La consigna de México en esta Copa Mundial es “cero excusas”, y dentro de ello nadie debe quejarse del menú.
Para conseguir la mejor actuación de su historia en un Mundial, México no escatimó en nada y llegó a Rusia con un cargamento de dos toneladas de alimentos que incluye todo lo necesario para que a sus jugadores no les falte nada de lo que acostumbran comer en casa, incluyendo, desde luego los tradicionales tacos, quesadillas y salsas picantes.
Los mexicanos tienen como mejor resultado en Copa del Mundo los cuartos de final que alcanzaron como anfitriones en 1970 y 1986 pero desde que llegó el seleccionador colombiano Juan Carlos Osorio, el equipo ha armado un equipo de trabajo que, además de sus asistentes en el campo, incluye un entrenador mental, un kinesiólogo, un especialista en recuperación física, además de la nutricionista Beatriz Boullosa.
"El profesor Osorio lo dice, aquí no hay excusas, es un hombre que se basa en datos duros para tomar decisiones y nos ha abierto oportunidades para que cada uno, en sus distintas áreas de trabajo, pueda aportar a la selección nacional", dijo Boullosa a The Associated Press. "Sabemos que el futbol se ha llevado más por cábalas y que 'yo como fui jugador y esto me funcionó se aplica', pero aquí así no son las cosas, aquí nos basamos en ciencia para tomar las decisiones".
Boullosa, quien es presidenta de la Federación Mexicana de Nutrición Deportiva, trabaja con representativos nacionales de futbol desde el 2010. En 2011 formó parte del equipo que logró el campeonato mundial Sub17 como anfitriones y un año más tarde colaboró para que México ganara la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, quizá el logro más grande en la historia del futbol nacional.
A pesar de eso, el entrenador Miguel Herrera no la consideró como parte del equipo que fue al Mundial de Brasil y su arribo a la selección mayor se dio cuando Osorio firmó con México a finales del 2015.
Parte del trabajo de Boullosa consiste en preparar una dieta distinta para cada uno de los 23 seleccionados y cada menú es preparado por el chef Fernando Parra.
"Cada jugador tiene necesidades específicas, no sólo por su posición sino por características físicas, aparte tomamos en cuenta el desgaste en los entrenamientos y partidos. No es lo mismo uno que juega medio tiempo a otro que estuvo los 90 minutos o el que se quedó en la banca", dijo la nutricionista. "Hay que tomar en cuentas cada variable para asegurarnos que cada jugador obtenga lo que necesita".
Además de monitorear los alimentos que consumen, Boullosa también es responsable de supervisar los suplementos alimenticios que se consumen y para evitar un posible caso de dopaje los mandó a supervisar a un laboratorio en Alemania que les certificó que no tienen ninguna sustancia en la lista negra de la Agencia Mundial Antidopaje.
"Nunca habrá garantías al 100 por ciento pero esta es una manera de protegernos de que no hay sustancias prohibidas en lo que consumimos", dijo Boullosa.
Otro aspecto que fue estrictamente cuidado fue el no consumir carne roja mientras duró la concentración en México para evitar un positivo por ingesta de clembuterol, una sustancia dopante que, aunque está prohibido, es usada en México y otros países para engordar el ganado.
La selección mayor tuvo una mala experiencia con esa sustancia en el 2011 cuando el portero Guillermo Ochoa y otros cuatro jugadores arrojaron positivo por consumir carne roja contaminada con clembuterol.
"Desde que llegamos a Dinamarca (los jugadores) ya consumen carne de res", dijo Boullosa refiriéndose a la escala que hizo México en Copenhague antes de llegar a Moscú. "Ellos son carnívoros por naturaleza y los alegra el comer carne roja, además en términos de nutrición era importante porque me da hierro de buena bio-disponibilidad que lo teníamos restringido mientras estuvimos en México".
Ya con la carne roja disponible en su dieta, los jugadores del Tri tienen permitido comer toda la comida que probaban habitualmente en sus hogares, incluyendo los tradicionales tacos.
"Además de que viajamos con mucha comida, trajimos al chef que prepara los platillos según el gusto de cada jugador y le da el toque casero a la comida porque trajimos masa y está haciendo tortillas de maíz a mano que nos saben a gloria", dijo la nutricionista. "Los jugadores piden sus quesadillas, sus tacos de res y de pollo, es algo que psicológicamente ayuda porque los acercas a casa".
Y como buenos mexicanos, los tacos no pueden comerse sin la compañía de las salsas picantes que también fueron incluidas en el cargamento que llegó a Rusia desde México.
"Hay una salsa a base de cacahuate que es deliciosa, trajimos otras salsas que son muy picosas y otras menores", agregó Boullosa. "Pero también trajimos latas de frijoles, elotes, venimos súper cargados".
Y sin pretextos.