De Veracruz a Rusia, mexicano cumple sueño de ir al Mundial

Mundial Rusia 2018

Román Enríquez de 63 años, asistió al certamen más importante de futbol y presenció la victoria de México ante Alemania

Román Enríquez convivió con otros mexicanos que viajaron a Rusia para apoyar al Tri.
Román es dueño de una tienda de abarrotes y de un molino de nixtamal.
Viajar a Rusia fue para Román un sueño cumplido.
Viajar a Rusia fue para Román un sueño cumplido.
Verónica Díaz
Veracruz /

A sus 63 años, pero movido por la emoción Román Enríquez subió casi a zancadas las escaleras del estadio Luzhnikí de Moscú. Habían llegado 20 minutos después de lo previsto al partido México-Alemania, el 17 de junio. El capitán del vuelo había prometido llegar a tiempo, a toda costa.

“Salimos el sábado a las 6 de la tarde, nos comunicaron por medio de las azafatas que el comandante de la tripulación dijo: `de que van a llegar al partido van a llegar`, dijo que le iba a dar duro… Y así fue, llegamos como 20 minutos, ya estaban dando las alineaciones”, recuerda Román Enríquez.

Así fue como inició la historia que todo fanático de futbol quisiera vivir: un golpe de suerte mandó a Román, con todos los gastos pagados a Rusia, a ver jugar a la selección Mexicana. Una aventura que para empezar lo conmovió profundamente.

“Uh –explica-- te dan ganas hasta de llorar, sí de veras, el que no lo siente, no sé… a lo mejor es sólo un juego de futbol, pero escuchar el Himno Nacional Mexicano no… se escurren hasta las lágrimas”.



Dueño de una tienda de abarrotes y de un molino de nixtamal con lo que se gana la vida…Román consiguió el sueño de todo aficionado del futbol al hacer una compra de casi 5 mil pesos y ganarse un viaje que le pudo haber costado casi 300 mil pesos: un viaje a Rusia con todos los gastos pagados para el Mundial de Futbol, aunque le costó trabajo creerlo.

“Le estoy hablando de Cementos Mexicanos, me dijo el hombre. Pues creo que sí, yo pensé que estaba mal, entonces… pero él me insistía: ¿lo cree verdad? Le voy a ser sincero no, todavía no, tantas llamadas que le hacen a uno. Yo no me entusiasmé, dije, a lo mejor me están engañando”, recuerda Enríquez ya de regreso a Llanos de San Lorenzo un pequeño pueblo de poco más de mil habitantes en Papantla, Veracruz.

“Antes de esto, sólo me había ganado puro reintegro. Anduve de cobrador como 10 años en una línea de transportes y hacían rifas, me saqué una lámpara grande, un ventilador y nada más, pero sí yo siento que la suerte la tengo…”

Desde pequeño, la pasión deportiva de don Román es por el beisbol, pero se declara “Chiva de corazón” y fan del Real Madrid…así que presenciar un partido de la Selección Mexicana contra Alemania y el de Polonia-Senegal fue toda una aventura que le permitió disfrutar de una ciudad que le encantó.

“Nos dijeron: aquí pidan y tomen lo que quieran porque es para todos y sí, tomamos, comimos lo que quisimos y garramos valor para ir a gritar allá arriba. Yo dije si no es orita ¿cuándo? La ciudad me gustó con sus edificios grandes, sus calles grandes no como en Papantla; por dónde nosotros estábamos viviendo una calle principal corría ahí de 8 carriles 4 para allá, 4 para acá”.



Mientras él disfrutaba en Rusia, su esposa Paola Juárez calculaba que “había estado muy enfermo un año anterior; decíamos mi hija y yo en este día tu papá estaba así, íbamos caminando hacia al hospital y no sé, fue una bendición de Dios”.

Éste es un hombre que ha perseguido la suerte y la encontró al comprar una bomba de agua, pero no sin trabajar; estuvo 10 años en Estados Unidos como migrante para solventar los estudios de sus dos hijas, una que ahora es maestra y la otra que terminó la preparatoria…

“Siento que hay que trabajar para poder salir adelante; yo trabajo desde que me levanto hasta las 11 de la noche en que estoy bien cansado. Es de todos los días mi trabajo, yo estoy cansadísimo tengo 63 años y me fui 10 años de aquí para el otro lado”.

Por lo pronto, la suerte ha llegado hasta la tienda Construrama, a quien le distribuye Cementos Mexicanos, donde se obtuvo el premio, de acuerdo con el dueño de la tienda Cenobio De la Torre:

“Muchas veces hasta el cliente nos cuesta trabajo que acepte como el caso de don Román, sin embargo que ahora que saben muchos clientes que aquí se dio un premio, ahora preguntan cuándo hay otra promoción”.

“Ya hasta famoso soy, --dice Román entre risas-- ¡pa su mecha!, lo que me trajo el viaje, me alegra, bendito sea Dios”.