El próximo domingo, los argentinos decidirán si le renuevan la confianza al presidente Mauricio Macri o impulsan el retorno del kirchnerismo al poder, la fuerza política que gobernó el país entre 2003 y 2015.
La decisión no solo determinará el rumbo que recorrerá Argentina en los próximos cuatro años para hacer frente a una de sus cíclicas crisis económicas, sino que también delineará el escenario en el que operarán las empresas mexicanas presentes en ese mercado, además de aumentar el intercambio comercial entre ambos países, el cual es de 3,000 millones de dólares (mdd) actualmente.
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“El próximo gobierno en Argentina heredará muchos problemas no resueltos: un déficit fiscal que no sabe cómo cubrirá, vencimientos de deuda que tendrá que reprogramar, regímenes laboral e impositivo extremadamente antiguos que deberá modernizar, y una economía muy cerrada que habrá que abrir”, dice Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales, en Buenos Aires. “Cualquiera de los candidatos que gane las elecciones deberá enfocarse en resolver estos problemas de competitividad”.
Todo indica que esos desafíos volverán a recaer en el kirchnerismo. El resultado de las elecciones primarias suelen anticipar con fidelidad lo que sucede en los comicios generales, que dejó en las puertas de la Casa Rosada a Alberto Fernández.
En los comicios celebrados el 11 de agosto, Fernández obtuvo 49.4% de los votos, por encima de 45% necesario en Argentina para evitar una segunda vuelta electoral. Macri quedó lejos con 32.9% de los votos.
El resultado en las elecciones primarias expuso la magnitud del desgaste sufrido por Macri tras cuatro años de gobierno. “En su mandato, no logró desactivar el explosivo que recibió de Cristina Kirchner”, dice Miguel Zielonka, director asociado de la consultora Econviews, en Buenos Aires.
La herencia incluía un déficit fiscal primario equivalente a 5% del Producto Interno Bruto (PIB), un valor del peso artificialmente fortalecido como resultado de un férreo control de cambios, tarifas de electricidad y gas subsidiadas, crecientes necesidades de importaciones de energía y un Banco Central sin reservas líquidas disponibles.
Sin margen político ni social para aplicar un ajuste fiscal severo, Macri apeló al endeudamiento por casi 42,000 mdd. Sin capacidad para seguir financiando sus déficits en los mercados de deuda, el gobierno recurrió de urgencia al Fondo Monetario Internacional (FMI) por un préstamo de 57,000 mdd, lo que derrumbó los índices de popularidad del presidente argentino.
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Impacto para las mexicanas
Es muy probable que Alberto Fernández sea quien tome el hierro caliente a partir del 10 de diciembre. Entre analistas e inversionistas, la duda es si buscará reeditar las políticas expansivas en el terreno fiscal y monetario con severos controles en los mercados —el cambiario incluido— aplicadas durante la anterior etapa de los Kirchner, o si, dado el actual contexto económico, emprenderá una serie de medidas más ortodoxas.
“Las promesas de Alberto Fernández van en la línea de querer todo: más superávit fiscal y más gasto público, tipo de cambio alto para incrementar las exportaciones y, a la vez, más consumo en el mercado interno”, dice Miguel Zielonka, de Econviews. “Esos objetivos son contradictorios y no se pueden alcanzar todos a la vez: habrá que ver qué rumbo define una vez en el gobierno”.
La recurrencia de Argentina a la imposición de controles de capitales aleja la llegada de nuevas inversiones. De hecho, al cierre de 2018 el stock de la Inversión Extranjera Directa (IED) sumaba apenas 19% del PIB, menos de la mitad del registrado en México.
Pese a esa baja entrada de inversiones externas, cerca de 80 compañías mexicanas que operan en el mercado argentino, entre las que se encuentran América Móvil,Bimbo, Alsea, FEMSA, Cemex, Genomma Lab y Mabe ya sufrieron el anterior control de cambios aplicado en Argentina entre 2011 y 2015.
En ese entonces, las firmas enfrentaron duras restricciones para girar las utilidades devengadas a sus casas matrices. Ante eso, buena parte de las utilidades fueron reinvertidas a la espera de que se flexibilizaran los controles cambiarios.
