El futuro del vino mexicano

FT Mercados

Si bien hay un crecimiento anual de dos dígitos y el sector tiene un valor de 32,000 mdd, los productores deben cuidar la regulación y el campo para asegurar su éxito.

La industria vitivinícola busca seguir creciendo en Baja California pero respetando la naturaleza y las áreas de agricultura.
Ramón Rivera
Ciudad de México /

En cuatro años, el consumo del vino en México pasó de 0.78 litros a poco más de un litro per cápita; además, una de cada tres botellas que se consume, se produce en el país. 

El mercado del vino en nuestra nación ha mostrado un crecimiento sostenido de dos dígitos en el último lustro, por lo que se estima que tiene un valor superior a los 32,000 millones de pesos mdp, según Euromonitor.

Los impulsores

 Para Gabriel Padilla Maya, director general del Consejo Mexicano Vitivinícola, el trabajo que ha hecho la iniciativa privada en la última década contribuyó a la difusión de los caldos e impulsó a una incipiente cultura del vino, “especialmente entre las mujeres y en los jóvenes, quienes son los principales consumidores de las más de 10 millones de cajas que se comercializan en el país”, explica. 

El Consejo Mexicano Vitivinícola es un organismo privado, que integra a empresas y organismos del sector (de Baja California, Querétaro, Coahuila, Chihuahua y Guanajuato), en conjunto representan 90% de la producción nacional y juntos crearon la Marca Colectiva del Vino Mexicano, un distintivo que busca dotar de identidad frente a la competencia extranjera.

 A su vez, Lluís Reventós Llopart, enólogo y gerente de Freixenet México, asegura que este conocimiento impulsa la creación de vinos de calidad, pues “aunque no son eruditos, los consumidores poseen la preparación necesaria para reconocer un buen vino”, dice. 

México tiene más de 200 bodegas y empresas comercializadoras en 13 entidades del país que producen vino, entre las que se encuentran Casa Madero con 21 etiquetas, Casa Pedro Domecq con seis etiquetas y Monte Xanic con 15 etiquetas, incluyendo las ediciones especiales.

Las regiones que más han contribuido a la producción del vino son Baja California y Querétaro. Estos son los únicos estados considerados como destinos enoturísticos en México. 

Estas entidades concentran en conjunto el mayor número de turistas: más de 1.5 millones de visitantes anuales, y tan solo en Baja California y Querétaro dejaron una derrama superior a los 4,700 y 3,779 mdp, respectivamente.

Las zonas clave

 El municipio de Ensenada, Baja California, tiene los principales valles vitivinícolas del país: Guadalupe, Ojos Negros, La Grulla y Santo Tomás, que albergan más de 3,500 hectáreas y 170 casas vinícolas que producen 75% del vino mexicano. 

Además es la industria líder en el estado, no solo por la generación de economía de Baja California, sino por “forjar el mayor valor cultural de la región. Actualmente, Ensenada está en el mapa mundial y es considerada la principal productora de vino del país por la excepcional calidad de sus productos”, dice Fernando Pérez Castro, presidente del Comité Provino de Baja California, una asociación civil creada hace casi tres décadas para impulsar el consumo del vino, como a través de organización de festivales y vendimias.

 Gracias a esta labor, el número de visitantes a la región se multiplicó en los últimos 10 años, “pasamos de 200,000 a 800,000 en 2018, por lo que se ha generado toda una industria con gastronomía, hospedaje, catas, maridajes, tours, para satisfacer las necesidades de los turistas”, menciona Pérez Castro. 

El Dato.

6,747 hectáreas

se dedican a la producción de vino en México


A su vez, la región de Querétaro, posee 400 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, donde tan solo en 2018 se cosecharon cerca de 3,000 toneladas. El estado se ha consolidado como el principal productor de vino espumoso del país (con el 80%) y el gobierno estatal creó hace más de una década la ruta Arte, Queso y Vino, la cual integra actualmente 10 municipios y 20 casas vinícolas. En 2018 recibió un poco más de 865,000 de visitantes hospedados en la región. La Finca Sala Vivé by Freixenet, localizada en Valle de Bernal, fue la pionera en el estado: desde hace 20 años comenzó a ofrecer visitas guiadas, “buscamos comercializar el vino que producíamos, creando una cultura de esta bebida”, afirma Lluís Reventós. 

La finca, que elabora más de 2 millones de botellas al año, recibe anualmente a más de 300,000 turistas, por lo que es considerada como la empresa de mayor importancia en el sector enoturístico del país.

Hacia el boom 

Dentro de los retos está un crecimiento sostenido. Fernando Pérez Castro opina que el incremento en el consumo del vino también podría poner en riesgo al sector en Baja California: “queremos seguir creciendo, pero a través de un marco normativo y aspectos básicos para la industria.

 “Queremos que sea el motor de un desarrollo integral en la región, que incluya factores económicos, sociales, políticos y comunitarios”, dice Pérez Castro.

 Se está trabajando con el gobierno para que se cumpla el Plan de Ordenamiento Territorial de 2018, “para que se respeten las zonas que consideramos fundamentales para el desarrollo del valle: las áreas de agricultura y las sustentables”.

Por su parte, el director general del Consejo Mexicano Vitivinícola, considera que la industria enfrenta otro reto, pues todavía no responde al potencial de crecimiento y el desarrollo del mercado. El directivo dice que actualmente, hay en el país 6,747 hectáreas dedicadas a la producción de vinos, por lo que están trabajando para aumentar los terrenos de cultivo actualmente. 

“Estimamos que en los próximos 10 años se incremente el número de hectáreas en más de 100%, para llegar a unas 15,000, que nos permitirían alcanzar 45% en la participación del mercado interno”. Para lograr este objetivo, el líder del consejo, Gabriel Padilla Maya, menciona que se necesitan leyes que promuevan el desarrollo de la industria, acceso a financiamientos públicos y privados.

 Además de seguir importando tecnología de vanguardia, innovación en las buenas prácticas empresariales y la cooperación internacional de países como España, Argentina, Chile y Estados Unidos, para que nuestros vinos tengan una consistencia de calidad y de excelencia ante el público”. 

Al respecto, durante el encuentro “México y sus Vinos”, organizado por Milenio Foros, Alberto Curis García, presidente de la Comisión de Vinos del Consejo Mexicano Vitivinícola, mencionó que se “requieren herramientas para que el vino mexicano tenga el alcance que se espera”. 

El Dato.

10 millones

de cajas de vino se


comercializan en el país


Por su parte, Pablo Alonzo Pérez, tesorero de Somos Vid y director de Vinícola Santa Elena y Bodegas Origen, sugirió que la coordinación con otras instituciones financieras permitirá ofrecer el vino de una forma más económica y así ganar consumidores. 

Por su parte, Hans Backhoff Guerrero, director general de Monte Xanic, una de las casas vinícolas más antiguas del país, dijo que para poder crecer y mantener el mercado, “tendríamos que plantar alrededor de 19,000 hectáreas; un reto importante al que debemos empezar a considerar como el foco central para poder incentivar este crecimiento en producciones de plantación”. 

Finalmente Oscar Vargas, director de Marketing de Casa Pedro Domecq dijo que México necesita impulsar el consumo de vino mexicano, a través de tres vertientes: “democratización del consumo de vino, es decir, utilizar un lenguaje más coloquial para acercar a un mayor número de personas; innovar en la producción de vinos, pensando en el gusto de las personas, y, finalmente, profesionalizar el sector, mediante escuelas y certificados para que se preparen más enólogos, sommeliers y agrónomos”, dijo Vargas.


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