Gracias a la cercanía geográfica de México con Estados Unidos (EU) y al T-MEC, China comenzó a acelerar de manera importante sus inversiones en nuestro país, del que hoy en día es ya el segundo socio comercial en Latinoamérica. La expectativa es que las empresas chinas que sacaron sus inversiones del país estadounidense por conflictos comerciales, lleguen a tierra azteca en los próximos cuatro años, para mantener su comercio en EU a través de México y, al mismo tiempo, aprovechar el mercado nacional.
México se convirtió en el segundo destino preferido para los inversionistas chinos en América Latina en los últimos dos años, con una participación de 20.3% del total, solo por debajo de Brasil (21%). La intención de las compañías asiáticas es aprovechar los beneficios del T-MEC, particularmente en el sector automotriz, energético y de telecomunicaciones, dice Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía de la UNAM, de manera que nuestro país serviría como una puerta de entrada al mercado más grande del planeta •EU•, con el que mantiene una guerra comercial detonada en la era del presidente Donald Trump.
Además del atractivo mercado local. “Los empresarios chinos se han dado cuenta del potencial que ofrece México con sus más de 120 millones de habitantes”, menciona Amapola Grijalva, presidenta de la Cámara de Comercio y Tecnología China-México, quien anticipa que entre 2021 y 2025 un gran número de empresas chinas acelerarán sus inversiones en el país, debido a que aproximadamente 70,000 empresarios de esa nación asiática sacaron sus capitales de EU por conflictos comerciales.
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De acuerdo con el estudio “Monitor de la OFDI de China en América Latina y el Caribe 2021”, elaborado por la Red Académica de América, en los últimos dos años, las empresas de origen chino inyectaron en México 5,831 millones de dólares (mdd) de los 14,000 mdd que han apostado en el país en los últimos 20 años, de los cuales 42% se ejerció entre el 2019 y el 2020.
Si bien en el primer bimestre del año, las exportaciones mexicanas al país oriental crecieron 60.7% con respecto del año pasado, debido a los efectos de la pandemia, y aún hay mucho margen para aumentar esa relación, aún existen temas por resolver antes de que China se vuelque en México y “abra la cartera” para propiciar un mayor intercambio comercial e inversiones directas.
Las complicaciones regulatorias que hacen de México un destino menos atractivo que otras naciones de Latinoamérica, aunadas a la falta de certeza jurídica, la política comercial que maneja el gobierno actual y el triste recuerdo de la cancelación de megaobras con inversión china en la administración de Enrique Peña Nieto, son un lastre pendiente de soltar.
Con todo, Amapola Grijalva opina que puede existir complementariedad entre ambos países en algunos sectores. China cuenta con un déficit alimenticio que significa para los mexicanos una buena oportunidad para enviar productos frescos y procesados a aquel país e incluso pueden complementarse en la industria automotriz, porque los proveedores chinos buscarán cada vez más establecerse en México para abastecer a ese sector.
Pero para que los mexicanos puedan vender más al mercado chino requieren apoyo del gobierno federal y de los gobiernos estatales. “Necesitan incentivos al campo para producir más, ya que, en la mayoría de los casos, casi 100% de su producción exportable está comprometida con EU”, agrega Grijalva.
La presidenta de la asociación explica que la importancia que tiene México para China es en términos del vínculo con América Latina, ya que es el segundo socio más importante que tiene la nación asiática en el subcontinente.
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Reflejo sudamericano
México podría mirarse en el espejo de Sudamérica para identificar oportunidades y atraer las inversiones chinas al país. En los últimos 16 años, el país asiático se convirtió en el principal socio comercial de Chile, Brasil, Perú y Uruguay, y en el segundo de México, Argentina, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, según datos de la Red Académica de América. Si se toman solo las exportaciones, el peso del mercado chino para los países del sur de América es aún más relevante.
Un ejemplo de ello es Brasil, la principal economía de la región. En 2020, Brasil exportó a China 48,416 mdd. Ante esas cifras, las exportaciones de México al mercado chino se empequeñecen. En el primer bimestre del año, los envíos mexicanos sumaron 1,507 mdd, un incremento de 60.7% con respecto del año pasado.
En tanto, las importaciones que realizó México proveniente de este país ascendie- ron a 13,390 mdd, cifra 6% superior a la observada en el primer bimestre de 2020.
