Todo se puede, lo que tú quieras hacer: Pastora Durán Martínez

Edición Fin de Semana

La deportista en Tehuacán conoció de cerca la pasión por el deporte hasta el inicio de su cuarta década de vida.

Pastora Durán Martínez. (Especial)
Édgar González
Puebla /

No fue sino hasta el inicio de su cuarta década de vida que la sevillana, naturalizada mexicana, poblana por adopción, residente de Tehuacán, Pastora Durán Martínez, conoció de cerca la pasión y entrega por el deporte, siendo el triatlón lo que a ella sirvió a llenar el vacío que la partida terrenal de su padre, Antonio Durán, le dejó.

Historia que marcó un antes y un después en su vida, que a cinco años de distancia, la han llevado a tomar nuevos retos en su carrera, respaldados por la preparación constante que la impulsaron a emprender su faceta como entrenadora y guía, al dejar en claro que la edad no es un límite para crecer y aterrizar los sueños.

¿Cómo inicias en el rubro deportivo?

“De chica me inculcaron el deporte mis papás, primero la natación por sobrevivencia, de los cuatro, casi cinco años, a los dieciséis años, hice gimnasia rítmica, lo hice a un nivel muy competitivo en España, me casé muy joven y ya no volví a hacer veintidós años ejercicio en mi vida, estaba peleada con el ejercicio completamente. A través de una pérdida que tuve, que fue la pérdida de mi papá, en ese momento era el tomar antidepresivos o generar ese bienestar en forma que no fuera química, me dieron la opción, era tomar fármacos o hacer ejercicio, la verdad decidí que no haría ejercicio, que me iba a la farmacia, cuando vi las cajas en el mostrador dije -qué pensaría mi papá de todo esto-, porque era una decisión fácil, por así decirlo, decidí que no las compraría y al día siguiente le hablé a una amiga que corría y le pedí que me enseñara a correr”.

¿Después de dar ese paso, cómo te adentras en el triatlón?

“Un amigo de la familia había hecho triatlón, él tenía un motódromo, me invitó un día, me prestó una bicicleta de triatlón, las zapatillas, yo era bien aventada, me aventé a rodar ese día ahí, él me dijo -se te da la disciplina, por qué no haces un triatlón-, él me metió la espinita de ver qué era eso de un triatlón. Me metí a buscar eventos, encontré el Triatlón del Serial Nacional en Veracruz, había una categoría para ‘Solo Novatas’, un triatlón en distancia muy pequeña que es el súper sprint, se me hizo ideal, nunca había nadado, sabía flotar, me fui al triatlón habiendo nadando bien poco, me eché los 400 metros de ‘perrito’, pero salí del agua, me fue bien, rodé, corrí, gateé, porque sentía que me moría con algunos metros, de ahí me di cuenta que era algo serio”.

¿Con quién inicias tus entrenamientos para lograr el éxito a nivel personal y deportivo?

“Tuve un entrenador que al final no confió en mí, que no creía en las mujeres, en ese momento no fue el que mejor me guió, duré muy poco con él, cambié a un entrenador, elegí al Doctor Sergio Jiménez Cancino, maravilloso ser humano, médico del deporte, runner poblano, entrena a una cantidad importante de atletas en Puebla, le pedí ayuda, él me dijo -yo entreno corredores, no triatletas-, pero le insistí y le pedí que me ayudara, así que aceptó, tenía todas las tablas, sabía lo que iba a hacer conmigo, me llevó de una manera maravillosa, salía de Tehuacán para ir a Puebla cada tercer día, así casi seis meses, él también a veces venía, Sergio fue quien me llevó en primer larga distancia, fue la mejor experiencia de mi vida, me cuidó mucho, hizo que lo disfrutara”.

El triatlón sirvió a Pastora Durán llenar el vacío de la partida terrenal de su padre. (Especial)

¿Cuál fue esa experiencia de la mano de Sergio Jiménez?

“Fue a los ocho meses de haberme iniciado en el mundo del triatlón y fue en Barcelona, un triatlón precioso, muy noble, él me había dicho -pagaste por diecisiete horas, disfrútalo-, hice trece horas con quince minutos, estábamos felices porque era un excelente tiempo para lo poco que llevaba en el deporte, de ahí me di cuenta que había empezado mal todo, porque en el triatlón se debe ir de menos a más, Sergio me soltó y de ahí tuve un entrenador que se llama Eligio Cervantes, vicepresidente de la Federación Mexicana, me dijo -olvídate de Iron Mans, de larga distancia y vamos por el triatlón sprint, para que pases uno o dos años hasta que tu fisiología se adapte-. Con él, al primer triatlón que hice con él, califiqué al Mundial, siguiendo sus entrenamientos, soy muy disciplinada, soy mamá, trabajo, puedes seguir disfrutando de tu vida, porque entrenaba dos horas al día”.

¿Consideras que asistir al Mundial es hasta ahora tu logro más importante?

“Es el logro más bonito e importante, porque para calificar debes quedar entre los primeros tres, pero cumplir con un porcentaje que pide la Federación Internacional, califiqué en primer lugar, fue mi primer podio, fue muy emotivo. Sí es el más importante, porque era un Mundial, me sentía la súper atleta olímpica, casi, casi”.

¿Cómo cambias de ser alumna a convertirte en entrenadora?

“Me volví muy inquieta en este tema, cuando algo me gusta y me apasiona, soy muy inquieta. La Federación tiene un programa muy padre a nivel internacional para certificar entrenadores, son tres módulos, me inscribí y los fui haciendo, a la par me inscribí en la UCLA para aprender nutrición deportiva, una certificación en Health Coaching, al inicio no pensaba en entrenar gente, era más por el hambre de conocimiento que tenía, pero la verdad me enamoré y dije -sí quiero algún día tener un equipo, lo poco que sé, sí quiero entrenar gente-, desde hace dos meses tengo mi equipo que se llama ‘Durance’ y ya somos 48 atletas, ha crecido muchísimo, llevo atletas de carrera a pie, ciclismo y triatlón, vamos muy bien”.

¿Cuál sería tu mensaje a la gente que cree que ya no está para iniciar en el deporte?

“Que el único límite que tenemos es el cielo, no podemos tocarlo, mientras podamos soñar y tengamos vida, podemos lograr lo que queramos, yo lo he visto. Es encontrar lo que te gusta, no hay edad para llevarlo a cabo, tengo atletas que van a empezar a hacer triatlón, tienen más de cincuenta años, si tú quieres hacerlo, vas a hacerlo, el único límite somos nosotros mismos o la muerte, pero todo se puede, lo que tú quieras hacer, se puede”, finalizó.

mpl

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