Una clara línea divisoria separó las estrategias de los dos grandes bloques económicos de América Latina en los últimos años. Mientras la Alianza del Pacífico, conformada por México, Chile, Perú y Colombia, promueve el libre comercio desde 2011, el Mercosur —la unión aduanera integrada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay— mantiene un arancel externo común elevado e impide a sus miembros negociar acuerdos comerciales bilaterales fuera del grupo.
Ese contraste se mantuvo nítido hasta mediados de la presente década, pero comenzó a volverse más borroso con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de Argentina a fines de 2015 y, sobre todo, con la llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil a comienzos de este año.
El giro ideológico en el Cono Sur acerca las posturas de ambos bloques. “Aquella dicotomía que había entre una Alianza del Pacífico más abierta y un Mercosur más cerrado parece estar en vías de reducción”, dice Marcelo Elizondo, director de la consultora especializada en comercio exterior del Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), en Buenos Aires.
“Hoy, los líderes del Mercosur no piensan como lo hacían Cristina Kirchner y Dilma Rousseff, por lo que hay una posición ideológica más propensa a un acercamiento entre los dos bloques comerciales”, menciona Elizondo.
Ante este nuevo contexto, ¿llegó la hora de estrechar las relaciones entre los dos grandes bloques latinoamericanos? No hay todavía una respuesta definitiva a esa pregunta, pero, por lo pronto, la brecha empezó a acortarse.
Sin embargo, aún quedan obstáculos por saltar. Uno de ellos es el rol distante del gobierno de México.
“Sudamérica está gobernada en su mayoría por politicos de derecha y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no se siente cómodo con ellos”, dice Juan Pablo Prado Lallende, especialista de Relaciones Internacionales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Por lo tanto, el académicos señala que “el gobierno mexicano centrará sus estrategias de política exterior en América Central por razones de seguridad nacional y de inmigración, al tiempo que se mantendrá distante de la Alianza del Pacífico y de un posible acercamiento con los países del Mercosur”.
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es la cuota arancelaria acordada entre México y Brasil para exportar e importar vehículos
Lo que los acerca
El interés del sur por una región más unidad, comenzó a partir de la participación de Macri en calidad de observador en la cumbre de la Alianza del Pacífico realizada en Puerto Varas (Chile) en 2016.
“Desde entonces, se fijó una hoja de ruta entre los dos bloques y comenzó a generarse un trabajo de mayor cooperación”, explica José Luis Parra, director ejecutivo del Observatorio de la Alianza del Pacífico, en Santiago de Chile.
“Ese giro permitió que se firmara un acuerdo bilateral entre Brasil y Chile a fines del año pasado, y lo mismo ocurrió a comienzos de mayo de este año entre Argentina y Chile”, agrega Parra.
A la mayor afinidad ideológica entre varios de los gobiernos que integran los dos bloques regionales se suma el puente que podría establecer el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). Ese bloque, creado en marzo pasado bajo el impulso de Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador y Perú, refleja el giro sobre el tipo de integración que promete avanzar en el sur del continente.
Su irrupción corre en sentido contrario al debilitamiento de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), la institución creada por los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y Cristina Kirchner en Argentina. “En principio, los miembros de Prosur prometieron avanzar en la integración de áreas que dependen de la cercanía geográfica, como infraestructura, energía, salud, defensa y seguridad, y no en el comercio”, aclara Parra.
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Sin embargo, en este tipo de foros “los gobiernos generan confianzas y si se avanza hacia una convergencia, se puede facilitar el comercio y eso conduciría necesariamente a que el Mercosur sea más flexible”, indica el director ejecutivo del Observatorio de la Alianza del Pacífico. La eliminación de las condiciones regidas del Mercosur aparecen como una condición necesaria para un acercamiento con el bloque de la Alianza del Pacífico, a la cual México pertenece.
Además de que sus miembros continúan impedidos de negociar acuerdos en forma bilateral con otros países, deben sujetarse al arancel externo común del bloque que asciende a 12%; el doble del que rige en México y Chile, según cálculos del Banco Mundial. Tanto Bolsonaro como Macri plantean la necesidad de revisar el Mercosur.
“Si esa flexibilización en la que coinciden todos los gobiernos de ese bloque se logra, la Alianza del Pacífico será un destino inmediato de asociación, para lo cual el Prosur podría ser una buena plataforma si se amplía a lo comercial”, dice Elizondo.
Para Brasil y Argentina, un acercamiento a la Alianza del Pacífico sería vital porque abriría las puertas a una agilización futura del comercio con Asia. “En los próximos meses se dará una situación muy especial: Brasil asumirá la presidencia temporal del Mercosur y Chile, de la Alianza del Pacífico”, afirma Parra.
Añade que “será una etapa clave, porque tanto Bolsonaro como Sebastián Piñera son los más interesados en un camino de mayor integración entre los dos bloques”.
El Dato.5,977 mdd
fue el valor de las importaciones de Brasil a México en 2018
México, distante
Para los analistas, esa postura iría en contra de la posibilidad de abrir para México un gran mercado como el brasileño. Históricamente proteccionista.
Brasil parece empezar a abrirse con la estrategia ultraliberal por parte del ministro de Economía, Paulo Guedes.
Un signo de los nuevos tiempos de relación comercial fue la reapertura del libre comercio de vehículos entre Brasil y México rubricada en marzo pasado, pese al fuerte lobby de las armadoras brasileñas.
Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea) de Brasil, producir un auto en México es 18% más barato que hacerlo en el país sudamericano. La distancia de México con sus socios de la Alianza del Pacífico quedó reflejada en las posiciones enfrentadas con respecto al conflicto en Venezuela.
Mientras López Obrador se ofreció como mediador entre el gobierno y la oposición venezolana, las administraciones de Chile, Colombia y Perú respaldan con fuerza al presidente interino, Juan Guaidó.
Ante esas diferencias, los expertos consideran que la prueba de fuego para comprobar la importancia que tiene la Alianza del Pacífico para López Obrador pasará por su asistencia —o no— a la cumbre presidencial de Lima que se celebrará el 5 y 6 de julio.
El giro ideológico en Sudamérica despeja el camino para un mayor acercamiento en los dos grandes bloques comerciales de América Latina. A eso se suma el rol del Prosur, un nuevo foro regional que intentará cumplir con el proyecto eterno de la integración latinoamericana.
Pero el rol de México podría jugar como barrera. “México va procurar pasar a un segundo plano como actor en este probable acercamiento y esto puede dificultar este propósito porque, al fin y al cabo, es el país más importante de la Alianza del Pacífico”, dice Prado Lallende.
“Bolsonaro y Piñera en la presidencia temporal de ambos bloques van a intentar forzar un mayor acercamiento, pero ese estrechamiento de la relación no será prioridad para el gobierno mexicano”, considera el especialista.