Fiel a su discurso, una vez más Serena Williams no quiso reflexionar sobre el tema de su legado en el artículo de la revista Vogue donde revela su próximo retiro. Lo que deja claro es que quiere ser recordada por algo más que el tenis: “pasé por tiempos duros como tenista profesional, para que la próxima generación lo pueda tener más fácil” con la esperanza de que “las mujeres atletas puedan ser ellas mismas en la cancha”.
Uno de esos momentos que muchos aficionados al deporte no querían que llegara, finalmente está aquí. Este 2022 será por siempre recordado como el año en que la legendaria Williams pone a descansar definitivamente a su raqueta: “Nunca me ha gustado la palabra retiro. Quizá la mejor palabra para describir en lo que estoy es evolución. Estoy aquí para decirles que estoy evolucionando lejos del tenis” escribió.
En la reacción al anuncio, se nota la huella. La noticia no solo no pasó desapercibida, dio inicio una vez más a innumerables debates alrededor de una de las figuras más importantes en la historia del deporte y para muchos la mejor tenista de la historia. Serena Jameka Williams, ganadora de 23 Grand Slams, tenista revolucionaria que irrumpió en una industria de blancos y sirve aún de inspiración para cualquiera que ame este deporte, se despedirá en algún punto tras el US Open que inicia a finales de agosto. Sin ser favorita, buscará que aquella estadística que injustamente le reclaman desaparezca.
Más allá de los números
Pero los números no siempre son lo que más importa, no por nada Margaret Court, quien ostenta el récord de más Grand Slams con 24 –y que Serena buscará una vez más igualar– nunca ha estado realmente en la discusión como la mejor de los tiempos. “Algunos juegan el juego. Otros lo cambian” dictaba el tuit que compartió la cuenta oficial de Wimbledon, donde Serena consiguió siete de su majors. Ganó cada uno de los cuatro grandes del calendario al menos tres veces y fue indomable en una época en que el tenis femenil necesitaba este tipo de figura.
Ha sido la cara del deporte desde que ganó su primer US Open en 1999 a los 17 años. 73 títulos en singles, 23 en dobles y 94 millones de dólares en ganancias después, nadie en la rama femenil ha logrado irrumpir de la manera en que ella lo hizo hace dos décadas.
Junto a su hermana Venus, dictó la pauta de lo que tenía que ser el tenis de mujeres para el siglo XXI, crearon un nuevo estilo de saque, convirtieron la devolución en un arma, su poderoso revés a dos manos fue digno de estudio y las estrategias de ataque sufrieron un cambio total en cuestión de imagen atlética.
“Si yo fuera hombre no hubiera tenido que decidir”
Su último Grand Slam llegó en el Abierto de Australia en 2017, cuando tenía dos meses de embarazo. Feroz defensora de la igualdad de género dentro y fuera de la cancha, en su artículo también compartió: “Si yo fuera hombre, no hubiera tenido que decidir entre el tenis y una familia”.
Hoy Serena buscará aprovechar la cada vez más angosta ventana que le queda para extender la familia, ya que cuando cuelgue la raqueta, estará a escasas semanas de celebrar sus 41 años. Tras un complicado parto con su hija Olympia, se entiende que desafortunadamente tenga que decidir entre competir a un alto nivel o la familia.
¿Qué sigue para la leyenda? Además de enfocarse en su familia, ha sido clara en que busca expandir Serena Ventures, la firma que lanzó en 2019 en apoyo a las mujeres, gente de color y jóvenes emprendedores. Quizá está de más decirlo, pero Serena Williams es más que una tenista. Es un símbolo en el centro de la cultura americana, de excelencia negra, de la maternidad moderna y del éxito más allá del deporte. “Serena exudaba fuerza y confidencia, exuberancia emocional” escribió Gerald Marzorati en su libro Seeing Serena de 2020, “buscó su agenda y batalló para obtenerla, lo logró creando el espacio cultural para ser exactamente ella.”
FCM