La dura defensa del medio ambiente

SUSTENTABLE 2024

Panorama ecofeminista mexicano, en el CCEMx, visibiliza el doble riesgo al que se exponen las mujeres que luchan por su territorio.

Autosuficiencia energética y cuidado del medio ambiente en la Universidad de Colima.
Aleida Azamar Alonso
Ciudad de México /

México vive una situación crítica en cuanto a violencia de género y en el caso de muchas activistas y defensoras ambientales, es común que lidien con una doble carga de riesgo. Ellas no solo enfrentan las amenazas derivadas de su activismo en defensa del territorio y los bienes naturales, sino que también deben lidiar con las discriminaciones, criminalización y violencias históricas.

Dichas mujeres se encuentran en la intersección de múltiples opresiones: por su género, origen étnico, clase social y ubicación geográfica, por ello es que su lucha no es solo ambiental, sino también una resistencia contra la exclusión sistemática y la negación de sus derechos básicos, exponiéndose al 100 por ciento de riesgo de violencia por las actividades que realizan.

De acuerdo a cifras de organizaciones civiles, México es uno de los países más peligrosos para las activistas ambientales, muchas de ellas mujeres, que defienden su tierra y su comunidad frente a la explotación desenfrenada de los bienes naturales.

En este contexto, el ecofeminismo surge como una corriente de pensamiento que vincula la lucha por los derechos de las mujeres con la defensa del medio ambiente, argumentando que ambas opresiones –la de género y la ambiental– están interrelacionadas y comparten una raíz común en las estructuras de poder patriarcales y capitalistas.

El ecofeminismo no solo denuncia la explotación de las mujeres y la naturaleza, también busca alternativas que propongan formas más equitativas y sustentables de organizar la sociedad y la economía. Esta perspectiva es particularmente importante en países como México, donde los territorios de las mujeres rurales y de comunidades indígenas están en la primera línea de defensa contra proyectos extractivos y de infraestructura que amenazan tanto su vida como su entorno.

A pesar de la gravedad de la situación, la respuesta a estos problemas a menudo ha sido insuficiente, pues la marginación de las voces femeninas y la falta de políticas efectivas para proteger a las defensoras del territorio y sus derechos continúan perpetuando el ciclo de violencia y explotación. Sin embargo, existen esfuerzos colectivos que buscan articular nuevas resistencias y solidaridades, fomentando espacios para que las mujeres encuentren maneras de resistir y proponer alternativas.

ella dice...

“Más allá de la crítica o la denuncia, es fundamental

Construir puentes entre diferentes movimientos y personas que comparten un objetivo común”

En este marco se presenta el evento Verde y verso. Panorama ecofeminista mexicano, organizado por el Centro Cultural de España en México, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Fundación Rosa Luxemburg, el cual tiene como objetivo visibilizar las luchas de las mujeres en defensa de su territorio y generar un espacio de reflexión crítica y acción.

A través de diversas actividades –cine debate, conferencias, talleres, charlas y un mercadito sustentable –se propone una plataforma donde las voces de las mujeres que enfrentan estas violencias sean escuchadas y sus propuestas de resistencia discutidas.

Y es que, más allá de la crítica o la denuncia, es fundamental construir puentes entre diferentes movimientos y personas que comparten un objetivo común: desafiar las estructuras de poder que perpetúan la exclusión y la devastación. Así, es necesario generar comunidad, reflexión y acción desde abajo, allí donde las soluciones reales comienzan a gestarse.

CHC

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