La pandemia de coronavirus evidenció el gran problema de salud que México arrastra desde hace mucho tiempo. Enfermedades relacionadas con la obesidad: diabetes e hipertensión mostraron su peor cara.
Con más de 46,000 personas fallecidas a causa de la pandemia, México se convirtió en el cuarto país con más defunciones por Covid-19 y el octavo con más letalidad, mayor a 11%, una cifra de la que el gobierno federal culpa a la mala alimentación de los mexicanos y la industria de alimentos procesados.
La tensión entre el gobierno federal y la industria de alimentos no se hizo esperar, cuando el subsecretario de Salud Federal, Hugo López-Gatell, aseveró que es necesario dejar el consumo de refrescos y otros productos industrializados, pues las enfermedades que provocan pueden agravar a los pacientes de Covid-19, ya que en México 1 de cada 2 muertos por coronavirus padecía obesidad, más de una tercera parte diabetes y casi la mitad sufría hipertensión.
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Por su parte, las empresas que conforman el sector de alimentos y bebidas, con un mercado de 52,600 millones de dólares (mdd) en México, dejaron en claro que el problema de salud es de origen multifactorial y no por la ingesta calórica de sus productos.
Además, aseguraron que el gobierno solo busca un culpable a quien responsabilizar del problema. “Buscan un enemigo público a quien responsabilizar ante la crisis sanitaria”, dice Guillermo Ángeles Cañedo, responsable de comunicación de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC).
Cabe destacar que la industria representa 7.6% del PIB manufacturero, 18% de la producción alimentaria proviene de este sector y genera 127,960 empleos. Mientras que su inversión en programas de responsabilidad social en los últimos seis años fue de 730 mdp.
Un elixir peligroso
Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico señalan que México es el segundo país con mayores índices de sobrepeso y obesidad, condiciones que afectan a 3 de cada 4 mexicanos.
Por ello, la investigadora Florence Théodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, afirma que “ingerir bebidas endulzadas en exceso se asocia con padecimientos como obesidad, diabetes tipo 2, derrames cerebrales, cáncer, enfermedades arteriales coronarias y óseas, problemas dentales, envejecimiento prematuro y adicción”.
Según Florence Théodore, el consumo de refrescos en México es resultado de procesos económicos, políticos y culturales, con consecuencias alarmantes. Entre 1999 y 2006 se triplicó el consumo de bebidas azucaradas entre los adultos mexicanos, y de este sector, 15% de los que beben refrescos son más propensos a padecer obesidad.
“Esta cifra aumenta de manera alarmante en comunidades rurales, ya que 7 de cada 10 niños desayunan con refresco”, señala la investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública.
Y es que México es el primer consumidor de refrescos en el mundo, con un promedio de 163 litros por persona al año, aproximadamente 40% más que el segundo consumidor: Estados Unidos (EU), con 118 litros por persona anualmente, según la Universidad de Yale.
Además, los datos también indican que en promedio, una familia mexicana destina 10% de sus ingresos a la compra de refrescos; 24% a otros alimentos y bebidas; y 66% a vivienda, educación y vestimenta, de acuerdo con el Inegi. Para Théodore, la situación es preocupante, pues según la asociación civil El Poder del Consumidor, el alto consumo de bebidas azucaradas podrían ocasionar enfermedades a los mexicanos por la ingesta calórica y afecta más a la región.
“Las bebidas azucaradas siempre han estado presente en la dieta de los mexicanos, y será difícil quitar ese habito de consumo en la población, incluso entre las personas que padecen diabetes”, menciona Florence L. Théodore.
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La reacción
La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) reprobó que el subsecretario Hugo López-Gatell se refiriera al producto como “veneno embotellado”.
“Es inaudito que un funcionario público federal, con la gran responsabilidad de ser el promotor de la salud en nuestro país, estigmatice a una industria que cumple a cabalidad con todas las normas y regulaciones en México”, dice Guillermo Ángeles Cañedo, responsable de comunicación de la ANPRAC.
Según la Asociación, la interpretación y difusión tendenciosa de un “estudio académico” (International Journal of Obesity) para buscar culpables a un problema de salud de origen multifactorial, no abona a la solución integral de la obesidad y diabetes que enfrenta México.
Sobre todo, agrega el vocero, cuando el mismo estudio reconoce que la ingesta de bebidas azucaradas no es el mayor contribuyente individual de calorías en la dieta de los mexicanos, y los modelos que utiliza para llegar a sus conclusiones son basados en la población estadounidense.
El vocero de la ANPRAC destaca que un calificativo como el que utilizó el subsecretario de salud evidencia una animadversión personal contra la industria, basada en prejuicios e información imprecisa, y representa un peligroso de sesgo ideológico que pone en riesgo a sectores productivos estratégicos que resultan vulnerados en su credibilidad.
Las ventas disminuyen
La pandemia también causó grandes estragos dentro de la industria refresquera en el mundo. En el segundo trimestre, cuando aproximadamente un tercio de la población mundial fue sometida a algún tipo de confinamiento, los ingresos globales de las empresas refresqueras cayeron 28%, en comparación con el año anterior, a 7,200 mdd.
Fue la mayor caída en la historia del sector. Sin embargo, en México las ventas cayeron solo 5%. Esa disminución relativamente modesta fue causada por la caída del negocio en los restaurantes.
Muchos trabajadores de la construcción y otros empleados manuales, un segmento clave para las marcas refresqueras, han sido despedidos temporalmente desde que comenzó el cierre parcial del país. Pero aparentemente muchas de esas personas continúan su consumo en casa.
“La nueva dinámica hace que se consuma menos refresco en su formato individual, que es las presentación más rentable para las empresas, pero aumentó el consumo en su formato familiar. Además, el cierre de restaurante pegó en sus ventas”, menciona Marisol Huerta, analista de Banco Ve por Más.
La analista del sector bebidas señala que en México existen dos embotelladoras poderosas en la distribución de refrescos y bebidas endulzantes, no solo en el país, sino en toda América Latina: Coca-Cola Femsa y Arca Continental.
En el caso de Coca-Cola Femsa registró una caída de sus volúmenes de producción en el país de 5.8% en el segundo trimestre del año. En tanto, sus ventas también retrocedieron 5.6%, según datos de su último reporte financiero de la empresa embotelladora.
La analista de Banco Ve por Más explica que al estar en casa cambian los hábitos de consumo. En su informe, la empresa compartió que el cierre de negocios como restaurantes y cines, así como la cancelación de encuentros deportivos y otros eventos masivos impactaron de forma negativa sus estados financieros durante el segundo trimestre del año. En cuanto a Arca Continental, las ventas netas aumentaron 2.3%. Así que aguantaron un poco más la pandemia en México durante el confinamiento.
“A medida que vaya avanzando el desconfinamiento, la tendencia se revertirá para las embotelladoras mexicanas y aumentará el consumo del refresco a los niveles de antes de la pandemia”, dice la analista de Banco Ve por Más.
Sin embargo, este aumento en el consumo de bebidas azucaradas podría traer más enfrentamientos con las autoridades sanitarias del país, quienes no quitan el dedo del renglón al culparlos por 7% de las muertes en México y plantean reducir el tamaño de las porciones de la comida chatarra en un futuro.
“No hay un elemento legal para regular las porciones alimentarias hasta el momento. Dada la importancia, no sería de extrañar que esto esté en el debate público pronto y se busque la posibilidad de que también se regulen las porciones de todos los alimentos”, dijo el subsecretario López-Gatell el pasado martes durante su conferencia vespertina.
yvr