El futbol profesional de Tamaulipas vivió hace 20 años otra de las grandes hazañas, al darse el ascenso de la Jaiba Brava a la desaparecida Primera División “A”, categoría previa al máximo circuito del deporte en México. convertido posteriormente en el Tampico-Madero, sumó para la región y el estado un trofeo más a la vitrinas.
Dirigidos por José Camacho Serrato, causante principal de alcanzar la Primera División en 1994, un grupo de elementos jóvenes se conjuntaron para imponer condiciones contra el resto de los equipos, entre ellos Potros Zitácuaro, cuya rivalidad fue marcada en meno de un año con tres enfrentamientos en fases finales.
Para instalarse en esta instancia, el equipo antes conocido como Águilas de Tamaulipas, propiedad de la familia Hernández Zúñiga, se coronó en el Apertura 2000, al derrotar en la final a los michoacanos. Para el Clausura 2001 se enfilaban a llevarse de nuevo el cetro, pero la filial del Atlante les puso un duro traspié en las semifinales para eliminarlos.
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El destino los enfrentó en una tercera ocasión, la más importante pues estaba en juego el boleto a la División de Plata. En Zitácuaro, el 17 de mayo, el conjunto celeste se plantó en cancha rival con inteligencia y sacó ventaja por la mínima diferencia.
Así, un domingo 20 de mayo, el Estadio Tamaulipas lució lleno desde dos horas antes del compromiso. La tónica del encuentro fue la misma, Potros maniatados al ataque y en contraparte hubo mucho peligro en su cabaña por los constantes arribos de los porteños en todo el trámite.
El duelo se finiquitó en la parte complementaria, primero con el cabezazo de Luis Chávez tras un tiro de esquina y minutos más tarde, la definición del argentino Héctor “La Yaya” Álvarez en el área. Fue suficiente para ganar la final de ascenso, el trofeo y el derecho a revaluar la franquicia.