Urge una vacuna contra covid-19, que permita regresar a la vida diaria

SALUD TOTAL

Al mundo le urge una vacuna que permita a la gente vivir, viajar, trabajar, aprender y socializar, pero apresurar el protocolo conlleva riesgos, como el de “mejorar” la enfermedad en algunas personas.

Decenas de laboratorios nacionales y privados buscan la vacuna, con la idea de tenerla disponible en no más de dos años.
Anjana Ahuja
Ciudad de México /

Fue aclamada como una vacuna innovadora para el dengue, una enfermedad tropical desatendida que mata a unas 20,000 personas cada año. Dengvaxia, de Sanofi Pasteur, ya se desplegaba en un programa que alcanzaba a más de 800,000 niños en edad escolar en Filipinas, cuando comenzaron a aparecer informes de que niños vacunados enfermaron gravemente y algunos murieron. 

La farmacéutica insiste en que la vacuna es segura. Pero hay un misterio científico sin resolver en el corazón de la tragedia de Dengvaxia: en un pequeño subgrupo de personas, ¿puede una vacuna empeorar una infección en lugar de mejorarla? 

Esa pregunta nunca ha sido más apropiada. Un mundo posterior al coronavirus depende de una vacuna covid-19. Sin ella, un retorno a la normalidad conlleva el peligro de más muertes por este virus respiratorio al que los humanos no tienen inmunidad previa y para el que no hay tratamientos que salven vidas. 

Pero una sombra se cierne sobre la carrera mundial para desarrollar una vacuna pandémica: un fenómeno poco conocido llamado mejora dependiente de anticuerpos (ADE, por sus siglas en inglés), también conocido como mejora de la enfermedad o mejora inmunológica. 

Se refiere a una situación contraintuitiva y potencialmente peligrosa: cuando la presencia de anticuerpos, que se supone vencen la enfermedad, empeora al paciente en lugar de detener una infección activa. 

Es una preocupación rara pero no inexistente. El virus pandémico pertenece a la misma familia de coronavirus que causa SARS (síndrome respiratorio agudo severo, 2002) y MERS (síndrome respiratorio del Medio Oriente, 2012). Beate Kampmann, directora del Centro de Vacunas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM, por sus siglas en inglés), dice que las observaciones de ADE con coronavirus anteriores significan que hay que pisar con cuidado. 

El Dato...

8,000 personas

Infectó el SARS en ocho meses; covid-19 superó las 500,000 en seis meses y sigue avanzando.

“No queremos reducir riesgos de forma desproporcionada, pero nadie puede garantizar 100% que la mejora de la enfermedad no ocurrirá. Si surge, sería un desafío muy serio”, dado que covid-19 resultó ser un contagio más disruptivo que SARS o MERS. 

Donde SARS infectó a unas 8,000 personas a lo largo de ocho meses, covid-19 ha infectado a 7 millones confirmados en aproximadamente seis meses de viajar por el mundo. Y más de 520,000 habían muerto para el 1 de julio. Es probable que las últimas cifras oficiales sean mayores.

La urgencia 

Los devastadores impactos en la salud van de la mano con la mayor crisis económica desde la Gran Depresión. El cierre de escuelas y oficinas significa educación perdida y empleo precario, cada uno con sus propias consecuencias para la salud a largo plazo. Además, el hallazgo de que las comunidades étnicas negras sufren desproporcionadamente del virus agrega una sombría dimensión social y política al tema. 

Una vacuna que permita a las personas vivir, trabajar, viajar, aprender y socializar juntas de manera segura nuevamente es la mejor estrategia para salir del cierre a largo plazo. Por ello, existen hoy un gran número de proyectos de vacuna covid-19 en curso: 213 al 1 de julio, según el rastreador LSHTM. Las posibilidades de que una de ellas salga bien parecen esperanzadoras, pero el éxito no está garantizado. 

Cuando te encuentras con un virus de forma natural, tu cuerpo hace una lucha generalizada para tratar de evitar que ingrese a las células y haga copias de sí mismo. 

En algunas personas, eso es suficiente para prevenir síntomas y enfermedades. En una semana o dos, surge una respuesta más “adaptativa”: producimos anticuerpos a la medida, que se unen específicamente al virus, y células T, que eliminan las células que ya han sido infectadas. 

Las vacunas están diseñadas para provocar esta respuesta adaptativa de forma artificial y la vacunación crea una “memoria” biológica del virus pero sin el peligro de una infección natural. Cuando el virus golpea, un cuerpo vacunado está preparado y listo para defenderse. En ADE, ese cebado sale mal. 

El gran dilema 

Anthony Fauci, líder de la respuesta en investigación de los Estados Unidos a covid-19, entrevistado sobre la vacuna de la compañía Moderna, habló de la necesidad de equilibrar las vidas salvadas con las que podrían estar en peligro por ADE: “Si por cada persona que tiene una enfermedad mejorada, salvas 1,000 vidas, lo tomaré, ¿verdad?”.

Esta compensación es un dilema ético que la sociedad podría verse obligada a considerar. Las vacunas pandémicas se desarrollan necesariamente a partir de conocimientos incompletos. “Solo hemos tenido este virus durante seis meses”, advierte Zania Stamataki, profesora principal de inmunología viral en la Universidad de Birmingham que está ayudando en el esfuerzo de llevar a cabo pruebas nacionales en el Reino Unido. 

“Ese no es tiempo suficiente para evaluar si alguien puede infectarse, aumentar la inmunidad protectora o volver a infectarse nuevamente”. En términos relativos, covid-19 sigue siendo un misterio inmunológico. 

Danny Altmann, profesor de inmunología en el Imperial College de Londres, afirma que “no toda la inmunidad es buena inmunidad. Diferentes vacunas estimularán diferentes partes del sistema inmunitario y la primera vacuna que llegue a la meta no necesariamente será la mejor”. 

Los ensayos de fase uno aseguran que una vacuna no cause daño; la fase dos, que involucra unos cientos de personas, busca evaluar su eficacia; la fase tres, que contará con 5,000 voluntarios para la vacuna candidata del Instituto Jenner, de la Universidad de Oxford, revelará si una vacuna funciona a escala y tiene algún efecto secundario. 

“Un proceso que normalmente llevaría de tres a cuatro años se realiza en seis semanas”, dice Mike Turner, de la organización benéfica Wellcome Trust. “Pero no estamos cortando esquinas. Las personas están priorizando esto porque es la amenaza existencial del momento”. Casi cualquier vacuna, dice, es más segura que tener la enfermedad. 

Kampmann, de LSHTM, está de acuerdo y dice que la mayoría de las personas que conoce están listas para recibir una vacuna pandémica. Incluso ella: “Inicialmente pensé: ‘Cuanto antes me dé, mejor’. Ya no pienso así. Tengo casi 50 años y veo personas de mi edad con ventiladores. Esperaré la vacuna”.

srgs



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