El 2 de septiembre de 2017 Enrique Peña Nieto volaba a China acompañado del exsecretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray.
El viaje no tenía nada fuera de lo común, era una gira de trabajo, excepto que en ese momento se llevaba a cabo en la Ciudad de México, la segunda ronda de negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ahora T-MEC. No solo eso, días antes, Donald Trump había lanzado una de sus amenazas de cancelar el acuerdo con México y Canadá.
Según el análisis de expertos en ese entonces, el viaje tenía para el gobierno de Peña la misión de afianzar otras relaciones en caso de que Trump cumpliera sus amenazas, y servía como un mensaje claro al presidente de Estados Unidos (EU) de que México tenía otras opciones.
La visita que lleva a cabo el actual canciller Marcelo Ebrard a China despúes de su participación en la Cumbre del G20 en Japón, puede cumplir con un propósito similar. Los momentos son comparables porque prevalece una relación tensa con el presidente estadounidense.
Ahora, sin embargo, las amenazas son para el nuevo gobierno de México y han subido de tono. A principios de junio, Trump estuvo a punto de cumplir la imposición de aranceles escalonados a productos de México, si no detenía el flujo de migrantes a través de la frontera común. La crisis se evitó después de los compromisos que adquirió nuestro país, pero no existe la garantía de que se evite en el futuro.
En ese contexto, la visita es parte del juego geoestratégico válido en las relaciones internacionales, señala Sergio Luna, director de Estudios Económicos de Citibanamex. “Siempre es conveniente platicar con todo mundo. Seguro en Washington seguirán con atención que un socio, como México, vaya a Beijing”, dice. Es probable que genere inquietud en EU que un país de su esfera de influencia, como el nuestro, platique con China.
Es probable que genere inquietud en EU que un país de su esfera de influencia, como el nuestro, platique con China.
Pero la visita del canciller mexicano tiene otros elementos que, según los expertos, la hacen pertinente. Al ser China el segundo socio comercial de México, con una balanza deficitaria para el segundo, es una visita obligada, más en momentos en que nuestro país tiene una agenda pendiente de diversificación.
“Tenemos preferencias comerciales con más de 50 países, pero seguimos recargados en EU”, menciona Francisco de Rosenzweig, exsubsecretario de Comercio Exterior de México, entre 2011 y 2016. Cabe mencionar que 87% de las exportaciones mexicanas en 2018 seguían concentradas en el vecino del norte, según cifras del Banco de México.
Los expertos coinciden en que la guerra comercial entre China y EU puede aumentar el atractivo de México para productores del país asiático que decidan instalarse en nuestro país para enviar sus productos al vecino del norte.
No obstante, México debe ser cauteloso en cómo maneja su relación con China, por los compromisos que adquirió en el nuevo acuerdo T-MEC y porque comercialmente, EU y Canadá son competidores más que complementarios en algunos sectores.
“México tienen que ser muy cuidadoso sobre como maneja esta relación, ya que cualquier acuerdo o convenio que firme con China le podría causar o generar roces con su vecino del norte”, dice Ángel Friscione, comisario de la Cámara de Comercio y Tecnología México China.
Trascender la compleja relación
Plantear la posibilidad de un acuerdo comercial con China no puede ser parte de la visita de Marcelo Ebrard en aquel país. La nueva versión del tratado entre Estados Unidos, México y Canadá, lo descarta en su capítulo 10, que plantea que ninguno de los tres socios puede negociar un acuerdo comercial con un país que no es considerado una economía de libre mercado, y de hacerlo, quedaría fuera del T-MEC.
Si bien China ingresó a la OMC en 2001, aún mantiene el estatus para muchos países, incluidos Estados Unidos y México, de una economía que no es de libre mercado, y por ello le aplican reglas más estrictas en temas de competencia desleal.
“Evidentemente hay que ser cuidadosos, hay una guerra comercial entre EU y China, por lo que se deben cuidar las formas, que no se manden mensajes inconsistentes con los compromisos en el T-MEC”, sostiene Rosenzweig.
Pero el acercamiento entre ambos países no tiene que pasar por un tratado comercial, ya que esto no es un impedimento para que México busque áreas de oportunidad en la segunda economía del planeta, más allá de la complejidad que ha caracterizado su relación.
Una de ellas es que en el intercambio de mercancías no hay un “piso parejo”. “Hay algunas prácticas que tienen que ver con apoyos a empresas estatales y paraestatales que no tienen empresas de nuestro lado. Desde ese punto de vista no hay un piso parejo”, dice Luna, de Citibanamex.
Otro elemento que ha distinguido el vínculo entre ambas naciones es una condición de rivales más que aliados. La rivalidad quedó manifiesta al inicio de este siglo, cuando después de ingresar a la OMC, China se volvió uno de los principales proveedores de EU y desplazó a México.
Sin embargo, en el primer bimestre del año, México se situó como el mayor socio comercial de EU, por encima de China, tras legislar un intercambio comercial por 97,418 mdd.
Las economías de México y país chino no son complementarias, pues ambos son manufactureros. China compra de otros países latinoamericanos sus materias primas, compra mineral de hierro de Brasil y cobre de Chile, por ejemplo.“La nación asiatica es un buen cliente para países emergentes que producen materias primas; México como productor de manufacturas ha sido más bien un competidor y eso implica una relación más compleja”, menciona Luna.
Sin embargo, respecto de cuando comenzó la rivalidad con México, China es ahora un país más próspero, con ingresos similares, y por lo tanto, más interesante como mercado de consumo que antes para nuestro país.
“Claramente, China es un mercado muy atractivo pero en el entendido no de una negociación comercial, sino de cooperación en temas donde puede haberla”, menciona Rosenzweig y agrega que la visita de Ebrard debe aprovecharse para esos temas.
Mundo de oportunidades
Para los chinos, México es visto como una plataforma de entrada al mercado más grande del planeta mientras este se encuentre en una guerra comercial con su país. “Los chinos se han dado cuenta del mercado potencial que ofrece México con sus más de 120 millones de habitantes”, dice Friscione, de la Cámara de Comercio y Tecnología México China.
En su opinión, puede existir complementariedad entre ambos países en algunos sectores, más allá de competencia. China cuenta con un déficit alimenticio que significa para los mexicanos una oportunidad para enviar productos frescos y procesados a aquel país. Además, México puede proveerle minerales de los que es ávido importador.
Incluso pueden complementarse en la industria automotriz, porque los proveedores chinos buscarán establecerse en nuestro país para abastecer a ese sector.
La visita del canciller puede ser un buen momento para avanzar en las autorizaciones sanitarias y fitosanitarias que tienen pendiente un número importante de productos mexicanos, eso haría que aumentaran las exportaciones agroalimentarias de México, dice Rosenzweig.
Pero para que los mexicanos puedan vender más a aquel mercado requieren apoyo del gobierno federal y de los gobiernos estatales. “Necesitan incentivos al campo para producir más, ya que, en la mayoría de los casos, casi, 100% de su producción exportable está comprometida con Estados Unidos”, agrega Friscione.
Por lo pronto, dice, la visita del Canciller Ebrard manda un mensaje claro sobre el interés de México de colaborar en algunos temas con China.