Ganadora del Premio Estatal del Deporte en la modalidad de Entrenador por Trayectoria, la maestra Consuelo Martínez Gutiérrez, agradeció el reconocimiento a su trabajo, pero sobre todo hizo un llamado a mantener la viva la esperanza de las personas con cualquier discapacidad, de gozar de mayor inclusión dentro de la sociedad.
Tras recibir la presea de manos del gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís el pasado 5 de noviembre, la maestra Consuelo recordó el motivo por el cual se hizo entrenadora de equipos con discapacidad: el deseo de ayudar a aquellos que no pueden valerse por sí mismos a que adquieran algo de independencia y así poder cambiarles su vida.
Tras graduarse como Licenciada en Educación Física en la Universidad Autónoma de Nuevo León, la maestra fue contactada por una madre de familia, decepcionada porque el médico que atendía a su hijo le dijo que no podría caminar, que iba a estar en cama el resto de su vida.
Ese momento marcó su vida, ya que de ahí nació el propósito de hacer el esfuerzo para que esas personas tuvieran la oportunidad de luchar por cambiar su vida, por mejorar sin rendirse antes de tiempo.
“Recuerdo que a esa señora le dije iba a ver qué podíamos hacer, y pedirle ayuda a Dios”, mencionó.
Luego le llegó otro muchacho con problemas para recibir terapia y con el paso del tiempo, padres de familia le encomendaron a sus hijos al conocer los resultados.
En 1998 hubo un torneo en Cuernavaca, acudieron de todas las delegaciones del país, aunque la maestra Consuelo no estaba inmersa en entrenar a niños con discapacidad, se sorprendió al ver a la gran cantidad de participantes.
Ahí empezó a dirigir en una competencia, la cual albergaba a todo tipo de discapacidad. Comenzó disfrutar el trabajar con niños con discapacidad.
Para mejorar su labor, se dedicó a investigando acerca de cómo manejar a los menores sin lastimar su cuerpo, sin causarles alguna lesión.
Un espacio para ellos
Así fue que le dieron la oportunidad de entrenar a sus muchachos en la YMCA, sin embargo, recuerda que los socios los veían de una forma extraña, con un poco de desprecio, así que no durarían demasiado en ese lugar, sólo un año (1998 a 1999).
Afortunadamente en la Unidad Deportiva Torreón los acogieron gracias al entonces presidente del Patronato Administrador, Omar Gutiérrez de Anda, quien les brindó espacio, y por consiguiente hubo más gente y ahí se quedaron.
Esa fue la única alberca que les abrió las puertas y que no les condicionó.
“Años atrás le llamaban mongolitos a los niños con Síndrome de Down, pero nos acomodamos en la Deportiva Torreón, donde trabajamos por espacio de 18 años”.
La maestra Consuelo Martínez llegó al DIF Torreón para encargarse del equipo de natación, gracias a esa labor que la llevó a competencias nacionales, son 20 años trabajando con niños con discapacidad y 15 dirigiendo a equipos.
Ha visto crecer federaciones, asociaciones y eso le basta para darse cuenta de que esas personas necesitan mayor inclusión en la sociedad, necesitan ser tomados en cuenta.
Su llegada a la Selección
Consuelo Martínez dirigió la selección mexicana de Síndrome de Down en 2006, participó en el Mundial de Irlanda, donde tuvo a Ricardo Herrera, el mejor nadador lagunero con discapacidad, quien logró cinco récord mundiales en natación.
Desafortunadamente sólo pudo dirigir un año al representativo mexicano, debido a que le fue imposible viajar constantemente a la Ciudad de México para dirigir los entrenamientos y estar en concentraciones de la selección. Tenía un compromiso con su gente en La Laguna.
La satisfacción
A la maestra le llamó la atención esa señora con su hijo, Juanito, con parálisis cerebral, quien luego de una serie de sesiones de terapia, comenzó a caminar. Fue campeón de atletismo en silla de ruedas.
“Me he enfocado más en deportistas especiales y silla de ruedas. Algunos no les da para competir, pero sí para rehabilitarse. Les doy la oportunidad de elegir su disciplina, porque tenemos entrenamientos para Paralimpiada, tres horas en mañana y tarde gimnasio al mediodía. Si les gusta otras, entonces elegimos dónde pueden cómodos”.
También ha experimentado el sentimiento al ver izar la bandera de México, como ocurrió en Irlanda.
“Se me cerró la garganta, hasta la fecha cuando lo recuerdo. Ese momento, cuando incluso Ricardo me abrazo, me dijo que no llorara. Ese muchacho que actualmente tiene 35 años".
Lo más complicado
El principal obstáculo que ha encontrado la entrenadora en su labor han sido las mamás, afirma, ya que son ellas
quienes quieren que sus hijos ganen y cuando no lo hacen se ponen difíciles.
“Es hacerles comprender, explicarles por qué no pudo, la situación, convencerles. A fuerza quieren una medalla. Cuando fuimos a competir en una ocasión a Cuernavaca, nos dieron presea todos, pero en Aguascalientes no todos alcanzaron y las mamás fueron a comprarlas. Es malo porque los acostumbran a tener un trofeo sin haberlo ganado. En esto es aplicar psicología, a veces algunos no superan una situación y hablamos con los papás para que ayuden, que no se molesten con sus hijos”.
En busca de casa propia
Con más niños y jóvenes entrenando la natación, es necesario contar con un lugar propio para trabajar bajo sus propias reglas y horarios, además de requerir una alberca para adulto mayor y alberca adecuada para niños con discapacidad.
“Hemos logrado bastantes medallas con ellos y estamos pidiendo que se nos abra la puerta, que nos apoyen con instalaciones. Esperemos el año próximo logremos tener nuestro propio espacio, estamos trabajando en eso”, señaló.
EGO