Se dice que existe seguridad alimentaria cuando una persona tiene acceso físico y económico a alimentos suficientes, seguros y nutritivos. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tras la pandemia y el estallido de la guerra Rusia-Ucrania, aproximadamente 3.7 por ciento de la población mexicana vive en inseguridad alimentaria severa, pero si tomamos en cuenta la disminución en la cantidad y la calidad de la comida, la cifra aumenta a 26 por ciento.
Esto quiere decir que unos 33 millones de mexicanos, en promedio, enfrenta actualmente algún nivel de inseguridad alimentaria, debido al aumento de precios en los víveres, por la inflación que aqueja al país y al mundo.
En contraparte, mientras a 1 de cada 4 mexicanos no le alcanza su ingreso para acceder a la comida mínima necesaria para sobrevivir con un nivel adecuado de nutrición, la tercera parte de los alimentos en el país son desperdiciados, lo que representa 38 toneladas por minuto, un volumen suficiente para mantener a 28.6 millones de personas, según cifras del Banco de Alimentos de México (BAMX).
Desde hace muchos años, los bancos de alimentos trabajan para rescatar una buena parte de esa comida que ha perdido su valor comercial, ya sea por aproximarse a la fecha de caducidad, por mal aspecto o por ser un excedente de producción, y hacerla llegar a quienes la necesitan.
Una de estas Instituciones de Asistencia Privada (IAP) es Alimento Para Todos (APT), un banco de alimentos que opera principalmente en el corazón de la Central de Abastos de la Ciudad de México, con el objetivo de evitar que una enorme cantidad de comida termine en los contenedores de basura.
El trabajo de Alimento Para Todos beneficia a 25,000 familias, también visto como 116 mil personas al mes, según Anabel Díaz, directora de desarrollo institucional de APT. La distribución de los productos se hace por medio de asociaciones civiles (A.C.) que trabajan directamente con las comunidades beneficiadas.
“El concepto de dignidad no todo el mundo lo tiene bien definido. Muchas veces sufrimos un poco con los donantes, pues nos ven como bote de basura y no lo somos. Necesitamos dignidad en los donativos, nuestro criterio es ‘¿Te lo comerías tú, o se lo darías a tus hijos?’ ¿No?Entonces no lo dones”, explicó Díaz.
La mayoría de los alimentos que se reciben son frutas y verduras; tan solo de la Central de Abastos se acopian 500 toneladas mensuales. El grupo alimenticio que menos se recibe son los cárnicos, las donaciones de estos son prácticamente inexistentes, de acuerdo con Díaz, debido a que este tipo de comida se descompone muy rápido cuando sale de refrigeración.
Cada comestible tiene un valor en el mercado, del cual se obtiene un promedio y el banco de alimentos los entrega a los beneficiarios a cambio de una cuota de recuperación de máximo 10 por ciento del precio. Esos ingresos se utilizan para sostener los gastos de operación de APT (pago a los trabajadores, transporte, adquisición de más comida).
Por otra parte, Alimento Para Todos hace honor a su nombre, al recibir también comida para mascotas, la cual es entregada en albergues de animales, que principalmente atienden perros y gatos. Asimismo, cuando los alimentos ya no son aptos para el consumo humano, APT los vende a criadores de ganado para el consumo de los animales en las granjas.
RPG