La película Unhinged (Desquiciado) parece estar a la altura de su nombre. En un movimiento tan improbable e intrépido como cualquier truco en pantalla, el thriller protagonizado por Russell Crowe intentará conseguir una audiencia real y ayudar a sacar el negocio del cine de un letargo de más de tres meses.
Solstice, el estudio independiente detrás de Unhinged (aún sin título en español), está haciendo una apuesta de 30 millones de dólares (mdd) al adelantar su estreno de septiembre para que el 31 de julio los estadounidenses salgan a ver la primera película nueva en las salas de cine desde que la pandemia los cerró y se detuvo la producción, en marzo.
“Somos el canario proverbial en la mina de carbón”, dice Mark Gill, director ejecutivo de Solstice. “No sabemos cómo funcionará. Es imposible proyectar”.
Los cineastas independientes están acostumbrados a asumir riesgos tanto financieros como artísticos, pero una mentalidad audaz puede resultar esencial en la era posterior al Covid-19. Cuando los escenarios y los cines se oscurecieron, el sistema para financiar películas realizadas más allá de los grandes estudios también se congeló.
Hollywood ahora está buscando reabrir. Pero la industria no espera que los inversionistas vuelvan junto con la filmación. Los costos de producción aumentan, los ingresos son menos seguros y los préstamos y los seguros se evaporan, lo que deja a los inversionistas de capital más expuestos al riesgo.
“Es súper peligroso ser inversionista, es una locura”, dice un banquero del sector que supervisa cientos de millones de euros en préstamos para proyectos de cine en Europa.
El Dato...Las ganadoras son las plataformas tecnológicas como Netflix, que han incorporado nuevos materiales a su catálogo
Existe la idea de que los prestamistas comerciales y algunos financieros privados se negarán a asumir los riesgos relacionados con el coronavirus, con lo que aumentarían aún más la dependencia que hoy tiene Hollywood de Netflix o Amazon para financiar nuevas películas.
Para evidenciar el cambio, hay que decir que ya son dos décadas de exprimir el modelo tradicional para financiar películas a través de acuerdos de preventa sobre derechos territoriales que celebran en festivales como Cannes o Sundance, que se utilizaron para obtener préstamos.
A medida que disminuía la asistencia a las salas, el negocio del cine ya se estaba desviando hacia las franquicias de superhéroes que complacían a la multitud, al tiempo que se alejaban del cine independiente. En un mundo posterior a Covid-19, hay aún menos certeza sobre cuánto puede ganar una película arriesgada.
“¿Existe la posibilidad de que otra película como Joker gane los 1,000 mdd que hizo en taquilla?”, preguntó Jim Moore, director ejecutivo de Vine Alternative Investments, el accionista mayoritario de Village Roadshow, uno de los patrocinadores financieros de la película de Warner Bros cuyo éxito tomó por sorpresa a la industria en 2019. “No estoy muy seguro. Si luego del encierro la gente es aún más selectiva sobre lo que los lleva al cine, es posible que las películas independientes no encuentren suficiente audiencia para garantizar el costo y el riesgo del estreno en salas”.
El Dato...1,000 mdd
Fue lo que recaudó Joker el verano de 2019, una cifra sorprendente para una cinta independiente
Los perdedores serán las películas pequeñas y los proyectos de prestigio que han dependido durante mucho tiempo de inversionistas financieros deslumbrados por las estrellas del cine, de banqueros anteriores a Lehman Brothers en la década de 2000 y más recientemente, del efectivo de China y Arabia Saudita.
A corto plazo, el gran problema para los cineastas independientes es cómo gestionar los riesgos de coronavirus durante la producción. Las compañías de seguros se niegan a cubrir escenarios relacionados con la pandemia, como un miembro del reparto que se enferma o un segundo cierre. Solo un puñado de países como Francia y los Países Bajos tienen gobiernos que intervienen para ayudar a financiar la cobertura del seguro para estas cintas.
“Ninguna aseguradora en esta etapa está preparada para correr el riesgo de una producción, porque está en el juego de asegurarse contra algo que es de bajo riesgo y de alto impacto, mientras que el efecto del virus en la producción en el futuro previsible es bastante probable”, dice Christos Michaels, abogado de Lee & Thompson.
Los grandes estudios tienen la escala para absorber el impacto del aumento de los costos de producción que resultan de las precauciones ante Covid-19 y el aumento de las primas de seguros. Pero algunos productores de películas más pequeños, con presupuestos de entre 5 y 20 mdd, seguro lo tienen más difícil.
Los distribuidores son otro punto débil. Avanzaron en las películas (garantías mínimas para los productores) y ahora deben decidir si invertir en la promoción para una audiencia que no se sabe si volverá a las salas de cine.
Los ganadores hasta ahora han sido las grandes compañías tecnológicas que en las últimas semanas han estado recogiendo películas para rellenar sus servicios de transmisión. Netflix ha recibido una afluencia de lanzamientos de estudios que intentan descargar películas en las últimas semanas, según personas familiarizadas con el asunto.
Este nuevo mercado es bienvenido por los cineastas, pero implica sacrificar las ganancias potencialmente mayores de un gran éxito de taquilla como fueron Joker o Parasite en 2019.
Los fondos soberanos y los multimillonarios podrían ser fuentes de capital o préstamos intermedios para la industria, según Gill, de Solstice.
Pero Tom Ara, un veterano abogado de entretenimiento para DLA Piper, lo duda. “Para los ricos que invirtieron en películas por el glamour y la diversión, esos días quizá ya terminaron”, dice.
srgs