Si algo nos ha demostrado el deporte paralímpico es que México es un semillero de muchos atletas que, con perseverancia y talento, han puesto en alto el nombre de nuestro país en competencias internacionales.
Uno de los más claros ejemplos lo podemos encontrar en Vianney Trejo, nadadora que ha ganado alrededor de 300 medallas, la mayoría de oro, en competencias dentro y fuera de nuestra nación, además de queha impuesto récords parapanamericanos e incluso ha sido reconocida con múltiples premios.
Nacida y criada en la Ciudad de México, la atleta de 26 años de edad ha tenido que enfrentar muchas situaciones a lo largo de su existencia. Vino al mundo el 2 de agosto de 1994 con una malformación congénita en el brazo, por lo que tuvo que someterse a terapia física, sumándose al hecho que se le diagnosticó asma a los cuatro años. Se adentró en la alberca y comenzó a enamorarse de este deporte, hasta que a los 12 años se adentró en el alto rendimiento, inspirada por su hermano, que ya competía a nivel convencional.
“Fue por lo que me incline hacia un deporte, en especial la natación, porque era como el deporte que más les recomendaron a mis papás, el deporte que me podía ayudar más, tanto en la rehabilitación por discapacidad, como en la rehabilitación para el asma”, relató Trejo para MILENIO-La Afición.
Cuando su hermano comenzó a competir, le llamó mucho la atención el ambiente que se vivía, y eso que ella se percataba de las cosas únicamente como espectadora, así que investigaron y así fue como pudo llegar a la selección paralímpica en 2007, en donde ha permanecido.
Con dos Juegos Paralímpicos de experiencia (Londres 2012 y Río 2016), Vianney se prepara para Tokio, en donde ya tiene su clasificación segura desde que dio marca en los Parapanamericanos de Perú el año pasado.
Sin embargo, con la presente pandemia, Vianney admite que no fue sencillo, pues sus entrenamientos cambiaron mucho, tomando en cuenta el confinamiento. Sin alberca en su casa y sin la posibilidad de acudir a una, tuvo que cambiar sus rutinas de 70% agua y 30% preparación física a un 100 por ciento de ejercicio en tierra.
“Al inicio si fue bastante pesado, no es lo mismo nadar el kilometraje con las intensidades que estamos acostumbrados, a estar haciendo únicamente preparación física, obviamente, se pierden algunas capacidades físicas, y se adquieren otras al tener un entrenamiento puramente físico”, reconoció, con medio año fuera del ambiente acuático, pero enfocada en mantener la condición necesaria para cuando sea momento de volver a nadar y buscar una medalla en Tokio.
Sobre la falta de recursos en muchos atletas, señaló que es una situación que preocupa y ligado a muchos temas políticos, ya que, aunque ellos como atletas no deberían estar preocupados más que en competir, resulta que son temas que pueden llegar a distraerlos y perjudicarlos en sus metas.
Sobre desapariciones como la de Fodepar, dijo que no espera que desaparezca el apoyo, sino que no hay conocimiento de que es lo que se hará para que las oportunidades no se vean reducidas.
“Realmente la desaparición de FODEPAR no es sinónimo a desaparición de recursos, simplemente es la desaparición del nombre como tal, los recursos los vamos a seguir teniendo, el problema es que no nos han dicho ni cómo, ni dónde ni cuándo, ni a través de quién, ese es el único problema, pero los apoyos como atletas los vamos a seguir teniendo”, dijo Vianney, quien al inicio de su carrera le costó conseguir recursos al apenas ir comenzando y que los patrocinadores no tenían garantías de éxito, una situación que no es anormal en México.
OMCS