En la década de los ochenta su particular personalidad sacó de quicio a jueces y autoridades del deporte. Incluso, sus provocaciones a Bjorn Borg marcaron una de las rivalidades más épicas de la historia del tenis, pero a sus 62 años de vida y a 27 años de su retiro en singles, John McEnroe parece no haberse alejado por completo de ese comportamiento que lo llevó a ser el gran chico malo del deporte blanco por excelencia.
Ex número 1 del mundo y con siete títulos de Grand Slam en singles y nueve en dobles en su palmarés, el estadounidense logró mantenerse involucrado en el tenis de distintas maneras y nunca se alejó de los reflectores. Más allá de un mediático divorcio de su primera esposa, la actriz Tatum O’Neal y su siguiente matrimonio con la cantante de rock Patty Smyth, hasta hoy felizmente casados, McEnroe ha dedicado su vida después de ser jugador, a ser más bien comentarista de color para el deporte sobre todo en los distintos Grand Slams, así como otros torneos y para cadenas como la BBC, ESPN, CBS o NBC.
Sin alejarse de la polémica hasta en su nuevo trabajo, McEnroe ha sido en ocasiones señalado por ser hostil con sus compañeros comentaristas, criticando que las mujeres no pueden comentar en la rama varonil y que aquellos que no saben lo que es jugar en la cancha central de un escenario de campeonato no tienen derecho a opinar. Más allá de hecho se ha mantenido ocupado con distintos negocios, tuvo una galería de arte a inicios de los noventa e incluso formó una banda llamada Johny and The Smyths en honor a su esposa. También ha aparecido en distintos programas de televisión y películas, así como concentrarse en actividades filantrópicas y tener su academia de tenis para ayudar en el desarrollo del deporte.