El futuro de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) en México, creadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto, quedará definido en el transcurso de julio y septiembre de este año.
Sin embargo, el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, dado a conocer el pasado 30 de abril, no las menciona como parte del proyecto de transformación económica que busca la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Especialistas del sector señalan que al no mencionarlas en el plan del actual gobierno, se anticipa su desaparición. A pesar de que el futuro de las ZEE está por definirse, muchos analistas interpretaron las declaraciones del presidente López Obrador como una sentencia de muerte.
El mandatario mexicano expresó durante su conferencia mañanera, el pasado 25 de abril, que las ZEE “eran supuestamente para ayudar, pero nunca hicieron nada por eso. Hicieron negocios, compraron terrenos y derrocharon recursos; no se benefició en nada”, dijo.
Las declaraciones de López Obrador en Palacio Nacional contrastaron con el entusiasmo con el que Peña Nieto promovió las ZEE como el proyecto de desarrollo regional más importante de su gobierno.
El objetivo básico era establecer las bases legales e institucionales para crear nuevos polos de desarrollo industrial en regiones rezagadas, pero que tienen una condición específica común: un enorme potencial productivo, mencionó el expresidente el 29 de septiembre de 2015.
La oferta consistía en brindar incentivos fiscales y aduaneros, así como facilidades administrativas y de infraestructura, a empresas nacionales y extranjeras para que se instalaran en las zonas como Puerto Chiapas, Chiapas; Coatzacoalcos, Veracruz; Lázaro Cárdenas-La Unión, en Michoacán y Guerrero; Progreso, en Yucatán; Salina Cruz, en Oaxaca; Seybaplaya, en Campeche y Dos Bocas, en Tabasco.
Con esa ecuación, según el gobierno anterior, se llevaría el desarrollo industrial al sur y al sureste del país y la región saldría del atraso económico. Para echarlas a andar, el gobierno de Peña Nieto gastó 2,000 millones de pesos (mdp) durante 2018 solo para la compra de tierras y el diseño y promoción de los proyectos en las siete ZEE.
Sin embargo, en el sexto informe de gobierno de Peña Nieto, en el apartado del Patrimonio Inmobiliario Federal, se detallaron los avances para poner en marcha las ZEE, al señalar que “...se adquirieron 130 inmuebles conforme a lo siguiente: 54 en Chiapas, 34 en Veracruz, 18 en Yucatán, 14 en Michoacán, siete en Tabasco, dos en Campeche y uno en Oaxaca”.
Otro de los avances que indica el documento del anterior mandatario es que “la Banca de Desarrollo llevó a cabo acciones de impacto positivo en diversas regiones y sectores económicos: comprometió una bolsa inicial en financiamiento de 50,000 millones de pesos (mdp), para que se invierta e impulse la actividad productiva en las siete Zonas Económicas Especiales del país”.
Aunque en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 se tienen destinados 330.7 mdp para el rubro “Desarrollo Productivo del Sur Sureste y Zonas Económicas Especiales”, ese monto no es ni siquiera 10% de lo comprometido como bolsa inicial en el informe de Peña Nieto.
Lo que evidencia que el actual gobierno no impulsará esa agenda de desarrollo regional, al menos no con el enfoque de la administración anterior.
¿Cuál será su futuro?
Ante la posibilidad de que el Gobierno Federal cancele o replantee las Zonas Económicas Especiales (ZEE), el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, José Manuel López Campos, sugiere que se establezcan mesas de análisis con la presencia de la iniciativa privada y de las empresas interesadas para analizar la situación de cada una de las ZEE y su incidencia en el desarrollo económico regional para definir su viabilidad.
“Está en proceso de elaboración el Plan Nacional de Desarrollo, para lo cual hemos participado en temas sectoriales, y si está en análisis la desaparición de las Zonas Económicas Especiales, en las que se invirtió tanto tiempo y dinero, esperaríamos que se realicen mesas de trabajo sobre el tema”, dice López Campos.
Pero el enfoque actual de la administración de López Obrador está encaminado hacia el Sureste de México. En el PND no se mencionan las ZEE, pero sí un Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, que consiste en un plan regional con el objetivo de impulsar el crecimiento económico de esa región del país.
Las ZEE serán replanteadas por la actual administración, por no considerarse un programa prioritario, al menos no bajo los lineamientos que lo enmarcan.
“Nos vamos a ir moviendo poco a poco a otro modelo o vamos a buscar mecanismos de desarrollo diferentes”, dijo el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, en el marco del evento de inclusión financiera del Banco Santander en marzo. Por su parte, Rafael Marín Mollinedo, titular de las ZEE de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dice que en el PND “su eje será el proyecto Corredor Multimedia Interoceánico, que aprovechará la posición del Istmo para competir en los mercados mundiales en la movilización de mercancías”.
No obstante, el funcionario de Hacienda añade que actualmente se está analizando y se definirá en dos meses la situación de las ZEE. “Depende del análisis de los incentivos fiscales.
Está bien el proyecto de las Zonas Económicas, pero sentimos, principalmente la SHCP, que la decisión de política de ingresos está pulverizando el ingreso”, dice Marín Mollinedo.
Además el funcionario indica que “hay expertos, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, que nos han dicho que está bien que se establezca una ZEE, dos como máximo, pero ya siete sería demasiado el costo, por lo que se debe desarrollar completamente una zona, como será el Istmo de Tehuantepec”.
La esperanza muere al último
Por su parte, Gerardo Gutiérrez Candiani, extitular de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales, aseguró en entrevista en El Asalto a la Razón, de Carlos Marín, que “el gobierno de López Obrador no necesitaba invertir un solo peso adicional para continuar el proyecto de las ZEE, tal vez inversiones mínimas que les decimos de última milla, como de infraestructura, pero ya habíamos trabajado con las organizaciones sociales y municipales para crecer”.
Según Gutiérrez Candiani, al menos 83 empresas mostraron interés en participar, con una inversión de 7,200 millones de dólares (mdd). Sin embargo, el capital potencial se estima en 42,000 mdd en dos décadas. “Ojalá se replanteara, que le cambien el nombre, pero que no se cancele. Sería una pena. Se tenía un avance importante en inversiones, empleo.
Claro que el programa es perfectible, pero los beneficios existen”, mencionó Gutiérrez Candiani. Durante la entrevista resaltó que el gasto para las ZEE no era excesivo ya que la parte técnica, jurídica, legal y de coordinación ya se tenía al 100%.
“Detectamos 242 proyectos de infraestructura que el Estado mexicano debería hacer en los próximos 20 años”. Además, el también empresario detalló que de esos proyectos, 67% eran susceptibles a que los hiciera el sector privado, los cuales tenía un proceso de muy largo plazo de acuerdo con las características, necesidades y disposición del dinero que se tenía.
El objetivo de las ZEE era convertirse en un proyecto diferente y disruptivo que viniera a completar los esfuerzos, sobre todo de programas sociales, para el desarrollo del sureste mexicano, para así generar riquezas y combatir la pobreza de esas áreas del país.