Hoy en día ya no hay pretexto para ser una empresa contaminante, porque existen soluciones para cumplir con las regulaciones medioambientales más exigentes y ayudar al planeta a luchar contra la crisis climática.
En México y el mundo existen muchas innovaciones, que van desde medidas simples de ahorro de agua y de energía y de separación de residuos sólidos hasta modernos sistemas digitales o de inteligencia artificial, que ayudan a llevar un control de los procesos productivos y mitigar su impacto hacia el medio ambiente, comenta Ricardo Reyes, director de Transformación y Estrategia de Veolia México.
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“Existen sistemas de gestión inteligente o de digitalización de los activos, para los procesos productivos, que permiten llevar una gestión correcta de los equipos y de los recursos o insumos que se utilizan. Otra rama que viene fuerte es la inteligencia artificial, que nos ayuda a elaborar modelos para predecir qué va a pasar con los recursos o qué va a pasar con los activos (maquinaria, equipo, instalaciones)”, refiere el experto.
Con esta estrategia, las empresas pueden ocupar menos energía y agua, menos materia prima y generar menos desechos sólidos o residuos peligrosos, entre otras ventajas.
México contribuye con 1.4% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo, lo que lo convierte en un relevante generador de agentes contaminantes a la atmósfera, ligeramente por debajo de Alemania, que aporta 1.6 por ciento, pero más arriba de España que contribuye con 0.7 por ciento.
En este sentido, el país tiene que asumir su responsabilidad frente al fenómeno del cambio climático, algo que 97 por ciento de los mexicanos reconoce como una preocupación que se debe atender, según el estudio “Barómetro de la transformación ecológica México”, elaborado este año por la empresa francesa Veolia.
Un botón de muestra de lo que ya hacen las empresas para reducir las emisiones de GEI son los dos Centros Ambientales que tiene Veolia en Ecatepec, Estado de México, y Villa de Reyes, San Luis Potosí, los cuales procesan cada uno 40 mil toneladas de residuos industriales anuales -desperdicios de diferentes compañías- para convertirlas en un combustible que utilizan las cementeras para alimentar sus calderas.
“El primer buen efecto es que las cementeras dejan de ocupar combustibles fósiles y utilizan uno que procede de residuos de otras industrias”, comenta Ricardo Reyes; así se cumple con los principios de economía circular, al reducir, reutilizar y reciclar los insumos de la producción.
¿Y los residuos líquidos?
Al ser México un país con problemas de estrés hídrico disponibilidad insuficiente para la demanda, las empresas también han tenido que buscar opciones para hacer rendir el agua que utilizan sin consumir más y no afectar sus operaciones de producción.
Las empresas de alimentos son grandes “devoradoras” de agua, pero en el país ya existen casos exitosos de compañías que han logrado no solo reducir su consumo, sino que además utilizan el agua en 100%, es decir que nada arrojan a la coladera.
“Existe una empresa muy grande, de lácteos, en la cual (como socios) ya logramos hacer que tenga cero descargas, ¿qué significa eso? Que su agua de producción se vuelve a purificar, va a algunos procesos secundarios, a servicios, pero otra parte ya se reinyecta en el proceso”, explica Reyes.
Experiencias como estas implican el uso de diversas soluciones como tratamientos físico-químicos, de clarificación y decantación y tratamientos biológicos, entre otros. “ Al final del día, depende de la calidad que necesites que tenga el agua”, asegura Reyes.
Si bien el sector industrial es un candidato natural para incorporar en sus procesos el principio de las “Tres R” -reducir, reutilizar y reciclar- las empresas de servicios no están exentas de esta necesidad. Veolia colabora con 500 empresas industriales en aspectos de gestión del agua, de energía y de residuos sólidos, pero también atiende a empresas de servicios, tales como hoteles, hospitales y edificios de oficinas, a los que apoya en aspectos de eficiencia energética y manejo de agua.
“Ayudamos a hoteles en sus estrategias de reducción de energía, haciendo medidas para bajar el consumo o bien ocupando tecnologías de eficiencia energética; esto significa gestionar correctamente los enfriadores, calderas, evaporadores, todo lo que usa el hotel para operar”, dice Ricardo Reyes.
En nuestro país, 89 por ciento de los mexicanos reconoce que el fenómeno del cambio climático está impulsado principalmente por la actividad humana, según el “Barómetro de la transformación ecológica México”. Sin embargo, esta consciencia no se ve reflejada en la adaptación de todas las empresas, sobre todo en las pequeñas y medianas.
“Hay distintos grados de maduración. Algunas empresas sí están logrando sus objetivos de sustentabilidad ambiental, pero otras yo diría que ya van tarde; muchas empresas no se dan cuenta que esto está avanzando”, advierte Ricardo Reyes.
Las grandes empresas trasnacionales, que “ya están muy avanzadas en sus países de origen, son las que están dinamizando el mercado mexicano”. Por ejemplo: las automotrices prefieren a los proveedores de autopartes que usan energía renovable, porque sus matrices les exigen una “trazabilidad de energía limpia”, concluye el experto.
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