Aquel 30 de marzo de 2001, Michael Phelps apenas tenía 15 años y nueve meses de vida. Su corta edad no importó para poder romper su primer récord mundial. El escenario fue el Campeonato Mundial de Natación en Fukuoka, Japón. Lo hizo en un estilo que se convertiría en su especialidad, mariposa, en específico en los 200 metros.
La marca, 1:54:58, por lo que se convirtió además en el nadador más joven en la historia en lograr un récord mundial, rompía su propio récord establecido en las calificaciones y lo hizo en camino a convertirse por primera vez en campeón mundial. La marca anterior era de Ian Thorpe con 16 años 10 meses que conquistó los 400 mts libres. El mundo de la natación disfrutaba del entusiasmo de tan jóvenes talentos nadando tan rápido.
20 años han pasado y por increíble que parezca, el Tiburón de Baltimore ya no puede presumir ningún récord. Nuevos candidatos han surgido de las albercas de mayor nivel. Caleb Dressel o el húngaro Kristof Milak, quien rompió en 2019 a sus 19 años la marca de 18 años de Phelps con 1 minuto 50.73 segundos. El ganador de 28 medallas olímpicas vio aquella final desde su televisor y quedó impresionado y nostálgico por un récord que lo acompañó por más de la mitad de su vida.