La caída del empleo y la necesidad económica, pero también la inquietud por el desarrollo profesional y personal han llevado a las mujeres a ser emprendedoras, y cada vez más ellas llevan a la práctica el sueño de abrir su propio negocio.
Si bien los negocios han sido un camino hacia la autonomía económica de profesionistas como Itzel Romero, directora y fundadora de Grupo Olvden —empresa de asesoría administrativa, legal y fiscal para empresas—, y Lizbeth Ovalle, nueva emprendedora fabricante de jabones y cremas, la participación femenina apenas representa 20.6 por ciento de la planta empresarial del país, según el estudio “Radiografía del Emprendimiento en México 2023-Edición mujeres”, de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).
¿Por qué si tenemos la impresión de ver más mujeres en el ambiente emprendedor del país, las estadísticas reflejan otra cosa? Una clave está en el fenómeno de la corta esperanza de vida de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), que es de dos y medio a tres años en promedio, comenta Tania Hernández, consejera y representante de la Presidencia de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México (Canaco).
De esta manera, 80 por ciento de quienes hace dos o tres años montaron su negocio, actualmente ya lo cerraron. En el caso particular de las empresas fundadas por mujeres, las causas más comunes son el desconocimiento del mercado, la falta de liquidez y la mala administración del negocio, según el estudio de ASEM.
En este diagnóstico coinciden especialistas como Tania Hernández, quien refiere que la falta de planeación y el desorden administrativo y financiero llevan los negocios al fracaso.
Nada improvisado
Sin embargo, los emprendedores de México están dispuestos a arriesgarse de nuevo y las mujeres no son la excepción, ya que 1 de cada 3 de las emprendedoras del país han participado anteriormente en negocios que no funcionaron y debieron cerrar en su primer o segundo año de vida.
El dato...20.6 por ciento de la planta empresarial
Del país se compone por mujeres
La motivación económica o personal existe, así como la creatividad, lo que falta es más apoyo para las emprendedoras, en aras de que puedan llevar su proyecto a buen puerto.
“Para que las mujeres puedan escalar sus empresas a otros niveles, deben estar bien preparadas, por lo que parte de la recomendación sería que se capaciten”, dice Tania Hernández.
Habilidades como la planeación de negocios, ventas, mercadotecnia digital, administración financiera, obligaciones fiscales y legales, uso de nuevas tecnologías en las operaciones, entre otros, son algunos de los aspectos que más hacen falta conocer a las empresarias.
También es útil aprender de habilidades blandas como liderazgo y del fomento de relaciones de negocios o networking. “En los últimos años hemos visto un boom de las redes de emprendimiento y de asociaciones que dan apoyo al emprendedor como Canaco, ASEM y la Red Nacional México Emprende”, refiere Itzel Romero, de Olvden.
Financiamiento, el bien más preciado
El “coco” de todos los emprendedores, mujeres u hombres, es el financiamiento. La mayoría de las empresas creadas por mujeres (89 por ciento) tiene que echar mano de recursos propios o de familiares y amigos. Los bancos comerciales y otras instituciones financieras privadas dan atención a cerca de 20 por ciento, mientras que los programas de gobierno y la banca de desarrollo son una opción apenas para 6 por ciento de las empresarias, según el estudio de la ASEM.
Los emprendedores no siempre acuden a los bancos comerciales porque son muchos los trámites y garantías que exigen, pero cada vez más se ofrecen créditos adaptados a las Pymes —en particular los llamados rosas, para las emprendedoras— como los de BBVA México, Banorte y Citibanamex, además de los créditos Pyme de Santander y Compartamos Banco.
Otra opción para obtener capital emprendedor son los productos financieros de Nafin y Bancomext, como el programa conjunto MujerES Financiamiento, además de los programas de apoyos financieros de los gobiernos locales dirigidos a las Pymes. Un ejemplo es el Fondo para el Desarrollo Social (Fondeso), del gobierno de la Ciudad de México.
