Alejandro Calva estrena hoy La ternura (2017), una comedia que reúne en una isla desierta a dos familias o tres parejas de diferentes generaciones, bajo la producción de Morris Gilbert y dirección de Benjamín Caan.
“Alfredo Sanzol (Pamplona, 1972) es un gran conocedor de Shakespeare e hizo una comedia contemporánea con ese sabor, pero absolutamente moderna e irreverente”, afirma Calva en entrevista con MILENIO sobre la obra que llega a México al iniciar la primavera.
Ambientada en el siglo XVI, La ternura lleva al espectador a una isla en la que se fueron a refugiar por sus malas experiencias con el sexo opuesto Reina Esmeralda y sus hijas Princesa Salmón y Princesa Rubí, por un lado; y por el otro, Leñador Marrón y sus hijos, Leñador Verdemar y Leñador Azulcielo.
Las nobles deciden disfrazarse de hombres, guerreros de la Armada inglesa náufragos, ante los plebeyos misóginos que llevan 20 años habitando la isla para evitar a las mujeres dañinas y peligrosas.
“A mí me encanta hacer este tipo de humor en el que los elementos en que se basa, como la guerra de sexos, son universales, pero puestos en un contexto cercano a estas comedias de Shakespeare”, dice Calva sobre la obra inspirada en La tempestad, Sueño de una noche de verano y Noche de reyes.
La comedia de Sanzol, que se estrena en el Nuevo Teatro Libanés, reúne en tres generaciones a las parejas de Calva y Mónica Dionne, Arap Bethke y Carla Medina, y Luisa Guzmán Quintero y Pierre Louis.
“Hacemos un ensamble maravilloso, como se tiene que hacer en el teatro, que es un ejercicio de equipo, de compañía; si haces teatro de manera individual generalmente no sale tan bien como en este trabajo que tiene un equipo muy preciso y muy perfecto”, añade el protagonista de The Pillowman.
“Con la reina y sus hijas, y el leñador y sus hijos en la isla se generan enredos, y se enamoran unas de otros. Es un gran pretexto para hablar de una de las expresiones humanas más auténticas y poderosas: la ternura, que es la expresión esencial del amor, pero que no necesariamente tiene que ser romántica.
“La obra habla de esta expresión humana muy reconocida en nosotros y que tiene una fuerza transformadora, revolucionaria: la ternura, que nosotros de plano no hemos encontrado la manera de usar a nuestro favor para transformar nuestro mundo”, añade el actor.
Agrega que también explora la paternidad y la maternidad, y cuestiona lo que implica para los padres querer evitar el sufrimiento a los hijos al ponerlos en una burbuja de cristal para que nada los lastime.
“Solo es una fantasía, el mundo no es así. No puedes evitarles el sufrimiento a los hijos, tienen que hacer experiencia porque nadie experimenta en cabeza ajena, y, ni modo, la vida es dura”, dice Calva.
Sobre el género de la pieza, destaca los elementos para que una comedia funcione en escena.
“Cualquier temática que se ponga puede ser tan profunda o tan superficial, tan dura o tan ligera como uno quiera. La comedia es un lenguaje, un género, que llama mucho más a la inteligencia, a la reflexión; el drama acude más a los sentidos, a la emoción, provoca menos reflexión y más sentimiento. Para ver comedia tiene que estar conectado con tu cabeza, y La ternura posee elementos universales, pero contemporáneos, que hacen que el espectador se reconozca en alguno de sus personajes”, sostiene.
Considera que la obra, estrenada en el Teatro de la Abadía de Madrid en abril de 2017, donde la vio el productor Morris Gilbert y decidió traerla a México, se inserta en los debates contemporáneos.
“El autor plantea el juego de roles como un elemento más de la comedia: qué es ser hombre y qué es ser mujer más allá de la genitalidad; cómo se asume el rollo de los géneros: ¿por qué a las mujeres les gustan los hombres y por qué a los hombres, las mujeres? ¿por qué no puede ser diferente?. ¿Qué es lo que el hombre asume siendo hombre? ¿Por qué no hay elemento femeninos en un hombre y por qué no hay elementos masculinos en una mujer, que puedan hacer funcionar una relación de pareja?.
“Eso y más te cuestiona La ternura. Pero, esencialmente, es un divertimento, una comedia muy divertida, con elementos teatrales básicos, de cambios de sexo, las mujeres se disfrazan de hombres, hay magias que hacen que uno se enamore del otro. Es un juego teatral al más puro estilo del teatro clásico y entrando en esa convención el público se la va a pasar muy bien”, promete.
AJR