Otra de las diferencias entre México y los países sudamericanos a la hora de acercarse a China, es el momento de atraer inversiones. Dussel Peters, de la UNAM, asegura que la IED de China en México representa apenas el 0.2% con respecto a lo que atraen otros países de la región, por lo que el potencial de crecimiento es realmente atractivo.
“China no invierte más en México porque en términos regulatorios es un país muy complejo, aunado a que las empresas chinas no han terminado de comprender los procesos y les resultan más fáciles que en otros países de América Latina”, detalla el catedrático de la UNAM y agrega que
“si bien la relación de China con nuestro país nunca fue mala, no se distinguió por ser intensa en el ámbito institucional y estuvo repleta de malos entendidos”.
Falta de certeza
Históricamente los inversionistas chinos tienen cierta resistencia a desembarcar en el mercado mexicano, no solo porque entre ambas naciones existe una cultura organizacional diferente, también por un tema de confianza. En 2015, el gobierno mexicano rompió lazos con los empresarios chinos, luego de que el entonces presidente Enrique Peña Nieto echara para atrás dos megaproyectos de infraestructura: el tren de alta velocidad México-Querétaro y el desarrollo de Dragon Mart en Cancún, Quintana Roo.
Con la revocación de la licitación del tren se perdieron 3,750 mdd y con el desarrollo se revirtió un plan de inversión de 180 mdd, de los cuales solo 10% correspondía a capital asiático. En abril de ese mismo año, ejecutivos de compañías chinas dijeron que no tenían interés en inyectar capital en México.
Con la llegada del gobierno de López Obrador, en 2018, y el acercamiento que hubo por parte de las autoridades se abrió una posibilidad de que las inversiones del dragón regresaran a territorio azteca. No obstante, la falta de certeza jurídica hizo dudar a los empresarios chinos sobre si es momento de abrir la cartera en México o es mejor esperar.
Adolfo X. Zagal Olivares, socio de GEA Infraestructura, asegura que China sí tiene la intención de invertir en México, existe un gran interés de establecerse y competir en el país, pero dos motivos influyen en que esto no haya ocurrido ni con los montos, ni en el tiempo que se esperaba en esta administración.
“Todavía quedan secuelas por la cancelación de las inversiones en el sexenio pasado y las decisiones de política económica del presidente López Obrador influyen en la toma de decisiones. México es un nicho muy importante para invertir en infraestructura, pero las señales que se han enviado no son idóneas”, manifiesta.
Además señala que México le conviene tener de aliado a China, pues representa la entrada a una economía cuyo Producto Interno Bruto (PIB) se prevé que crezca al menos 6% este año, es un mercado potencial de 1,393 millones de consumidores (cifras hasta 2018), y significa el desarrollo de nuevas obras de infraestructura.
Amapola Grijalva, de la Cámara de Comercio y Tecnología China-México, afirma que “sí vemos que puede haber un crecimiento respecto a las importaciones, que regionalmente se están haciendo en bienes de capital, también de bienes intermedios, que ocupa 75% de todas las operaciones entre México y China; del comercio total, el otro 25% está conformado por importaciones de productos de consumo”, y añade que el crecimiento económico de China le dará a México un gran potencial para expandir sus plataformas exportadoras en el resto del mundo.
Por su parte, el CEO de Drip Capital México, Edmundo Montaño, destaca que el país tiene la oportunidad de absorber la producción que se mude de Asia, ya que el T-MEC dio seguridad para tener un marco operativo competitivo. Y refie- re que las inversiones chinas generaron 62,570 empleos, esta cantidad representa 55.6% de las plazas laborales generadas por esta misma compañía en los últimos dos años en México.
“Factores como la cercanía geográfica y la especialización que México ha logrado acumular en estos últimos años lo convierten en un atractivo socio, ahora que EU comienza a buscar la independencia comercial de China”, reconoce Montaño.
“Es relevante comprender que si la inversión China se concentró en Brasil y parcialmente en Argentina en los últimos 15 años, sobre todo en la primera década del siglo XXI, un grupo nuevo de países, entre ellos, Chile, México, Perú y Colombia son el principal destino de la inversión China actualmente”, señala Enrique Dussel Peters de la UNAM.