El derecho a vivir sin dolor

Mujeres 2023

La licencia menstrual es una tema laboral, pero también una puerta a la salud para millones de mexicanas.

El derecho a vivir sin dolor. Ilustraciones: Shutterstock / Flaticon
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

El 14 de febrero, Lilia N festejó con un té de canela bien cargado. La celebración no fue por el Día de la Amistad, sino porque mientras la canela le anestesiaba el vientre para paliar el dolor que sufre cada mes, en el Congreso de la Ciudad de México se aprobaron, con 45 votos a favor, dos iniciativas para impulsar la creación de la llamada “licencia de menstruación”, que otorga “dos días al mes con goce de sueldo a las mujeres trabajadoras y personas menstruantes que presentan dismenorrea en grado incapacitante”, dice la propuesta. 

Desde que comenzó con sus periodos en secundaria, Lilia N ha sufrido de cólicos cada mes; algunas veces son casi insoportables y en ocasiones se acompañan de hemorragias abundantes que la dejan agotada. De pequeña nunca fue al ginecólogo, en su casa “no había para eso”, cuenta, y en el ISSSTE la mandaron a casa con una caja de ibuprofeno en la mano las dos veces que acudió a consulta familiar, a instancias de su mamá. 

Existen varias razones por las que la menstruación puede ocasionar dolor, dice Lourdes Flores, ginecóloga especialista en anticoncepción, fertilidad y endometriosis. “De primera instancia no tiene por qué doler; causan molestia los coágulos grandes que al salir abren de más el pequeño orificio menstrual en el cérvix, o cuando hay demasiado tejido endometrial que se inflama, o se desprende, pero son alteraciones que deben corregirse para mejorar la calidad de vida de la paciente”. 

Mientras se revisa la situación clínica y se determinan un diagnóstico y un tratamiento, “es deseable que la paciente tenga la opción de descansar en casa un par de días. Lo ideal es que viva sin dolor, pero la licencia de menstruación ayudaría en tanto no se encuentre una solución médica. Otras veces no hay dolor , pero hay hemorragias y también son casos que requieren el permiso”, señala la especialista . 

Y agrega que temas como la endometriosis, “tardan hasta 10 años en diagnosticarse correctamente, pues los síntomas son similares a los de otros trastornos. Muchas veces se confirma hasta que la mujer llega al quirófano”. 

El primer paso , dice Flores, es acudir al ginecólogo; si bien el sistema público de salud no brinda acceso a especialistas en el primer nivel de contacto, “los médicos familiares deberían estar capacitados para hacer las primeras exploraciones del caso y, si se requiere, derivar a las pacientes con el ginecólogo”.

Fue hasta que comenzó a trabajar y alguna de sus amigas le aseguró que “esos dolores y hemorragias no son algo normal”, que Lilia N reintentó pedir apoyo.

Un empujón legal 

La aprobación de la licencia en el Congreso de capitalino causó un gran revuelo en febrero. Hubo debate en redes sociales y en los medios tradicionales; las opiniones en contra y las muestras de apoyo fueron y vinieron de las redes a la radio y TV, a pesar de que no basta la iniciativa local para lograr que se establezca este permiso, en tanto busca reformar la leyes federales (la del Trabajo y la de los Trabajadores al Servicio del Estado ) .

“Nadie debe vivir con dolor. Me parece buena propuesta y tengo la certeza de que hace falta tenerla en México. Sería fabuloso que en el Congreso federal dieran luz a esa reforma”, opina Aideé Zamorano, fundadora de la iniciativa Mamá Godín, que lucha por los derechos de las madres trabajadoras. 

“El problema básico es la falta de acceso a información sobre el tema y que las leyes (en su mayoría) las han hecho los hombres”, agrega Zamorano, “si ellos menstruaran y sufrieran el dolor, el permiso existiría desde hace años y también habría uno por la menopausia y sus trastornos. Falta perspectiva de género y falta la participación de más mujeres en la creación de políticas públicas”. 

Diez años...

En promedio tarda el diagnóstico de endometriosis

Más allá de un descanso 

Un estudio publicado en 2016 por la University College de Londres, firmado por el especialista en salud reproductiva John Guillebaud, afirma que un fuerte dolor menstrual llega a ser comparado con el dolor que causa un ataque al corazón o un dolor en la pleura. Ciertamente no todo mundo lo experimenta, pero entre 20 por ciento y 50 por ciento de las niñas y mujeres lo han sufrido alguna vez.

