Dedicarse al fisicoculturismo es algo costoso, que da sus frutos pero que tiene su lado malo. Prueba de ello es la vida actual de Ronnie Coleman, nombrado ocho veces Mr. Olympia por su físico y leyenda de esta actividad. Quien antes deslumbraba en los escenarios, actualmente requiere de una silla de ruedas para desplazarse.
Coleman empezó en el mundo del fisicoculturismo en los 80, cuando entrenaba futbol americano y hacia pesas en el gimnasio. Ingresó a la academia de policía de Texas e inmediatamente impactó por el físico que manejaba.
"Luego de graduarme de la academia, cuanto te sueltan en la calle, uno de los chicos me vio en un llamado y me dijo: ‘Eres bastante grande, ¿Dónde entrenas?’. Le dije que entrenaba en la estación porque era gratis. Me dijo: ‘Tienes que venir a Metroflex, yo trabajo allí'. Así que fui y Brian Dobson (dueño del lugar) estaba ahí", recuerda Coleman en su documental, disponible en Netflix, sobre sus inicios en el fisicoculturismo.
Tras ese encuentro, Dobson y Coleman empezaron una mancuerna que a la postre daría diversos trofeos. En 1990 ganó el premio de Mr. Texas, en 1995 ganó la Copa Pro de Canadá -título que repitió al año siguiente- y en 1997 se consagró en el Gran Premio de Rusia.
Los problemas de espalda de quien fuera ocho veces Mr. Olympia empezaron desde que entrenaba en los 80; sin embargo, su primera lesión de gravedad vino en 1996, cuando sufrió una hernia en un disco mientras se encontraba haciendo sentadillas con 270 kilos.
A pesar de la lesión, Coleman siguió entrenando y compitiendo, logrando ser coronado de manera ininterrumpida Mr. Olympia de 1998 a 2005.
Todo el sacrificio que llegó a realizar por tener un físico envidiable dentro del mundo del fisicoculturismo, le trajo dolor, ya que, debido al desgaste de sus músculos empezó a tener problemas de movilidad.
Mike Hisey, fue el cirujano que trabajó sobre Coleman explicó que debido a todo el peso que llegó a cargar su espalda es que ha tenido tantas intervensiones.
"Es un estado avanzado de desgaste, por todo el peso que le ha puesto a su espalda estos años. Sus discos se han desgastado. Y tuvo operaciones antes de que lo conociera para intentar soltar algunos nervios y hacerles lugar. También un intento de sujetar los huesos que no se curó", explicó en su documental.
Actualmente, Coleman requiere de una silla de ruedas para desplazarse por largas distancias o caminar por mucho tiempo. Incluso, el propio deportista reconoció que necesitaba de muletas para ir al baño y tomar cuatro calmantes para estar algunas horas sin dolor.
"La he tenido durante 2 años. La uso siempre que tengo que viajar largas distancias o caminar largos períodos de tiempo", escribió Coleman en Instagram, donde mostró un video de él en la silla de ruedas.
Hoy en día, a sus 56 años, Coleman sigue entrenándose en el gimnasio, porque es el único estilo de vida que conoce; no obstante, no puede realizar la misma cantidad de ejercicios que en su juventud -y época dorada- lograba.
EML