Aunque en México no hubo una cuarentena estricta, la vida de gran parte de la población cambió radicalmente. Uno de los impactos más fuertes fue mudar los estudios a casa, pues el encierro y la falta de roce con sus pares, generó en niños y jóvenes afectaciones cuyo alcance todavía está por determinarse. “Sucedió en todo el mundo. Era fácil predecir que el manejo de la emergencia en la salud pública generaría también, a largo plazo, una pandemia de salud mental”, afirma el doctor Emmanuel Sarmiento, director del Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro.
La pandemia fue un periodo de incertidumbre y dolor para la sociedad, pues mucha gente experimentó la enfermedad de manera grave y la pérdida de seres queridos, además del desempleo y la inestabilidad económica; como era de esperarse, tras la vuelta a la “normalidad”, los problemas de salud mental y adicciones aumentaron.
“Esto se ve reflejado en la alta demanda de servicios de atención pública y privada por problemas como conductas suicidas, depresión, ansiedad e incremento en el consumo de sustancias, sobre todo de las que se consiguen de manera legal, como alcohol y tabaco ”, dice Sarmiento.
El Dato...40 por ciento
De los niños y adolescentes que participaron en el VoCes-19 experimentaron depresión en la pandemia
¿De qué tamaño es esta pandemia? Es pronto para saberlo con claridad, pero ya están en marcha esfuerzos que permitirán medirlo y actuar en consecuencia. El estudio VoCes-19 es uno de ellos. Se trata de una investigación orientada a entender cómo afectaron las medidas de mitigación de la pandemia a las poblaciones jóvenes en factores como la violencia, las adicciones, las condiciones económicas y la salud.
El estudio determinó que hubo un avance importante de padecimientos como depresión y ansiedad entre los niños y jóvenes, así como un aumento en el consumo de alcohol y drogas en toda la región Latinoamérica. Sin embargo, en comparación con otros países, en México los adolescentes y niños mostraron una prevalencia mayor de depresión y ansiedad, de moderadas a severas, que requieren atención personalizada, explica Isabel Vieitez, directora de la oficina de Population Council en México.
Signos de alerta
Debido a las repercusiones que los problemas de salud mental pueden tener en la vida futura de los pacientes, los especialistas concuerdan en que es importante una detección oportuna. El doctor Sarmiento afirma que si bien emociones como la tristeza, el enojo, el miedo o el nerviosismo son normales, cuando estos son demasiado fuertes o prolongados debemos reconocer un problema.
“Cuando ya no es normal, es cuando se genera una disfunción en la vida diaria. En este caso estamos hablando de un trastorno, por ejemplo: la tristeza profunda es depresión, y si el nerviosismo empieza a ser demasiado prolongado, se convierte en trastorno de ansiedad generalizada”, afirma el especialista.
La depresión puede presentar nueve síntomas principales, pero con la aparición de cinco ya es posible diagnosticarla y emprender un tratamiento, aclara Sarmiento. Estos son: tristeza, irritabilidad constante y anhedonia (pérdida de la capacidad de disfrute); alteraciones en el ciclo de sueño y vigilia (insomnio, apnea); modificaciones en el apetito; pérdida o alteraciones en la memoria y concentración (bajo rendimiento académico); mayor sensibilidad con llanto ante cualquier estímulo; fatiga y falta de energía; problemas de autoestima y sentimientos de culpa.
El Dato...31 por ciento
De los encuestados para VoCes-19 dijo haber sufrido ataques de ansiedad durante el confinamiento
El noveno síntoma son las conductas suicidas, que van desde tener ideas o fantasías de muerte, hasta los intentos reales de hacerse daño o poner en peligro su vida.
Otro de los principales problemas de salud mental que se presentan entre las personas jóvenes es la ansiedad. Los síntomas son la preocupación persistente y desproporcionada por asuntos particulares.“ Tener la cabeza llena de problemas en los que no podemos dejar de pensar; pensamientos catastróficos, miedo inexplicable e irritabilidad; incremento del apetito, periodos de insomnio, dificultad para concentrarse, tensión y dolores musculares, sudoración y temblores”, explica Emmanuel Sarmiento.
Aunque estrictamente hablando el cuadro clínico es el mismo para los adultos que para jóvenes y niños, lo que difiere es la cronicidad; un cuadro de estos es más fácil de atender en la niñez o adolescencia que en la adultez, cuando ya se llevan varios años con esta condición y con diversas recaídas. “Siempre habrá mejor pronóstico con la atención temprana”.
Comprensión y apoyo
En casos de emociones o conductas que sean demasiado intensas, que estén presentes la mayor parte del tiempo y que generen una disfunción en el día a día, el director del Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro aconseja buscar ayuda profesional. Para ello, existen más de 300 Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA), que ofrecen ayuda psicológica, o se puede directamente marcar a la Línea de la Vida para recibir apoyo desde cualquier parte del país.
Si el caso aún es manejable, es decir, no interfiere con la vida diaria del paciente, podemos apoyarlo desde casa. “Debemos predicar con el ejemplo, tener buenos hábitos, hacer ejercicio, llevar una buena alimentación, dormir un número adecuado de horas y, sobre todo, brindar comprensión. Entender que los jóvenes han pasado por situaciones que no estaban contempladas dentro de su panorama y validar sus sentimientos”, finaliza.
Por su parte, Isabel Vieitez hace énfasis en la necesidad de acercar servicios de salud a la población, sobre todo aquella que es más vulnerable y sin acceso a medios digitales, para enfrentar esta nueva pandemia. También remarca lo importante que será que padres y madres de familia tengan las herramientas necesarias para identificar de manera oportuna problemas que pudieran tener sus hijos o hijas, así como detectar el abuso en el consumo de sustancias enervantes.
“En la nueva normalidad se necesita contención y espacios de escucha para adolescentes y niños, y desestigmatizar la salud mental. Hablar del duelo, de las pérdidas y de los mecanismos positivos de afrontamiento es necesario para recuperar la salud mental perdida”, agrega Vieitez.
srgs