Tampoco todas lo padecen todos los meses, a menos que se deba “a una enfermedad grave. En todo caso, las mujeres que sufren dismenorrea deben ser valoradas y tratadas por un profesional para mejorar su calidad de vida”, afirma la doctora Flores. Es el caso de la endometriosis, que la sufren al menos 10 por ciento de las mujeres en México

En este sentido, la licencia de menstruación no debería ser un fin último, sino el principio de la salud menstrual de las mujeres mexicanas. “La idea es que el permiso de menstruación no se utilice, o al menos no más de unas pocas veces. Se trata de que ese día que una mujer no va al trabajo porque tiene un dolor menstrual incapacitante, acuda al médico para que la valore y le brinde un tratamiento adecuado para que le deje de doler. No hablamos solo de analgésicos, sino de una solución de fondo al problema que le esté provocando ese dolor”, explica Verónica Delgadillo, senadora del Cogreso de la República. 

En tal caso, ante las quejas de muchos por la propuesta —que en redes y medios tradicionales opinaron que “abona a la desigualdad laboral en contra del hombre” —, la licencia no es una invitación a que las mujeres sufran en casa en vez de la oficina, sino la oportunidad de reconocer que nadie debe vivir con dolor y que es necesario tratarse. En este sentido, Delgadillo García trabaja desde hace seis años en diversas propuestas orientadas a mejorar el acceso de la mujer a la salud menstrual.

1 de cada 2 ...

Mujeres han sufrido dismenorrea al menos una vez en su vida

Con paga, desde luego 

En México vamos muy atrasados en este tema, pero mejor tarde que nunca”, señala Aideé Zamorano, de Mamá Godín, tras comentar que en Japón esta licencia —aunque sin goce de sueldo — existe desde 1947, y también opera en distintas versiones en otros países de Asia y Escandinavia. En nuestro país, sostiene Zamorano, la licencia debe ser con goce de sueldo, ya que las condiciones laborales de las mexicanas tienen importantes brechas de desigualdad. “Ya estamos en la escalera más baja de los centros de trabajo con salarios entre 14 y 35 por ciento menores que nuestros pares varones, así que pensar en irte de permiso sin paga no es viable”. 

La también creadora del ranking de Las Mejores Empresas para Madres Trabajadoras señala que esta licencia queda corta, al solo atender las necesidades de las mujeres en trabajos formales; “las que trabajan en la informalidad, o cuidan sin remuneración, o las estudiantes… . hay un universo que quedará excluido de este tema que nos atañe a todas. Pero es un buen principio”. 

En concordancia, las iniciativas que Verónica Delgadillo tiene en la Cámara de Senadores en espera de ser discutidas abarcan, sí, un permiso menstrual, pero también aborda otros temas que beneficiarán a las “personas con vivencias menstruales”, dice, como la gratuidad y acceso a materiales de cuidado menstrual para grupos vulnerables —toallas, tampones y copas —; la educación menstrual para niños y niñas, y el acceso a servicios de salud menstrual gratuitos . 

Estas propuestas están orientadas a dar una respuesta integral a los problemas que la menstruación puede ocasionar : el estigma que considera a la menstruación como algo “sucio e inconfesable”, y mantiene a 35 por ciento de las adolescentes fuera de la escuela de 3 a 5 días por mes para evitar el bullying; el suplicio de trabajar con dolor para evitar un descuento o un despido; el acceso a insumos de higiene y privacidad en escuelas y centros de trabajo, y por supuesto el dolor mismo. 

Lilia N aún espera diagnóstico y tratamiento defintivo; por ahora disfruta sus días sin dolor gracias a algunas opciones paliativas.

Es claro que el acceso de las mujeres a la salud no se limita a los temas reproductivos, pues sufren diversos padecimientos crónico degenerativos que, igual que a los hombres, les restan calidad de vida y las incapacitan. Sin embargo, para llegar a ese punto, debe primero estar cubierto todo el tema ginecológico que las diferencia y al mismo tiempo las segrega en temas laborales y educativos de manera muy evidente.

jegb

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