Iván García y Jaime Mesa nos cuentan cómo ser papá en el siglo XXI

Día del Padre

Cada vez más, ellos disfrutan ejercer un rol equitativo en el hogar. Celebridades nos cuentan cómo es ser papá en el siglo XXI… y además en cuarentena.

Jaime Mesa ha publicado cuatro novelas y algunos ensayos.
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

Los nuevos roles de los padres están dando mucho de qué hablar en México y en el mundo. No solo destacan los casos crecientes de papás solteros o jefes de familia que se quedan en casa, sino los hogares con madres que también proveen y necesitan padres activos que compartan las responsabilidades y disfruten de los hijos por igual. 

Platicamos con tres papás modernos que disfrutan a tope la crianza de sus hijos en pareja, y que si bien ya habían acumulado experiencia como papás presentes, encontraron nuevos retos por sortear en esta cuarentena. El conductor de Tv Maximiliano Villegas, el medallista olímpico Iván García y el novelista Jaime Mesa, nos cuentan cómo viven su paternidad, sus peripecias en el encierro y cómo festejarán este Día del Padre

Jaime Mesa 

Las paternidades múltiples

De la mano de Dante, su hijo de siete años, Jaime Mesa ha recorrido el paraíso, ha conocido algunos infiernos y, de vez en vez, ha purgado sus pecados. Desde que se enteró que sería padre, el autor poblano ha experimentado múltiples paternidades, “una por cada año de la vida de mi hijo… e incluso una antes de que naciera”, cuenta. 

Vivió el embarazo con su pareja; fue proveedor y ahora se ocupa de la casa; fue un padre temeroso de la fragilidad de su bebé y es el orgulloso cómplice de un niño que cumplió los siete en cuarentena.

Pero hay una característica común en todos esos padres que Jaime es: desde el inicio se comprometió a criar a su hijo en un esquema 50-50 junto con su esposa. “Cuando él era un bebé y su mamá estaba en casa, yo llegaba del trabajo y me hacía cargo de 7 a 7”. Ahí fue el padre que no dormía. 

Para el autor de “La mujer inexistente”, la paternidad es, en general, un largo paseo cansado y gozoso, que desde hace un par de años enfrenta desde la comodidad del hogar. “Mi esposa y yo cambiamos roles. Todo está muy bien, la relación de mis tiempos y espacios es perfecta, y ahora sé por qué las mujeres están tan estresadas cuando los maridos llegan por la noche… lo sabía, pero no lo había experimentado hasta ahora”. 

Mesa también es el padre que lidia con la culpa nocturna de no saber si ha hecho lo correcto durante el día: si ha consentido a Dante de más o si lo ha regañado en exceso, lo único que sabe es que “amo con desesperación a mi hijo, todo el tiempo , sin cuestionarlo”. 

Lavarse las manos... y los pies 

Luego de casi tres años de ser “50% novelista y 50% señor de su casa”, el confinamiento le ha caído cómodo al autor. Ya cocinaba, mantenía ordenado, atendía las juntas escolares y había asumido que los trastes sucios son inacabables desde antes del covid-19. “Ya había conquistado algunos territorios, no me importa si me critican porque le pongo mal el shampoo a Dante en la natación, por ejemplo”. 

Pero sí ha aprendido nuevas cosas: “Ya no me siento culpable si un día no trabajo y me dedico a ver series o a jugar videojuegos. Ah, y me lavo las manos 20 veces al día, y los pies unas 10, porque Dante y yo nos la vivimos descalzos”. 

Para celebrar este Día del Padre, dice que “seguro me comprarán una hamburguesa… aunque siempre he querido que me hagan una fiesta o me den una sorpresa”.


Iván García

Adiós Tokio y horas de sueño 

Su Tweet fijado es un video donde hace abdominales con Ivana, su pequeña hija. “Mi mejor compañera” titula y sigue con “da lo mejor de ti... porque siempre habrá alguien que siga tus pasos”. El medallista olímpico Iván García debutó como papá hace ya tres años y lo ha disfrutado cada día. 

“La paternidad me llegó así de pronto y me cambió la vida para bien”, señala el clavadista de 26 años, pareja de la también medallista olímpica Paola Espinosa. “Ser padre es algo hermoso y maravilloso que me ha enseñado cosas que nunca imaginé que podría aprender. Ella •su hija• cambió mi vida para siempre”. 

Como deportistas de alto rendimiento, para Iván y Paola fue un enorme reto abrazar su nueva vida como padres, sin dejar de lado sus sueños profesionales. “Lo más complicado fue reorganizar el tiempo para mantener los entrenamientos de nueve horas al día que necesitamos hacer y aparte ser papá”, cuenta García. 

Atleta desde niño, Iván estaba acostumbrado a un estilo de vida específico, en el que todo su día estaba organizado en torno a su preparación deportiva. “Mis horarios estaban muy bien definidos. Las horas de sueño, las de entrenamiento y las de comida ocupaban todo mi tiempo y mi mente, así que cuando llegó Ivana debimos reinventarnos, ambos”, cuenta. 

Disciplinado en extremo, Iván ya tenía la vida resuelta antes de la pandemia. “La bebé iba a la escuela de nueve a una y en ese lapso nosotros entrenábamos; luego comíamos en familia y por la tarde volvíamos al deporte un poco más mientras Ivana estaba en sus actividades extra escolares. Es una maravillosa bailarina y le encantan los clavados igual que a nosotros”, dice el orgulloso papá. 

Para Iván, el mayor cambio se mide en horas de sueño. “Dormir pasó a segundo plano porque veo que mi bebé crece diariamente y sé que debo disfrutarla al máximo, así que prefiero llegar a jugar con ella en vez de a dormir; estoy consciente de que su niñez no durará toda la vida, por eso intento aprovechar cada momento que tengo para disfrutar a mi familia y para tomar muchas fotos... para el recuerdo”. 

Y si de sacrificios parentales hablamos, Iván García asegura que cada vez que debe viajar para participar en una competencia, su corazón se hace nudo. “Me pesa dejarla, pero mi bebé no puede acompañarme todo el tiempo. Ella tiene sus actividades bien programadas y su vida estructurada”.


Mente positiva 

La aparición de covid-19 en el mundo echó por tierra sus planes para 2020, pues venía de una buena campaña y se sentía listo para ganar una nueva medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio. Resiliente, el clavadista tomó con filosofía la cuarentena y reorganizó su dinámica familiar, otra vez. 

“Ha sido complicado, sobre todo porque la bebé ya tenía su ritmo marcado y es muy pequeña, entonces no entiende por qué no podemos salir. Se aburre, se molesta, despierta de malas… así que intentamos mantenernos activos con ella para que se sienta mejor: salimos con los perros, la llevamos a los columpios en el jardín del condominio, ponemos videos de Shakira para bailar todos juntos. En fin, tratamos de disfrutarla mucho más y estar de buenas”. 

Entre el encierro y su reciente gusto por la parrilla, este papá atleta no deja el acondicionamiento físico. “Entreno al menos tres veces a la semana para no subir de peso” y afirma que para él todos los días son Día del Padre, pues “me siento cómodo y feliz si estoy con las personas que amo”.

srgs



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