Dejemos a un lado la gran batalla de cinco sets del año pasado entre Rafael Nadal y Daniil Medvedev en Flushing Meadows que de inmediato paso a ser considerada una de las mejores finales del US Open, y demos espacio en estas líneas a la nostalgia que provocaron tenistas de antaño.
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Como suele pasar en estos listados la decisión no es fácil, pero entre la final del 2009 con Federer y del Potro como protagonistas, pasando por la de 1995 entre los históricos Sampras y Agassi o en la rama femenil la de Steffi Graf ante Monica Seles el mismo año y el prácticamente perfecto partido entre Martina Navratilova y Chris Evert en 1984, nos decantamos por lo que fue un buen plato de revancha sobre la mesa entre John McEnroe y Bjorn Borg en 1980.
Es aún considerada Top 3 entre las mejores rivalidades en la historia del tenis e incluso hay una película sobre ambos tenistas basada en su final de Wimbledon el mismo año. Aquel verano el estadounidense no sabía que obtendría su mejor revancha y de local, pues el sueco se había llevado el título en la catedral. Sin discutir el hecho de que la mejor final tuvo que haber sido una a cinco sets, el marcador 7-6, 6-1, 6-7, 5-7, 6-4 describe gran parte de lo que esta guerra.
Llamó mucho la atención la manera de recuperarse de McEnroe que si bien había ganado los primeros dos sets y el primero en tie break, venía de una épica batalla en semifinales ante Jimmy Connors también a cinco sets que le pasó factura para el tercer set y cuarto. En este punto el sueco lucía como favorito debido a que no había perdido en 12 partidos anteriores a cinco sets pero el local consiguió su segundo título en Nueva York. Un año después se volverían a topar en las mismas finales con dos victorias para John McEnroe.
RGS