Las grandes rivalidades llenan arenas y los insultos en las conferencias de prense se han vuelto indispensables para vender pagos por evento en los últimos años, pero Caín Velásquez no está interesado en eso, no es parte de su carácter.
El peleador, hijo de mexicanos, pero nacido en Salinas, California es considerado uno de los mejores pesos completos en la historia del UFC y tiene un carácter reservado, es hombre de pocas palabras.
Su primer careo en más de 30 meses ocurrió esta semana cuando se paró frente al enorme Francis Ngannou, que impone con sus 1.93 metros de estatura y sus 12 finalizaciones, tres de ellas para bono de la noche en UFC. Sin embargo, se fundieron en un abrazo, los ataques los guardaron para el octágono.
“Físicamente estoy al cien, listo para esta pelea, descansé el cuerpo y mente, estoy listo para alguien como Francis Ngannou que es peligroso por su boxeo. Pero con la estrategia perfecta puedo ganar fácilmente”, asegura Velásquez, quien luce en gran forma física y todo su equipo asegura que está mejor que antes de la pausa en su carrera, que data de julio del 2016.
Éste campamento tomó su tiempo, aunque estaba sano para pelear desde hace varios meses, necesitaba que todas las condiciones se dieran, firmar un nuevo contrato y que fuera en un lugar donde se sintiera en casa, como Phoenix, donde estudió y fue luchador para ASU.
“Sí es importante pelear aquí en Phoenix, en frente de mi familia y amigos, es algo que yo quería, era perfecto para mi regreso y ante alguien como Francis que es peligroso. Yo crecí aquí, competí aquí toda mi vida y estoy emocionado de pelear aquí”, agregó el ex monarca.
Vencer al camerunés, le ofrece la oportunidad de volver a soñar con el título y asegura que le pedirá al UFC que la bandera de México esté presente, pero antes tiene que esperar a que su mejor amigo, Daniel Cormier, decida retirarse: “Yo lo apoyo todo el tiempo, entrenamos juntos, quiero lo mejor para él y el para mí, si el quiere pelear dos o tres veces más yo lo voy a esperar”, explicó.
Estos dos años y medio, en los que tuvo que cancelar la revancha ante Fabricio Werdum y sometese a cirugía en la espalda resultaron benéficos en el tema personal, pues valora el tiempo que pudo pasar junto a su esposa durante el embarazo y el primer año de su segundo hijo, Caín Jr.