La carrera de Tiger Woods en el golf ha estado marcada por los éxitos y el reconocimiento como, quizás, el mejor que ha jugado este deporte. Sin embargo, su historia pudo ser diferente de no ser por una dura decisión que tuvo que tomar.
El golfista estadounidense comenzó su carrera en la cima de la categoría amateur pues; antes de siquiera cumplir los 20 años, ganó tres Abiertos de Estados Unidos, haciendo que todas las miradas se posaran sobre él y su prometedor futuro.
Sin embargo, Woods enfrentaba un problema que le complicaba jugar golf pues, debido a un problema ocular, le costaba ver a lo lejos, cosa que le haría imposible o al menos muy complicado seguir con su tendencia ganadora.
Ante esto y en 1997, Tiger decidió someterse a una cirugía láser para corregir el problema en su visión en lugar de usar un par de lentes, logrando así jugar en su mejor nivel y hasta, según él, 'maximizando su potencial.
El talentoso golfista confesó que después de la operación veía el hoyo más grande, posteriormente -para olvidarse ya del problema- en el año 2000 se sometió a una segunda cirugía, una más de las que posteriormente tendría que enfrentar en su carrera.
Tras ello, regresó para ganar el Abierto de Estados Unidos (profesional) y, con los años, seguiría acumulando victorias y acrecentando lo que es hoy una auténtica leyenda en la historia del golf, codeándose con los más grandes exponentes.
A día de hoy, Tiger Woods cuenta con cinco títulos en el Masters de Augusta, tres en el US Open, tres del The Open Championship y cuatro Campeonatos de PGA, entre otros muchos triunfos que lo han colocado como uno de los mejores de todos los tiempos.
SFRM