La primera semifinal de las WTA Finals ya estaba resuelta a la mitad. La cita máxima ya había reservado un asiento español pero faltaba colocarle un nombre, Paula o Garbiñe. El trayecto de ambas predecía un encuentro que podía llegar al límite, pero Muguruza dio un paso adelante en términos de calidad.
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Garbiñe guardó sus mejores juegos con el servicio para la semifinal ante Badosa. Durante todo el primer parcial no enfrentó un solo punto de quiebre en contra, situación extraña para Paula en la devolución. Por el contrario, Muguruza siempre encontró la manera de incomodar el saque de Paula y logró quebrarla hasta en dos ocasiones. Con un 6-3 puso un pie en la final.
La agresividad de Badosa estaba ahí pero Muguruza también dio un gran partido en la defensa. Paula tuvo que acostumbrarse a que normalmente volvían una o dos pelotas más de lo que se encontró en fase de grupos, eso también la llevó a cometer más errores y le planteó un encuentro más complicado.
Garbiñe bajó un poco las revoluciones en el segundo pero la tónica fue similar. Cuando Muguruza se equivoca poco, sus probabilidades de ganar aumentan considerablemente y una prueba fue el duelo ante Badosa. Un quiebre tempranero la encaminó a la victoria.
Paula tuvo dos oportunidades de recuperar el quiebre inmediatamente después, pero falló en ambas. La victoria anímica le aportó a una Muguruza que ya estaba crecida por saberse superior y estarlo demostrando en pista. En el segundo set, un solo rompimiento fue suficiente.
Muguruza se clarificó a la final de las WTA Finals con un doble 6-3 ante su compatriota. Paula Badosa se marchó como una de las revelaciones del año y Garbiñe permaneció en el estadio para recibir aplausos. La mejor española del ranking consiguió otra victoria llena de confianza y con aires de favorita.
MC