Lo que sucedió con la llegada al gobierno de Macri a fines de 2015. La apertura procuró incentivar un arribo masivo de inversiones extranjeras, pero ese objetivo no fue alcanzado, con excepción de sectores puntuales como la energía y la minería. Sin la “lluvia de inversiones” prometida por Macri durante la campaña y ante la necesidad de ajustar los déficits del sector externo y de las cuentas públicas, el consumo fue una de las variables más afectadas.
Ese escenario impactó sobre las operaciones de las compañías mexicanas en los últimos cuatro años.
En el caso de Coca-Cola Femsa, mientras en el primer semestre de 2015 las ventas en el mercado argentino ascendieron a 112.9 millones de cajas, en el mismo período de 2019 solo sumaron 66.3 millones, una caída de 41%.
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La caída de las ventas también afectó a Alsea, que en Argentina opera 121 locales de Burger King y 146 de Starbucks. En el segundo trimestre del año, las ventas de la división Sudamérica cayeron 10.7% con respecto al mismo período de 2018. Pero si se excluyera el efecto negativo de la devaluación del peso argentino, el crecimiento en ventas de Alsea Sudamérica hubiera alcanzado 19.4%.
Nada indica que ese panorama vaya a registrar un cambio radical ante un eventual cambio de gobierno. “Si bien una de las principales promesas de campaña de los candidatos presidenciales es dinamizar el consumo interno, los límites de la economía volverán difícil cumplir esa meta” dice Elizondo.
Además, añade el economista, “sin acceso al financiamiento de los mercados mientras se renegocie la deuda pública, el ajuste fiscal y monetario deberá sostenerse en los próximos años”.
En todo caso, un gobierno de Fernández sí podría implicar un mayor acercamiento político y comercial entre Argentina y México. “Tras el triunfo en las elecciones primarias, Alberto Fernández presentó una solicitud para reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador”, dice el economista. Aunque ese encuentro finalmente no se realizó, la solicitud anticipa un posible cambio de alineamiento del país sudamericano.
Luego del mandato de Macri, en el que se priorizó una relación estrecha con los gobiernos de Estados Unidos y Brasil, el candidato Alberto Fernández, en caso de acceder a la presidencia, buscará conformar un eje regional con gobiernos a las que califica de progresistas.
El Dato.3,000 mdd
es el intercambio comercial entre México y Argentina
Acuerdos sobre la mesa
La afinidad entre los dos gobiernos puede ser clave para que avancen acuerdos pendientes, como el Comercio Automotor, donde ambos países acordaron en marzo pasado una prórroga por tres años del Acuerdo de Complementación Económica (ACE) 55, con un cupo para importar y exportar con arancel cero en vehículos por hasta 701 mdd. “El cupo en el comercio de autos tendrá un incremento anual de 10% el primer año, 5% el segundo año y el tercer año”, dice Fernando Ruiz, director del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE).
En los hechos, se trata de un monto muy superior al comercio real: Argentina exportó a México alrededor de 10,000 vehículos el año pasado, mientras que desde México llegaron una amplia variedad de modelos, desde el nuevo Volkswagen Vento hasta versiones de Honda y Nissan, tras la devaluación del peso argentino las importaciones cayeron abruptamente. Al finalizar 2018, las importaciones desde el país azteca habían caído 21.7%, respecto al año anterior, mientras que las exportaciones se habían derrumbado 30.6%, con un saldo a favor de México por 443 mdd.
Se espera que una vez concluido este periodo de transición (marzo de 2022), entrará también en vigor la ampliación y profundización del ACE 6, el convenio que actualmente cubre solo 35% del universo total de los bienes.
“En el caso que Fernández se consagre finalmente como presidente, habrá una mayor afinidad con López Obrador, y eso será importante porque, además del cierre de las negociaciones del ACE 6, hay otros acuerdos que deberán activarse para mejorar las relaciones entre ambos países”, dice Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales, en Buenos Aires.
Sin embargo, quien resulte ganador el próximo domingo en Argentina, seguramente pondrá el foco en resolver las urgencias domésticas, que serán muchas, antes de las relaciones internacionales.