A partir del próximo miércoles, Héctor Bonilla retoma la propuesta escénica Cartas marcadas que creó y protagoniza con su esposa, Sofía Álvarez, con quien dice, “me gusta trabajar”; ahora proyectarán su sentir por la desaparición epistolar y la frialdad que ha provocado el teléfono entre los seres humanos, en El Vicio.
La idea es presentarse un día a la semana, porque sus ocupaciones le impiden estar más tiempo en ese escenario; pues en teatro también está de gira con la obra Los mosqueteros del Rey y con un montaje que tiene con su hijo Fernando, Algo en Fuenteovejuna fuimos a un festival en Almagro, España, vamos a ir a Colombia y vamos a ir al Cervantino”, además está en plena preparación de “una secuela de Un padre no tan padre, para inicios del año que entra”.
De televisión dice que “no hay nada en puerta”, aunque asegura que no extraña la pantalla chica, pero reconoce que con la llegada de Netflix las cosas han cambiado, por la calidad que ahora se demanda.
¿Vuelve con Cartas marcadas al escenario?
Sí, lo hacemos cada vez que podemos, que tenemos tiempo, vamos a estar en El Vicio los miércoles.
¿Cuál ha sido la reacción del público con las situaciones que presentan?
Hay una especie de nostalgia, desapareció la relación epistolar, entonces es muy interesante acercarse a lo que dijeron en momentos trágicos, chistosos, dolorosos, en fin, es una paleta de pintor, porque tocamos muy diversas cartas históricas...
Una forma de comunicarse que parece inexistente, nos hemos olvidado de escribir cartas, de tocar a la gente, de siquiera mirar a la gente cuando hablamos con ella…
Sí, me acabo de topar anoche con una petición, una serie de gente que están proponiendo, dicen que la Tierra es plana, que no es redonda, resulta que hay ya 88 mil personas convencidas con un rango del mundo, unos en Estados Unidos, otros en España, que es un índice de que no han leído un libro en su vida; están convencidos de que la Tierra es plana y que se les está engañando. Eso es un dato monstruoso de lo que ha hecho el teléfono. Esa cadena de mentiras, de suposiciones, de maldiciones y pasarse el día al teléfono haciendo eso.
¿Cómo surge esta propuesta?
Estábamos platicando más o menos de lo mismo Sofía y yo, y decidimos una cosa que podemos hacer entre ella y yo, que me encanta trabajar con mi mujer; entonces, le pusimos algunas cancioncitas que compuse y armamos esto con unos videos que organizó Sofía para poner el tema que estamos abordando en la pantalla, para que tengan una referencia más exacta los espectadores.
Dice que tiene otros compromisos, ¿qué planes hay… teatro, cine…?
Bueno, teatro, estoy de gira con Los mosqueteros del Rey, estamos haciendo salidas con una obra que diseñó y dirige y actúa mi hijo Fernando, que es Algo en Fuenteovejuna, fuimos a un festival en Almagro, España, vamos a ir a Colombia, al Cervantino. En cine está preparándose una secuela de Un padre no tan padre, para inicios del año que entra y de televisión, por lo pronto no tengo nada.
¿Extraña la televisión?
Nunca extrañé hacer televisión. Esa televisión de dos personas que se conocen, cruzan una serie de avatares y se casan al final es una sola telenovela cambiándole de nombres; pues es francamente nada. Afortunadamente con la aparición de Netflix se ha abierto el panorama y de pronto ya no hay mi telenovela de las cinco, porque Netflix proporciona varios capítulos; entonces, uno a las once de la noche puede ver varios capítulos; eso modificó la televisión;y creo que para bien. He hecho algunas cosas, pero tiene rato que no me llaman. Lo último que hice fue unos capítulos de El señor de los Cielos.
El entretenimiento ha cambiado, en la pantalla chica se modificó, eso ha incrementado las oportunidades para actores, directores productores, ¿o sigue habiendo un monopolio, ahora vía streaming?
No creo porque hay diversas opciones, pero lo que sí incrementó es la necesidad de la calidad, porque hay argumentos más ambiciosos, escritos para ser interpretados, no nada más recitados por gente que se maquilla. Entonces, creo que es benéfico, que está bien.
¿Anhela trabajar con algún director, le falta hacer algún personaje?
Me deben faltar como un millón más o menos, pero pues el cartabón de todos los actores a los que se nos queda atorado el no haber hecho Hamlet, por ejemplo. Pero no hay un personaje que anhele hacer, van surgiendo por muy diversas razones. No soy un actor que piense en que un personaje se adapte a mi cara, a mi cuerpo, a mi forma de hablar, sino al revés. Actuar para mí es interpretar, tengo un eslogan: ‘un actor es mejor actor mientras más géneros toque con solvencia; es decir, que pueda hacer una tragedia griega, una comedia musical, una farsa, una pieza con solvencia, y siempre es mejor que los personajes que interpreta sean diferentes. Que eso es qué, pues el polifacetismo, actuar para mí es ser polifacético.