La última entrevista

Forjadores

Una charla que nos mostró otra cara de Lorenzo Zambrano.

Lorenzo Zambrano con Bárbara Anderson y el entonces productor de Milenio TV Edgar Rossano.
Ciudad de México /

A ver, ¿me puede enseñar a sacar una selfie? Todos ahora las comparten en redes, seguro que usted sabe cómo”. Con este pedido curioso, terminó nuestra entrevista para Milenio Negocios TV en sus espaciosas e impecables oficinas corporativas de Cemex en San Pedro Garza García. El ciclo comenzaba y yo quería tener a un ejecutivo de alto nivel para el programa de estreno. 

Le envié un mensaje directo por Twitter, porque era donde le gustaba participar, tomar el pulso de los temas importantes y hasta donde ponía su postura frente a quienes soltaron las manos y se fueron de Monterrey, en medio de la crisis de inseguridad que vivió su ciudad.

 Lorenzo Zambrano era un ícono dentro del mundo empresarial. Había pocos que, como él, llevaran 30 años conduciendo una empresa y no eran muchos los que podían arriesgarse a expansiones internacionales y pagar altos costos por estas decisiones. “¿Qué cámara de fotos usa?”, le preguntó al fotógrafo con curiosidad. Porque yo también hago fotografía, pero soy de Nikon. Nos llevó a una oficina más pequeña donde tenía muchísimos accesorios, lentes y cámaras.

Zambrano era un coleccionista nato: de arte, de coches, de libros, de fotografía. Y ese apego al detalle y a la perfección no solo era para sus hobbies, sino para todo en lo que se involucraba, tanto en Cementos Mexicanos como en el Tec de Monterrey, o en su hospital escuela o en todos los patronatos de los que formaba parte. Y también para formar sus equipos: la meritocracia era su mantra.

Había algo que repetía a sus equipos y que exigía que él mismo lo aplicara: disciplina y enfoque. Esas eran las consignas tanto para salir de una crisis financiera, que podía poner en riesgo a la compañía, como para salir de compras o para organizar la expansión (y también el adelgazamiento) de la cementera.

En sus tres décadas al frente de Cemex, convirtió a esta empresa regia en una multinacional con presencia en 50 países y negocios en otras 108 economías, con casi 50,000 empleados.

Fue un pionero de la tecnología, no solo para operar estos mercados, sino hasta para entregar concreto obra por obra gracias a unos handsheld que revolucionaron la logística de sus materiales. Su casa estaba conectada a su celular y podía controlar luces y calefacción a distancia desde 15 años atrás, cuando todo eso parecía de ciencia ficción.

Hace 10 años, me tocó entrevistarlo para la revista Expansión. Acababa de refinanciar la deuda más grande de la historia de los negocios en México, 15,000 millones de dólares (mdd). Se rodeó de un equipo financiero de confianza y él mismo hacía las llamadas a banqueros internacionales, al Secretario de Hacienda o al CEO de las cementeras europeas para negociar.

“En ese momento tenía que mostrar, aunque a veces no lo sintiera, alegría, calma, tranquilidad. Y también, de vez en cuando, mostrar las uñas”, me decía mientras recorría con la mirada desde su escritorio la hondonada verde en las montañas. Una de sus frases típicas era “trust but verifed” (confía, pero verifica) y su control en el proceso le permitió salir airoso.

“Debemos hacer una empresa mas ágil, que se redimensione y que se prepare para la segunda etapa de crecimiento. No quiero ver a Cemex como un elefante a dieta, sino como un galgo ágil”, me confesó uno de sus ejecutivos cercanos, que dijo Zambrano cuando salieron de aquella crisis.

Después de ese momento tan difícil en 2009, comenzó a recuperarse el valor de la acción, la confianza de los mercados y las refinanciaciones más amables de su deuda.

Por eso, tal vez, cuando en mayo de 2014 le pregunté justamente si tenía pensado retirarse, me contesto entre risas: “no se vale, revelar mi edad. Recién cumplí 70 años y hay muchas cosas que hacer (....)No pienso para nada en la sucesión. Creo que aporto valor a la compañía y mientras suceda eso seguiré aquí”.

¿Qué haría si estuviera fuera de Cemex? 

Viajar más y sacar muchas fotos. Disfrutar los hobbies, disfrutar lo que he hecho en mi vida. Me gusta mucho el arte latinoamericano me gustan cierto tipo de automóviles que además han resultado un gran negocio. 

Ni en los hobbies deja de lado el bottom line .…

 no pienso en eso, pero se da.









  • Bárbara Anderson

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