Gusto por camionetas clásicas se convierte en proyectos de restauración entre padres e hijos

En el evento "Papa sobre ruedas" encontramos varias historias memorables sobre cómo una camioneta afianzó más el vínculo paternal.

Este sábado en la Feria de Torreón, se observaron varios trabajos muy dedicados que resaltan a la vista. (Martín Piña)
Carlos Hernández Castrejón
Torreón, Coahuila /

El gusto por las camionetas y picups sigue en aumento entre la población de la Comarca Lagunera, sobre todo los llamados modelos clásicos, los cuales tienen una mayor demanda para convertirse en un proyecto familiar.

En "Papá Sobre Ruedas", muchos padres de familia han aprovechado para sacar de la cochera sus máquinas, en las cuales han invertido tiempo, esfuerzo y sobre todo, dinero, pues se trata de un pasatiempo que se va convirtiendo en estilo de vida.

Este sábado en la Feria de Torreón, se han observado varios trabajos muy dedicados que resaltan a la vista.

"Proyecto que empecé con mi papá que en paz descanse"

Octavio Adame es uno de los participantes en este festival, al cual acude por tercer año, contento por la experiencia que disfruta en compañía de sus amigos.

Acudió con su Ford 79, la clásica, único modelo que sacó Ford con el mismo frente en diferente año, pues la 78 es distinta al igual que la de 1980.

"La compré hace tres años, era de otro color, fue un proyecto que inicié con mi papá Javier, que en paz descanse. Comenzamos a trabajar en ella y ahora a mí me ha tocado terminarla con mucho cariño por lo que significa", comentó.

Afirma que la unidad tiene todo original, menos el volante, pero el resto es de fábrica, sólo se le cambió la suspensión y los detalles son los mismos.

"Vengo con unos amigos, somos independientes, hacemos reuniones con amigos y esta es la tercera vez que venimos a 'Papá Sobre Ruedas', para mostrar lo que tenemos y ver lo que otros tienen", afirmó.

De la inversión, señala que la camioneta le costó 65 mil pesos, estaba muy dañada, ya lleva 150 mil pesos en reparaciones. 

"Esta es la clásica y tiene mucha demanda", aseveró.

"Mi papá se la compró a mi tío y se convirtió en un proyecto de padre e hijo"

Héctor Zúñiga llegó con su Chevrolet 66 C10, la adquirió hace dos años tal y como está actualmente, sólo le ha hecho ajustes al motor, ajustes internos, suspensión, llantas y próximamente los rines, pero es un modelo como pocos, tiene su caja tipo california y su pintura llama bastante la atención, con el color blanco y rojo.

"Esta camioneta anda por arriba de los 300 mil pesos, se cotizan mucho por ser antiguas y lo restauradas que están, no cualquiera tiene una y no cualquiera la restaura", apuntó.

Mario Flores presentó su Willys 54, está sobre un chasis de una Silverado 93 y trae su APLS. Su forma inusual acapara la atención, ya que estas camionetas son difíciles de encontrar actualmente.

"Mi papá se la compró a un tío que la usaba para la minería, pero luego la arrumbó. Un día mi papá logró que mi tío se la vendiera, desde entonces la fue levantando y yo le ayudé. Se ha convertido en un proyecto de papá e hijo", apuntó.

Hay muchas historias donde los vehículos se convierten en un proyecto familiar, donde el padre de familia es el de la idea inicial y en ocasiones son los hijos quienes los terminan.

GERR

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