El 11 de junio de 1989, un curioso tenista de 1.75 de altura y tan solo 17 años de edad, dejó en shock al deporte blanco. Michael Chang se convertía en el más joven jugador en la historia en ganar un Grand Slam y lo hacía en el considerado más difícil de conquistar ante rivales de categoría.
Era apenas su segunda participación en la arcilla de París, por lo que Chang no era favorito a pesar de haber vencido a Pete Sampras en el camino. Quizá más que la final se recuerda el partidazo en cuarta ronda que protagonizó frente a Ivan Lendl, tres veces campeón en el Abierto de Francia, al cual le había remontado tras los dos primeros sets.
Ante el sueco Stefan Edberg, que se retiraría con seis títulos de Grand Slam en su palmarés, la joven promesa no tenía aún la atención merecida. Con 17 años, 110 días, Chang se llevó el primer set, cayó en los siguientes dos, para terminar una remontada épica y adjudicarse la Copa de los Mosqueteros al derrotar al sueco 6-1, 3-6, 4-6, 6-4, 6-2. Ese fue su única conquista en un Grand Slam, aunque disputó otras dos finales, pero su récord como el más joven tenista masculino en ganar se mantiene.
RGS