tenía varios patrocinadores que me ayudarían a irme a España desde agosto, pero con el hecho de que no califiqué las puertas se cerraron. Durante los tres meses, en total gasté 180 mil pesos y para irte a Europa a entrenar no es barato. A Paco le pago 60 mil pesos al año para que me entrene. Siendo realistas, lo que buscamos en el Mundial es estar en el top 12 y que de ahí las cosas se den de una muy buena manera, como el hecho de volver a tener la beca, ya que ayudaría a cubrir algunos gastos”, concluye Julio.
La clave
3ª. experiencia
Será la tercera ocasión que compita en un Campeonato Mundial. En Pekín 2015 se ubicó 31, mientras que en Doha 2019 terminó 20.
Frases
“Lo primero que me pasaba en la mente era dejar el deporte, me costó mucho seguir adelante porque entrenaba y no me sentía enfocado”
“Buscando las herramientas adecuadas y las personas indicadas fui saliendo progresivamente de este bache”
Julio César Salazar
Marchista mexicano
MGC