Se abre una gran oportunidad para México con la relocalización industrial. No obstante, servicios estratégicos como el suministro de energía eléctrica enfrentan grandes retos. La demanda eléctrica en México creció 35 por ciento entre 2022 y 2023, y se espera que el incremento en la demanda anual en los próximos años sea similar. La mayor tensión está en los estados fronterizos del norte, donde el nearshoring es una realidad.
En contraste, la capacidad para incorporar energía al mercado eléctrico mayorista, tuvo un incremento de 0.6 por ciento, de acuerdo con la información recabada por el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen). Como se ve, este mercado comienza a tener un rezago.
De cara al futuro, no solo preocupa el incremento de la demanda, sino el hecho de que el proceso de transición al uso de energías renovables está estancado. En opinión de diversos expertos, lograr mayor sustentabilidad y competitividad en generación de energía debe ser una prioridad para el futuro de México.
Valeria Vázquez, socia líder de la Industria de Energía y Recursos de Deloitte Latinoamérica, destaca la urgencia de un cambio en la estrategia: “El planeta se está calentando, ese es un dato científico probado, por lo que necesitamos que ese calentamiento no llegue a 1.5 por ciento, porque eso tendrá consecuencias sobre el clima a nivel mundial, impactando en todo, hasta el punto de desatar cambios en la geografía” y mayor incidencia desastres naturales. Por lo tanto, explica, es importante que México avance en sus estrategias para la descarbonización.
el dato...65 mil mdd debe invertir México
En infraestructura sustentable, transmisión y distribución de energía para lograr la transición energética.
Para ello, México cuenta con la Ley de Transición Energética, así como tratados internacionales: el Acuerdo de París, la Agenda 2030 de la ONU y la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, en los que se comprometió a reducir la emisión de gases de efecto invernadero en 35 por ciento para 2030. A pesar de los esfuerzos e iniciativas implementadas, este compromiso aún parece lejano.
Un largo y sinuoso camino
Ya se cuenta con una reducción de 29 por ciento en la emisión de contaminantes, pero esto no es suficiente. En consideración de Rafael Scott, socio de McKinsey & Company México, y líder de la sección de Energía, Materiales y Sostenibilidad, los alcances obtenidos son importantes, pero no suficientes, pues los progresos en materia de energías renovables no van al ritmo que se requiere, en comparación con otros países como Canadá, que maneja 67 por ciento de energías renovables, mientras que Brasil alcanza 85 por ciento. La meta, a nivel mundial, es llegar al cero neto de emisiones contaminantes para 2050. En el caso de México, el ritmo de crecimiento en la implementación de energías renovables debería ser al menos de 3.5 por ciento anual para alcanzar sus metas.
Ramsés Pech, experto en infraestructura para la industria de hidrocarburos y de generación de energía, comenta que, para cubrir la creciente demanda energética del país, es necesario hacer una inversión de cuarenta mil millones de dólares (mdd) tan solo en la creación de infraestructura sustentable. Pero serían necesarios otros veinticinco mil mdd para cubrir el tema de transmisión y distribución de la energía.
El dato...67 por ciento de la energía
Que produce Canadá es renovable, mientras que Brasil alcanza 85 por ciento y México 29 por ciento.
Los expertos consultados coinciden en que es necesaria la participación de inversión privada, pues solo por esa vía se contará con los recursos necesarios para consolidar la estrategia, además de la experiencia y desarrollo que se requiere para sortear este monumental reto.
Valeria Vázquez comenta que, según estudios del departamento de energía de EU, México tiene potencial para desarrollar energías renovables en veinticuatro mil Giga watts (GW) en fotovoltaica, tres mil seiscientos GW en eólica, 2.5 GW en geotérmica convencional y 1.2 GW en hidráulica. Destaca que las regiones donde son más viables las plantas fotovoltaicas es en el norte del país, donde también se concentra la mayor demanda de energía. Identifica, asimismo, el gran potencial de la región montañosa de Oaxaca, reconocida a nivel mundial como una zona idónea para la implementación de parques eólicos.
Entonces, se tiene el potencial y la intención de invertir en generación de energías limpias, pero existen algunos contratiempos generados por la política proteccionista y monopólica estatal en materia de energía. Por otra parte, se considera posible hacer algunas adecuaciones a la estrategia, en aras de privilegiar el desarrollo económico y social del país, en vista de dos aspectos fundamentales: existe un enorme potencial en la generación de energías renovables y se tiene la urgencia de suministrar energía sustentable para el desarrollo industrial y comercial, aprovechando la ubicación estratégica de México y las dinámicas geopolíticas actuales.
Vázquez, de Deloitte, resalta la importancia de la participación de los jugadores privados en este sector: de 2016 a 2022, la inversión privada construyó infraestructura para generar alrededor de 11.3 GW de energía de fuentes renovables, mientras que la CFE, creó lo suficiente solo para generar 0.2 GW de este tipo de energías. “Nuestro déficit calculado de capacidad instalada renovable al día de hoy, es de 9.1 gigavatios. Necesitaríamos estar sumando anualmente, por lo menos, 3.6 GW para acercarnos a las metas fijadas para 2030”.
Riesgos y consecuencias
Un aspecto que se destaca, es el hecho de que existe un cuello de botella en torno al proceso de concesión de operaciones para la IP, pues existe ya una significativa cantidad de proyectos que podrían entrar en operación de forma inmediata, pero que están suspendidos en el laberinto de la tramitología.
Ramsés Pech, con base en fuentes oficiales, estima que, en la actualidad, la capacidad instalada de infraestructura que no está operando por obstáculos burocráticos podría alcanzar los dieciséis mil gigavatios de energía.
En cuanto al incumplimiento de los acuerdos signados por México a nivel internacional, son compromisos no vinculantes; no obstante, los expertos coinciden en que los riesgos para el país, en caso de no acelerar la transición y la renovación de la industria eléctrica, son altos.
“Si México no avanza en la adopción de energías renovables, podría enfrentar restricciones comerciales en mercados como Europa o EU. Hay ciertos estándares de producción sostenible; requisitos que se están solicitando con mayor énfasis en la producción de artículos que sean de cero o bajas emisiones. Si la industria no puede demostrar que sus productos son sustentables, no será posible comercializarlos o se tendrán que pagar mayores aranceles, afectando la competitividad”, dice Scott, de McKinsey.
Por su parte, Valeria Vázquez señala que “no se trata de inventar el hilo negro, muchas de las figuras legales para la inversión privada ya están ahí. Si la CFE va a ser la encargada de regular, está perfecto, solo se necesitan reglas claras, garantías y métodos de operación. Existen algunas propuestas, como la generación regional, la generación distribuida y el almacenamiento de energía, para evitar la intermitencia de energías renovables. Hay interés en invertir y el gobierno requiere el respaldo de los privados, para sortear el reto que tenemos enfrente”.
En cuanto a la legislación, Ramsés Pech dice que no se requiere una nueva, sino “un plan general, bien estructurado. Mientras más tiempo pase sin que se resuelva la estrategia de energía, más desfasados estaremos. Otros países van acelerando la transición, mientras que nosotros nos retrasamos. Esto nos llevará a perder una oportunidad valiosa, porque las empresas extranjeras no esperarán para relocalizarse. Mientras más tardemos, menos oportunidades tendremos”.
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