Este 23 de noviembre, precisamente hace 50 años, "El Rey", José Alfredo Jiménez partió, dejaría de recorrer los caminos de Guanajuato, de cantarle al amor y de brindar con sus amistades en el rincón de una cantina.
Para celebrar esta fecha tan significativa en el marco del homenaje nacional al prolífico compositor, se inauguró a ritmo de la música de mariachis, la exposición "Pero sigo siendo el rey. José Alfredo Jiménez", en el Salón Venustiano Carranza del Complejo Cultural Los Pinos.
En el acto protocolario, el director de la Fonoteca Nacional, Francisco Javier Rivas, mejor conocido como Tito Rivas relató una anécdota para dimensionar el tamaño de José Alfredo Jiménez, que dejó a todos con la boca abierta.
“Se cuenta que cuando Octavio Paz, nuestro premio Nobel de literatura, era agregado cultural de México en Francia, un día le mandaron llamar para decirle que el filósofo Jean Paul Sartre, en ese momento el intelectual más importante del mundo, quería verlo. Paz estaba emocionadísimo, juntó todos sus poemas y obras de pintores mexicanos para llevárselos al gran Sartre. Él mismo contaba que le abrió la puerta un señor en bata y pantuflas y que cuando Octavio Paz le quiso empezar a decir todo lo que tenía pensado, el crítico literario francés le preguntó ¿quién es este señor? Mostrándole un disco de José Alfredo Jiménez, pero Paz no sabía quién era. En ese momento puso el disco y se empezó a escuchar y cantar la canción de Vámonos... Entonces paz que lo vio tan ensimismado, no lo quiso interrumpir y se retiró silenciosamente".
Ese pasaje, enfatizó el funcionario, dimensiona en todo su calibre cuál es la presencia de José Alfredo Jiménez y cómo representa a una parte muy importante de la cultura mexicana.
Al consultar a la doctora Paloma Jiménez, si su padre conocía esa anécdota de voz del propio Octavio Paz, dijo a MILENIO que nunca se conocieron.
“Eso está escrito en un texto que apareció hace algunos años y yo no tengo la certeza de que esto haya sido así. En ese texto se dice que lo cuenta Fernando Savater (San Sebastián, España, 1947), pero le preguntamos al maestro Savater y dijo que no, que no había contado eso, entonces no sé realmente cuál es el verdadero origen, pero sí, la anécdota circula”.
En medio de las interpretaciones de "Los gavilanes" de José Alfredo Jiménez, Paloma Jiménez agradeció con el corazón el apoyo y el interés brindado a este proyecto para conmemorar el 50 aniversario luctuoso de su padre.
“En la familia nos sentimos muy honrados de tener esta muestra a la cual el pueblo de México podrá acercarse para conocer un poco más sobre la obra de José Alfredo Jiménez. Un pedazo de su casa museo ubicada en Dolores Hidalgo Guanajuato en la cuna de la independencia, quedará aquí durante unos meses y espero también que durante ese tiempo podamos hacer eventos que lo vinculen con el pueblo de México”.
Indicó que se escriben y se cuentan muchas cosas de José Alfredo Jiménez, de distintas maneras su leyenda ha quedado envuelta en una alegoría o en un mito.
“Yo me inclino a invitarlos a que lo sigamos por medio de sus canciones, ese es el legado que heredamos los mexicanos y debemos sentirnos orgullosos de tener un acervo tan amplio de la música mexicana que por múltiples razones nos dio identidad frente al mundo”.
A través de sus canciones, expresó:
“es como yo pude irlo conociendo mejor. Ver a mi padre de otra manera dialogar con él y entender que hay muchos rostros que lo revelan”.
La muestra para recordar al compositor Si nos dejan, comparte con el público algunas de las fotografías, indumentaria, discos, libros y reconocimientos, algunos pertenecientes a la familia Jiménez, y otros que forman parte del acervo de la Casa Museo José Alfredo Jiménez, erigido en su honor, en la tierra que lo vio nacer en Dolores Hidalgo, en Guanajuato.
“La selección la hizo mi sobrina María de Lourdes, porque ella está muy en contacto con el acervo, y se coordinó con Lucía Enríquez. Aquí los visitantes pueden ver la Diosa de Plata, una estatuilla de charro y la pirámide, que son trofeos antiguos, pero que siempre estuvieron en la casa de mi madre y luego pasaron a la casa de mi hermano”.
El guión museográfico presenta los inicios del cantautor, su relación de familia, su carrera, y hasta su enlace con el cine, porque aunque no fue actor, su obra estuvo presente a través de la banda sonora.
“Está su máquina de escribir, fue un objeto que casi compró recién casado, y el cual utilizaba para redactar cartas, acostumbra escribir en letra manuscrita en cualquier papel que se encontrara. Tenía un acervo muy amplio con los recortes de periódicos con notas que hablaban de él y en esas hojas pegaba anotaciones que escribía a máquina”.
Los seguidores de José Alfredo, familia y amigos que se reunieron para celebrarlo, disfrutaron de una selección de fotografías de sus mejores momentos artísticos, compartiendo con el gremio de artistas, y disfrutando de vacaciones familiares en la playa. En una de las vitrinas se exhibe el certificado escolar del cantautor guanajuatense, aparece en su retrato siendo apenas un niño, eso sí, muy bien peinado.
YVI