Barbie no es idiota

Crítica

Hace unos meses, cuando se anunció la superproducción que vendría detrás de la película de Barbie fui de las primeras en decir: “Jamás la vería”... se me encendió la nostalgia y la vi.

La Barbie de Greta Gerwig no es ninguna tonta
Ciudad de México /

La muñeca más famosa del mundo nació en 1953 cuando Ruth Mosko decidió crearla para su hija Bárbara: Barbie. Mosko se basó en Bild Lili, que descubrió en uno de sus viajes y que, a diferencia de los muñecos con cara de bebé que desde siempre han invadido el mercado de juguetes, tenía la cara y el cuerpo de una mujer adulta. Lili tuvo un futuro distinto porque su mayor éxito fue en tiendas de juguetes… para adultos, pero esa es otra historia. Para Ruth Mosko, cambiar la fisiología de las muñecas con las que las niñas jugaban abriría una puerta más amplia a la proyección de sus sueños, una puerta que no incluía únicamente la maternidad.

Hace unos meses, cuando se anunció la super producción que vendría detrás de la película de Barbie fui de las primeras en decir “Jamás la vería”, y lo sostuve meses con ese tono un tanto snob y cada vez más común que da la superioridad de pensar que uno puede sentirse mejor que otros sólo por haber olvidado que cada uno puede pasar dos horas de su vida como mejor le plazca y que las explicaciones tendrían que ser innecesarias.

Mi negativa estaba principalmente basada en que juré que veríamos algún remedo de Barbie y el Cascanueces pero con humanos. Pasaron los meses, los tráilers, las alfombras rosas y se me fue encendiendo la nostalgia hasta recordar lo fanática que fui de esta muñeca. Casas, coches, chalet, camper, ropa, zapatos, réplicas de la fotonovela que incluía su revista, y horas y horas de juego pretendiendo ser cualquier cosa: doctora, estrella de pop, sirena, princesa, gimnasta. Todo lo anterior puede verse ahora en pantalla grande y a todo color rosa; el sueño de toda niña que lo haya vivido en su imaginación.

A lo largo de los años, Barbie se ha transformado y prácticamente ha sido de todo. La película lo muestra en un tono de parodia y burla tal, que incluso representa tanto a defensores como detractores. Hay quienes manejan el discurso de la ideología vacía que representa, hay quien incluso las ha prohibido en su casa porque el estereotipo podía arruinar las brillantes mentes de sus chiquillas. Si de estereotipos hablamos, quizá habría que analizar antes las múltiples fotografías de Instagram o videos de TikTok que hoy en día ven miles de niñas a diario y en donde en muchos de los casos también se pretende crear muñecas humanas y en serie.

Podemos ser cualquier cosa

Barbie fue la impulsora máxima del roleplay en tiempos en los que la tecnología no nos hacía todo el trabajo. Honestamente, de mis múltiples juegos con ellas lo último que recuerdo es si tenía la cara y las medidas perfectas; mucho menos recuerdo haber querido replicar su físico. Cosa que, en mi caso, además habría sido virtualmente imposible porque mis características más bien dan para ser una Polly Pocket rellenita. Hasta ahora no conozco a nadie que haya jugado con ellas y haya crecido traumada por no ser güera y perfecta. No podemos darle tanta responsabilidad a un juguete. El mensaje de Barbie nunca ha sido de perfección, si acaso ha tenido un mensaje es que podías ser lo que te diera la gana. Ya el peso que se le haya colocado en cada casa es cuestión de ideologías personales. Las muñecas no piensan ni persuaden, pero sí que pueden ayudar a canalizar.

El mundo en Barbieland era color de rosa

La Barbie de Greta Gerwig

Estamos acostumbrados a pensar en Barbie como una muñeca güera y hueca, incluso en otras películas como Toy Story se le ha dibujado así. La Barbie creada por Margot Robbie y dirigida por Greta Gerwig es todo menos idiota. Es simple y sencillamente una muñeca, con las características que eso le confiere, y que en algún momento se enfrenta a dilemas humanos como sentirse no vista o demasiado observada, preocupada por el futuro y hasta derrotada. Todo lo anterior, igual que los infinitos juicios de valor que hay alrededor de este juguete, únicamente sucede con la intervención del hombre (como especie, no sólo como género). Gran acierto que sea justo América Ferrera quien se encarga de ponerle los pies planos en la tierra. ¿Quién mejor que una latina para hablar del machismo muy de cerca?

En cuanto a Ken, los tráilers siempre dieron la impresión de que la trama tiraría más bien hacia el lado de que era un don nadie, pero es necesario ver la película para entender por qué se manejó de esa manera. Claro que en el discurso hay una dosis importante de feminismo, y también vemos el machismo en su máxima expresión; como en la vida real, el péndulo en algún punto después de tocar los extremos, llegará al centro. El Ken de Ryan Gossling tiene lo suyo, pero el Allan que solamente podría haber interpretado Michael Cera es adorable.

Barbieland

Se cuidó hasta el más mínimo detalle. La escena que ha salido en cada tráiler, en la que Barbie se quita el zapato por primera vez y su pie tiene la forma de sus tacones es uno de los miles de guiños que aseguran que cualquiera que haya gustado de jugar con estas muñecas de Mattel pueda sonreír más de una vez; sonreír, sin tanto análisis ni juicio ¿Y no acaso andamos faltos de eso?

Visualmente es para todos, niños y adultos. Quizá la trama y los mensajes ocultos van más dirigidos hacia los mayores, sobre todo a los ochenteros, pero al final los niños, en su inmensa sabiduría, se van a quedar con lo importante y lo que no entiendan, esperemos que pueda ser explicado por un humano.

Nadie dice que tenga que gustarle a todos. Hay cosas que uno ve por motivos personales, quizá solo por un dejo enorme de nostalgia que se puede revivir momentáneamente comiendo palomitas rosas de un contenedor que asemeja la caja de una muñeca que muchas tuvimos. En lo personal, disfruté enormemente las casi dos horas que dura Barbie y me parece que si entre sus pertenencias usted tuvo a esta muñeca en cualquiera de sus facetas, el rato de exceso de rosa, buen humor y varios temas para la reflexión le van a caer bien ante tanto gris que hay afuera.

MGR

  • Verónica Gonsenheim
  • vgonsen@aural.com.mx
  • Nació en la CDMX en los años ochentas, pero le hubiera gustado nacer en los veintes. Su título dice que es comunicóloga, aunque también escribe, traduce y juega a la Miss en sus ratos libres. Es cursi de closet; le gusta escuchar historias ajenas y subrayar frases sueltas. Si el mundo se le enreda mucho, camina, y si todo se pone muy de cabeza, le gusta tomar una maleta y salir a dar el rol.

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