En la actualidad, el recorrido de la llama olímpica es uno de los eventos previos a los Juegos Olímpicos que simbolizan la paz y la unidad. Muchos han creído que se basa en una antigua tradición griega; sin embargo, en la edad moderna el evento fue gracias a los Nazi.
Cuando en Grecia se organizaban los Juegos Olímpicos, un mensajero recorría las ciudades-estado para anunciar la tregua y que se permitiera el desplazamiento de atletas y público, esto fue el antecedente del recorrido. No obstante, hasta en 1936, Alemania, bajo el régimen del Tercer Reich, organizó la justa y Carl Diem propuso al Comité Olímpico realizar un relevo de antorcha, el cual fue aprobado dos años antes.
Los comités de Grecia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Checoslovaquia, Austria y Alemania fueron quienes dieron el visto bueno a la creación del relevo de antorcha. Aunque la idea siguió hasta la actualidad, en aquel entonces el fuego y la antorcha eran símbolos Nazi que mandaban un mensaje subliminal.
El recorrido de la llama, de 3 mil 200 kilómetros, terminó siendo una propaganda Nazi disfrazada. Fritz Schilgenn fue el último hombre que relevó la antorcha en 1936 y al encender el pebetero del Estadio Olímpico dijo que "sirvió para demostrar el crecimiento del poderío Nazi en Alemania y toda Europa".
Incluso, aunque el relevo de antorcha fue una estrategia política, durante los Juegos Olímpicos, el partido Nazi suprimió las campañas antisemitas que eran habituales y que tenían como función mostrar el lado positivo del movimiento alemán.
Aunque aparentemente fue utilizado para una estrategia Nazi, el relevo de antorcha se ha mantenido; sin embargo, recientemente Jules Boykoff -ex atleta estadunidense y periodista de la NBC- escribió que se debería de suprimir para futuras ediciones, debido a lo que llegó a representar hace 85 años.
EML