Outfits para trabajar desde casa

MUJERES

Encerrados, parecía buena idea dejar los tacones guardados, pero trabajar en pantuflas puede no ser la mejor opción.

SHUTTERSTOCK.
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

¿Has escuchado hablar de la blusa Zoom? Es la que nos hace ver pre- sentables en cualquier reunión virtual o videoconferencia de trabajo con las que planeamos, organizamos o hacemos un pitch desde que llegó el covid-19 a México, sin importar si de la cintura hacia abajo hay una falda, un pants, un leggin o un pantalón de pijama.

 El encierro y la orden de quedarnos en casa nos tomó por sorpresa y muchas deci- dieron echarle llave imaginaria al clóset y solo abrir los cajones de las pijamas y la ropa deportiva. Los tacones y hasta los mocasines quedaron fuera de uso, empolvándose, mientras las pantuflas y los tenis abrazaban nuestros pies a deshoras.

 Casi un año después, sigue siendo un misterio cuándo volveremos a la normalidad •si es que eso sucede; sin embargo, los especialistas aseguran que hace mucho que debimos reactivar el armario, para que este año no sea perdido también en nuestra carrera y desarrollo profesional. 

Y es que el aspecto psicológico de la ropa no se limita al conocido “cómo te ven te tratan”, que se refiere a la percepción que generamos en los otros, sino también a la autopercepción, “esa manera en que la ropa me condiciona a mí mismo y me afecta en mis emociones y actitudes”, señala Álvaro Gordoa, director del Colegio de Imagen Pública. 

En este sentido, agrega, para las reuniones de trabajo virtuales e incluso “para trabajar solo desde casa”, no pierde validez aquella frase de “vístete de negocios, para hacer negocios”. 

En resumen, hay que ponerse en mood para trabajar. “Siempre debes usar un vestuario que te empodere, que te ponga en la actitud anímica para realizar tus funciones”, señala Gordoa, y aunque no exige la misma etiqueta una reunión de negocios que una cátedra universitaria o una junta con tu equipo más cercano de trabajo, es necesario empezar el día de la misma forma que lo hacíamos para salir de casa a trabajar. 

“Si no te bañas, no te maquillas, no te perfumas, no te peinas y estás todo el tiempo en pijama o en pants, tu actitud va a ser de cansancio, desgastada, y eso se imprimirá en tu trabajo, afectando a tu productividad”, explica Gordoa, y afirma que percibir el aroma de nuestro propio perfume nos levanta el ánimo y nos anima a tener un día productivo. 

Usar zapatos, por otro lado, no solo es deseable sino necesario. “Si es tu objetivo del día descansar, adelante, quédate descalzo. Pero si tienes una negociación muy importante o necesitas proyectar una actitud más atractiva y echada hacia delante, ¡ponte tacones! No importa que no aparezcan en la videoconferencia, seguro te van a poner en la actitud correcta”.


Venga el disfraz 

El especialista en imagen pública invita a disfrutar “las mieles de la psicología de la ropa” y no dejar a un lado, como si no fuera importante, la imagen física en el home office, es decir, casi siempre vale la pena enfundarse “el disfraz de ejecutivo” y aprovechar esa leve incomodidad que nos mantiene alertas.

Todos los que alguna vez hemos trabajado por cuenta propia, lo que conocemos como free lance, seguro hace mucho que descubrimos que la pijama no es buena consejera y que sentarnos recién levantados nos resta energía y actitud hacia el trabajo. Sonia Sánchez, autora del podcast Freelanceología, recomienda crear microhábitos que nos permitan mantener el orden en la actividad diaria y evitar la procrastinación. Uno de esos hábitos es bañarnos y vestirnos por la mañana, ponernos “listos para trabajar”. 

En este sentido, Manpower Group ha recomendado en sus blogs evitar el “Síndrome del pijama”, no solo para activarnos y entrar en “modo trabajo”, sino para evitar la apatía y soledad que el home office puede generar “y otros problemas de salud más físicos, como los dolores de espalda y contracturas musculares por trabajar en la cama o en sillones demasiado suaves y poco ergonómicos”, menciona el grupo de recursos humanos.

¿Y el workleisure?

 Suena chic, sin duda, y revistas femeninas como Vogue o Elle le han dado mucho espacio en sus páginas internacionales durante la pandemia. Vestidos camiseros, playeras, suéteres, faldas y jeans poco ajustados, con sandalias o cómodos tenis han desfilado entre sus recomendaciones.

 Se trata de ropa semiformal, que podemos ajustar a cada ocasión del día con solo cambiarle los accesorios. Puede ser una buena idea usar este tipo de ropa para trabajar, señala Álvaro Gordoa, siempre y cuando las prendas elegidas sean congruentes con la imagen que debemos proyectar en cada ocasión. 

“Depende de tu trabajo y de la actividad que tengas”. “Si eres maestra y ese día te toca calificar trabajos, sería conveniente y congruente una ropa cómoda para una actividad tan mecánica como estar pasando trabajos en una computadora y corrigiendo. 

Pero si lo que debes revisar son contratos porque eres abogada, es mejor enfundarte en un traje sastre que te lleve al escritorio, y no vestirte cómoda con ropa que te invitará a leer tumbada en la cama”, explica Gordoa. ¿Y si tienes reuniones? Aunque sean virtuales, agrega el consultor en imagen pública, “vístete de negocios y proyecta lo que en verdad quieres”.

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