La violencia contra las mujeres tiene sus raíces en una situación sistemática de desventaja social de las mujeres en la sociedad y en sus relaciones interpersonales con los hombres.
La existencia de normas de género rígidas que establecen los roles socialmente aceptables para hombres y mujeres proporciona, proporciona la justificación social para el uso de la violencia en las parejas, cuando una de las partes, generalmente, la mujer, no cumple los roles socialmente asignados o de alguna manera infringe las normas a los ojos de su pareja.
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Hablamos de violencias de pareja (en plural) porque existe una diversidad importante en cuanto a la naturaleza y características de los vínculos que se tienen (o tuvieron) con la pareja.
Si bien la Endireh 2016 (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares) solo da cuenta de aquella que tiene lugar en el marco de relaciones heterosexuales, es importante reconocer tres grandes grupos de mujeres: mujeres en unión (casadas o unidas), mujeres previamente unidas (separadas y divorciadas) y mujeres solteras y, por ende, tres tipos de violencia de pareja: violencia conyugal, violencia de exparejas y violencia en el noviazgo.
Violencia conyugal hacia las mujeres
La naturaleza del vínculo afectivo que presumiblemente existe –o existió– entre los miembros de una pareja marital imprime un significado particularmente doloroso a las manifestaciones de violencia que pueden tener lugar entre ellos, multiplicando el potencial de los efectos y consecuencias.
Por otra parte, la estrecha convivencia que caracteriza a las parejas conyugales, que además comparten gastos y, en la mayoría de los casos también, hijos, plantea riesgos particulares de tensiones y conflictos en torno a las decisiones y estrategias de organización familiar que se desarrollan y que, de manera cotidiana pueden exponer a las mujeres al peligro de recibir distintas manifestaciones de violencia por parte de su pareja.
Del total de mujeres casadas o unidas incluidas en la Endireh 2016, 40% ha recibido uno o varios tipos de violencia conyugal a lo largo de su vida. Y en el último año (antes del levantamiento de la encuesta, de 2015 a 2016) la cifra correspondiente es de 29% de las mujeres. Estos datos básicos son suficientes para corroborar que la violencia hacia las mujeres en el marco de las relaciones maritales continúa siendo un problema de preocupante magnitud en México.
Del total de las mujeres
la Endireh 2016, que recibieron algún tipo de violencia de pareja, solo 5.9% presentó una denuncia.
Violencia de exparejas
Las mujeres separadas y divorciadas son particularmente vulnerables a experimentar violencia por parte de sus exparejas. Muchas veces se asume, erróneamente, que una vez separadas de una pareja abusiva dicha violencia ya no ocurrirá, pero con frecuencia la separación solo da paso a nuevos episodios de violencia; de hecho, numerosas publicaciones identifican la separación como un factor de riesgo del feminicidio de pareja.
Si comparamos estas prevalencias con las correspondientes para las mujeres casadas o unidas, se observa una duplicación de la prevalencia de violencia emocional, una violencia sexual tres veces mayor y una violencia física cuatro veces mayor para las mujeres separadas o divorciadas.
Violencia en el noviazgo
Cuando nos referimos a la violencia en el noviazgo (hacia mujeres solteras) es relevante diferenciar a mujeres adolescentes (entre los 15 y 19 años) de las mujeres adultas, de 20 años y más, ya que convencionalmente se acepta que la adolescencia es una etapa de desarrollo previa a la vida adulta, y que existen importantes diferencias entre ambos grupos en términos de desarrollo emocional y psicológico.
De acuerdo con los datos de la Endireh 2016, la forma de violencia más prevalente en el noviazgo es la emocional. Esto es válido para ambos grupos de edad y ya sea que nos refiramos al último año solamente, o bien a alguna vez en la vida.
Como cabe esperar, las prevalencias son mayores cuando el período de observación se refiere a “alguna vez en la vida”, en contraste con las que se observan cuando acotamos a los últimos 12 meses, y al diferenciar por los grupos de edad que seleccionamos, se aprecia que, en efecto, las violencia en el noviazgo es más elevada para las adolescentes.
Del total de mujeres encuestadas en la Endireh 2016 que recibieron algún tipo de violencia de pareja solo 5.9% presentó una denuncia, y este porcentaje varía notablemente por situación conyugal, pues mientras entre las mujeres separadas o divorciadas llega a 13.6%, entre las casadas fue solo de 4.3% y entre las solteras.