Pedían 300 mil por cada uno: boxeadora narra secuestro

Especial. La boxeadora Alma Ibarra narra el secuestro que vivió en Boca de Río, Veracruz, junto a su entrenador, entre la noche del miércoles y la tarde del jueves.

Alma Nora Ibarra Vázquez busca clasificarse al Preolímpico de Argentina, donde estará en juego el pase olímpico a Tokio 2020. (Especial)
La boxeadora tiene marca de 7-1 como profesional. (Mexsport)
Martha Cedillo
Monterrey, NL /

Todo transcurría como cualquier día previo a una pelea. La boxeadora Alma Ibarra estaba en Boca del Río, Veracruz, adonde acudió con su entrenador para participar en un torneo cuadrangular de boxeo. La realidad fue otra.

“Dentro de lo que cabe, estoy bien. El miércoles por la tarde-noche entrenamos normal; al día siguiente yo tenía muy temprano mi pesaje, y cuando terminamos de entrenar ya no quise cenar, solo quería dormir y descansar. Me quedé dormida, pero como a las 11:40 (de la noche) mi entrenador llegó a mi cuarto, tocando muy fuerte la puerta, muy desesperado, con una cara de espanto y yo no sabía qué estaba pasando”.

Entonces, “me dijo que le marcaron a su celular y que tenía que ir por mí a mi cuarto, porque nos tenían que sacar del hotel, porque había gente armada y que era por nuestra seguridad; al principio fue así, que era por nuestra seguridad, que no iba a pasar nada, que ellos querían hablar conmigo, tranquilos, o que si prefería que llegara gente a mi habitación con cuernos de chivo, abriendo la puerta a la fuerza para sacarme”.

Aún miércoles por la noche, Alma cuenta que los mantuvieron encerrados en su habitación: “Todo fue por llamadas y videollamadas al celular; lo más extraño es que esa gente tenía nuestro número de habitación, nuestros números de celulares y nombres completos, cuando yo ni sabía la habitación en que estaba mi entrenador, porque tenía un día de haber llegado. No sabemos quién dio todos esos datos.

”Afuera, en el pasillo, se oía mucho movimiento, gente entrando y saliendo, y yo pensaba que realmente sí estaba pasando algo afuera; ya después nos dieron indicaciones; había alguien afuera diciendo que teníamos que bajar en el elevador y nos dieron hasta un número de carro que nos esperaba afuera; nos hicieron bajar, todo el tiempo nos mantenían vigilados y ya nos hicieron salir y nos llevaron a otro hotel”.

El jueves 6 debía presentarse a pesaje, pero “salimos del hotel a la media noche (del miércoles) y ahí nos tuvieron hasta el jueves como a las 2 de la tarde (en un segundo hotel)”, por lo que no asistió al pesaje ni a la pelea pactada: “En mi celular, a la hora del pesaje, el jueves en la mañana, me empezaron a marcar para preguntarme qué me pasaba, por qué no estaba, pero me lo bloquearon para que no pudiera comunicarme.

”Ellos tomaron control de mi número y de mi whatsapp; contestaban como si fuera yo. Según no me presenté al pesaje porque tenía problemas emocionales y sentimentales con Juan, que imagino se referían a mi entrenador; esa fue la misma respuesta a varias personas, porque solo copiaban y pegaban. Y que por eso había decidido no presentarme”.

EL TRASLADO

“Cuando nos hicieron salir del hotel (medianoche del miércoles) nos dijeron ‘con calma, normal’, que dijéramos que íbamos a cenar, que nos tomáramos de la mano y yo les dije ‘no, no te voy a tomar de la mano’. Él sale asustado.

”Nos tuvieron toda la madrugada sin dormir, sin comer, yo sin descansar. Nos dijeron que era por nuestra seguridad, por su bien, que estábamos bien, por la situación que pasaba en otro hotel; ya después de que pasó la hora del pesaje, no sé si ellos sabían mis horarios; una compañera me dijo que sí entraron a la habitación, revisaron si encontraban algo, también a la de mi entrenador, y a una compañera se le hizo extraño que dejara cosas tiradas en el piso, desordenado”.

LAS AMENAZAS

“Después del pesaje ya se puso más difícil, porque se comunicaron con mis papás, les dijeron que nos tenían, que buscaran dinero; ellos nos avisaron que pedían 300 mil pesos por cada uno. Mi entrenador estaba preocupado, porque no tenía manera de conseguirlo.

“Empezaron a amenazarnos; yo me quebré y lloré. Me decían que por qué lloraba, que no se había muerto nadie, que si realmente quería llorar, nada más les avisara para que muriera alguien. Yo me puse a pensar qué iba a pasar si de verdad nos iban a hacer algo. Sentí que todo fue directamente hacía mí, a mi entrenador lo usaron para sacarme del cuarto”.

LA LIBERACIÓN

“Nos dijeron que mis papás habían conseguido una parte de lo que pedían por mí; hasta ahí no sabíamos qué estaba pasando, hasta que varias veces tocaron las señoras de la limpieza, a quienes nos habían hecho decirles que no necesitábamos nada, todo el tiempo con la puerta cerrada, hasta que una señora abrió, entró y nos vio asustados, y se disculpó pues no sabía que había gente.

”No pasaron ni dos minutos y ya llegó la policía. Me acerqué a la puerta, la policía me dijo que me habían reportado como desaparecida, que tenían el reporte de la Federación —de boxeo— y todo, pero yo no sabía si creerles. Entraron a la fuerza. Literal, tumbaron la puerta y nos sacaron”.

VUELTA AL HOTEL

“Cuando eso pasa, yo llego al hotel donde estábamos hospedados con la policía ministerial y todos cuidándonos.

“Desafortunadamente, me entero que mi familia ya había hecho depósitos por cantidades muy grandes. (Aún ‘secuestrados’) Me decía mi entrenador, ‘¿cómo te sientes?’ Yo le decía que bien, que si nos liberaban, iba a comer algo bien, a pesarme y a dormir hasta las 6 de la tarde, porque si estaba recuperada, subía a pelear. Si es necesario que suba a pelear, yo subo.

”Pero ya cuando llegamos, la federación nos dijo que no, que no creían conveniente que pudiera subir a pelea porque tenía más de 24 horas sin comer, más de 12 horas sin dormir y no estaba físicamente para pelear, pero ayer en la madrugada (viernes), que fue la última vez que hablamos con alguien de la federación, nos dijo que el lunes iban a tener una junta y que iban a llegar a un acuerdo.

”Espero que nos puedan dar la oportunidad. No fue algo que estuviera en nuestras manos. Espero que nos den oportunidad, no teníamos planeado lo que pasó”.

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