Más allá del dinero
El financiamiento es el principal obstáculo para emprender, pero no el único. Con el propósito de mantenerse en contacto con sus clientes, 43.7 por ciento de las empresas creadas por mujeres realizan ventas en línea, reflejo de cómo la pandemia aceleró la transformación digital. No obstante, 57 por ciento todavía no lo ha logrado, debido a la falta de capacitación. Además, la mayoría de las empresarias hace entregas directas a sus clientes, pero solo 25.3 por ciento usa la mensajería.
Enteradas de esta situación, compañías como FedEx ofrecen asesoría a las Pymes para hacer crecer sus ventas a través de los servicios logísticos, tanto en el país como a nivel internacional.
“Los asesoramos sobre los requerimientos de importación en el país de destino que elijan; les decimos qué necesitan para calificar con su producto y que aduanalmente puedan correr el proceso”, dice Verónica Álvarez, directora de Ventas de FedEx México.
La ejecutiva hace ver que las Pymes mexicanas tienen un amplio potencial para distribuir sus mercancías tanto dentro de territorio nacional como en el extranjero, pero que necesitan capacitarse para entender las reglas del comercio, sobre todo para la exportación, de ahí la relevancia de buscar a los mentores adecuados en cada caso.
Actualmente, 56 por ciento de la red de clientes de FedEx México son Pymes, entre quienes existen casos de emprendedores que exportan regularmente sus productos. La calidad de la mercancía es fundamental, pero también la infraestructura logística para llegar a tiempo.
el dato...30 por ciento de las emprendedoras
Del país ya tuvieron un negocio previo que no funcionó en su primer o segundo año de vida
CASOS DE ÉXITO
Crecer como la espuma, desde cero
Lizbeth Ovalle, radicada en Monterrey, Nuevo León, ya tenía experiencia en la venta de productos por catálogo, pero cuando se decidió a emprender con el lanzamiento de su línea cosmética de jabones y cremas— Vestida de azúcar, reconoció que tenía un amplio camino por recorrer para empezar desde cero.
Pero no lo hizo sola, Lizbeth se acercó a Mujeres en Plenitud y a Fundación Coppel para capacitarse en la fabricación de los productos y la organización de su negocio.
“Como emprendedores, pensamos que solo debemos comprar materia prima y vender, pero tuve que aprender a desarrollar mi negocio, hacer inventarios, gestionar compras y sacar precios, entre otras cosas”, recuerda.
Una vez que generó clientes, Lizbeth incorporó el servicio de exfoliación de piel y aplicación de pestañas. De esta manera, explicó, “estoy diversificando mi emprendimiento, agregando más cosas; al sumarle a un emprendimiento, se pueden tener más recursos”.
Cuando ya tenía en marcha su negocio, Lizbeth tuvo que someterse a una cirugía de emergencia, pero tras recuperarse, retomó sus labores y volvió a entrar en contacto con sus clientes.
Sus mejores clientes son los que le hacen pedidos de jabones para ocasiones especiales como fiestas de baby shower, de primera comunión y graduaciones.
La magia de ser diferente
Una formación profesional o de oficios es una necesidad constante en el mercado mexicano, sobre todo cuando las empresas tienen dificultades para encontrar al personal que requieren, un nicho de negocio que Itzel Romero ha sabido atender, a través de Grupo Olvden y de su propia marca Itzel Romero, con sede en la Ciudad de México.
Los servicios abarcan: titulación de profesionistas que carecen del diploma de su universidad; certificación de trabajadores en diversas competencias específicas; y capacitación de emprendedores y ejecutivos, entre otros.
Ante la competencia, Romero ha tenido que adaptar sus servicios a las necesidades de sus clientes, ya sea mediante capacitaciones grupales o personalizadas, además de que garantiza la expedición de certificados o diplomas respaldados por la Secretaría de Educación Pública (SEP), la del Trabajo y Previsión Social (STPS), entre otras instituciones.
En sus 20 años de carrera, Romero ha visto que si bien el medio es importante para el éxito de un negocio, también depende de la “mentalidad del emprendedor”.
Por ello, debe trabajarse “el liderazgo y la resiliencia, y el networking”, considera la empresaria y advierte que, sobre todo las mujeres, deben buscar aliados para compensar las desigualdades de género que todavía existen.
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