Nely Miranda se toma unos segundos para reflexionar. “Siempre he dicho que lo que tenemos físico ya no podemos modificarlo, pero ¿qué es lo que sí podemos modificar? Es la actitud”, dice la multimedallista mexicana con una sonrisa, al lado de la última presea de bronce que consiguió en los Juegos Paralímpicos de Tokio, en la final de los 50 metros pecho en la categoría SB3.
Y sí, Nely prefiere sonreírle a la adversidad, aun cuando recuerda el accidente que la dejó tetrapléjica a los 28 años: esa caída de una de las escaleras en su trabajo, en las que sus piernas quedaron enredadas en el barandal, provocando que su tronco girara al lado contrario y su cabeza pegara en la pared. Sufrió amnesia 11 días, pero ella insiste, decidió no ser víctima.
“Fue algo impresionante para mí, pareciera que fueran mis primeros Juegos y eso fue más motivante todavía. No sé si por lo que pasé me hizo sentirme como una novata, pero disfruté cada momento de la competencia. Desde la llegada al campamento en Hiroshima, y posteriormente llegar a Tokio y ver las instalaciones de la Villa, y luego la alberca que para mí fue súper impresionante”.
Antes de la cita de Tokio 2020, Nely sufrió convulsiones que le impidieron tener una preparación óptima… cuatro meses antes logró entrar a la alberca y prepararse con el tiempo encima.
¿Qué te dejó Tokio?
Para mí estos juegos Olímpicos fueron una oportunidad de vida para disfrutar esa experiencia. Si bien es cierto, yo no tuve como tal de tres años previos, sino prácticamente cuatro meses debido a problemas de salud, y con lo de la pandemia se me complicó más. Yo digo que es una oportunidad de vida, porque después de estar en coma una semana, y cuando aún no me daban el visto bueno para reincorporarme al deporte de alto rendimiento, para mí fue esa oportunidad y ese momento en el que Dios me dijo, ‘sabes qué, échale ganas y a darle con todo’. Para mí está medalla no es una medalla de bronce, sino una medalla de vida.
¿De dónde sacas fuerza para volver al deporte después del último incidente médico y con tan poco tiempo de preparación?
Ahorita algo similar me pasó cuando tuve el accidente, once días de amnesia, ahora no fue amnesia, sino simplemente, pues no sabía de mí; cuando desperté, me platica Daniela y mi mamá, les decía que por favor ya me sacaran de ahí, que yo gritaba, que no se me oía porque estaba lastimada por la intubación, yo les decía ‘sáquenme de aquí, yo soy una guerrera y voy a luchar una batalla más’, esa era la respuesta al despertar después del coma. Eso se me quedó grabado, y creo que Dios nos pone pruebas a sus guerreros más fuertes. Muchos compañeros decían antes de los Juegos, ‘es que no hemos tenido el tiempo’, yo les decía, ‘ustedes llevan unos meses sin meterse a la alberca, yo llevo dos años’, y apenas estoy moviendo los brazos, de apenas agarrar mi celular, de poder comer sola’. No solo es ganar una medalla, sino disfrutar cada momento.
¿Cuáles son tus próximas metas?
El próximo año está el Mundial en Pereira, Portugal, debo trabajar para dar los tiempos, porque en cada justa se debe cumplir con un lineamiento en cuanto a tiempos para estar dentro de la selección. Posteriormente, a mediano plazo están los Panamericanos, y a largo plazo quiero buscar París 2024, esas son las metas. Mucha gente puede decir, ‘me harta tanto positivismo’, no podemos llenarnos de tantas cosas negativas, porque no nos hace bien, porque contaminamos a los demás. Esa es la parte que me gusta compartir, que sí, hay cosas malas, pero también lo bueno y de nosotros depende que esto sea lo mejor.
¿Por qué dejaste tu etapa como política?
Sí, estuve en la política, me gusta ayudar a la gente. Lamentablemente dentro de la política no siempre te permiten ayudar a la gente, te ponen trabas o no te dejan trabajar, son cosas que no fueron muy afines a mi forma de ser, soy de las personas que no puedo me gusta prometer cosas que no puedo cumplir o que no están dentro de mis facultades; entonces no era de decir ‘yo te prometo que te voy a dar o voy a hacer’, no, yo era realista, a mi alcance está esto, y claro , mucha gente está acostumbrada a creer en las promesas que nunca llegan, por eso decidí hacer a un lado lo que es la política, y claro que sigo ayudando a la gente, no solo hoy que está en una silla de ruedas, sino de toda la vida.
¿Qué pensaste cuando conseguiste ese bronce en Tokio?
Te la estoy enseñando y te trasladas a ese momento en el que ni yo me la creía, porque veía el tiempo, y cuando vi que íbamos en tercer lugar, volteó a ver a Dany y me imaginé la cara de mi profesor José Peláez y dije, se ha de sentir súper orgulloso.