• Abuso, mentiras y aceite de bebé: todo lo que tienes que saber del caso ‘Diddy’ Combs

  • Reportaje
  • En redes acusan a Beyoncé, Amy Winehouse y Justin Bieber. Como ningún caso de abuso sexual, el de ‘Diddy’ ha desatado teorías de conspiración e información falsa generada por IA.
Ciudad de México /

Los ‘flashes’ resplandecen en Los Hamptons más que de costumbre. Cada destello de las cámaras se queda vibrando en el aire. No es un truco de magia o un extraño fenómeno físico el que se vive en la mansión del músico Sean Combs, mejor conocido como ‘Diddy’, cada que un montón de celebridades, celebridades en serio, festejan el 4 de julio. El asunto es una consecuencia óptica: el anfitrión pidió que todo el mundo viniera en estricto blanco.

Desde que iniciaron las ‘White Parties’ en 1998, ‘Diddy’, entonces de 30 años, siempre insistió que el vestir de blanco era una forma de colocar a todas las celebridades al mismo nivel. Lo declaró incluso a la prensa. Era un mensaje más poderoso que controversial, viniendo de un músico negro con una carrera en franco ascenso en un país que vive en permanente tensión racial.

Sean Combs alcanzó el punto más alto de su carrera a finales de los 90 / AFP

Diddy había creado un sello discográfico en 1993 para impulsar el R&B, un género que estaba luchando por volverse parte del ‘mainstream’; pues entre finales de los ochenta e inicios de los noventa, artistas como ‘Beastie Boys’, ‘Vanilla Ice’ o ‘Snoop Dog’ irrumpían las listas Billboard. 

En 1997 ‘Diddy’ logró llegar al punto más alto de su carrera cuando su canción “Can't Nobody Hold Me Down” pasó seis semanas como la más popular en Estados Unidos. En ese momento su fortuna se estimaba en más de 100 millones de dólares.

En esos momentos de gloria, las fiestas de ‘Diddy’ estaban lejos de ser un momento político. El incesante canto de las copas de champagne, chocando unas con otras, marcaba el ritmo de una fiesta que no tenía más propósito que darle la oportunidad a cada asistente de decir que había estado ahí. Junto a Ashton Kutscher, Paris Hilton, Sarah Jessika Parker, Beyoncé, Jay Z, Usher, Will Smith y otras tantas decenas de ‘A-listers’, los famosos que son capaces de crear un éxito del cine o la televisión con tan sólo poner su nombre.

El adjetivo “extravagante” ya se relacionaba con ‘Diddy’ y sus fiestas pero, para ser justos, también con el ambiente de los gringos famosos. Es decir, ser excéntrico entre los raros no tiene nada de especial. Por eso las fotos de una fiesta de 2004, donde una mujer desnuda servía de mesa de servicio para colocar bocadillos sobre su cuerpo, era entonces parte del delirio de una noche que no acababa. Pocos juzgaban aquella escena como chocante o machista.

Sin embargo, el arresto de Sean Combs, también conocido como ‘Puff Daddy’, ‘P. Diddy’ y hasta ‘Love’, ocurrido el 16 de septiembre de 2024, no tiene nada que ver con su mal gusto, sino con una serie de denuncias de mujeres y hombres que lo acusan de golpearlos, drogarlos y violarlos en estas fiestas y también en su vida habitual.

El detalle de las denuncias ha traído consigo también una serie de teorías de conspiración acerca de qué famosos participaban y sabían del comportamiento violento de Diddy, al tal grado que su arresto y consecuencias ya se conocen como el #MeToo de la música. Sin embargo, las ‘fake news’ difundidas en redes sociales se entremezclan con las denuncias reales y, entonces, ¿qué está pasando con Sean ‘Diddy’ Combs? Para responder hay que empezar por el inicio.

La primera denuncia contra ‘Diddy’ Combs

La denuncia que inició todo fue la que presentó su expareja Cassandra Ventura, conocida como ‘Cassie’. La cantante, también fichada por la disquera ‘Bad Boys Records’, casi veinte años menor que ‘Diddy’, lo denunció en noviembre de 2023 por violencia y violación en la que llegaron a estar incluidos trabajadores sexuales contratados por el mismo rapero.

Un sólo día duró abierto el caso para que Combs decidiera pagarle a ‘Cassie’ una suma hasta ahora desconocida, para que retirara su denuncia. Mientras tanto, Combs negaba las acusaciones en medios. Hasta que un video, en el que aparece golpeándola en el pasillo del InterContinental en Los Ángeles, fue filtrado a la cadena CNN.

En respuesta, Combs sacó un reel de disculpas en su Instagram, pero fue mal recibido por ‘Cassie’ y la sociedad estadounidense en general; sus palabras parecían insuficientes y poco sinceras frente a las imágenes de Combs arrastrando a Cassie y lanzándole su equipaje.

En marzo pasado, las propiedades de Diddy empezaron a ser cateadas, el gobierno de Estados Unidos lo estaba persiguiendo también por el delito de trata de personas y por cruzar trabajadoras sexuales de un estado a otro, cosa que es ilegal en su país. 

Para mediados de septiembre, cuando se da su detención, Combs ya era comparado con otros depredadores sexuales, como Jeffrey Epstein o Harvey Weinstein, sumando 12 las denuncias formalmente registradas en su contra por hechos ocurridos desde los noventa.

Días después de su detención, el fiscal Tony Buzbee mencionó a la prensa que esperaban que el número de denuncias ascendiera a 120.

Más de mil botellas de aceite para bebé

‘Vulture’, de la ‘New York Magazine’, se ha dado a la tarea de alimentar y actualizar las denuncias en contra de Sean Combs. Su análisis muestra un patrón en el que éste conocía mujeres, las invitaba a cenar o a un bar, las drogaba, después las violaba y aprovechaba su poder y estatus en el mundo de la música, la moda y las relaciones públicas, para hacerles más difícil tomar la decisión de denunciarlo.

Además, al tratarse de mujeres jóvenes, las amenazaba con la posibilidad de destruir sus carreras, incluso antes de que despegaran. Esto último es clave para entender por qué las denuncias no ocurrieron poco después de las agresiones y encuentra similitudes con nuestro país, como el caso de Andrés Roemer, denunciado en 2021 por violación a 61 mujeres. Roemer, al igual que ‘Diddy’, recurrió a su poder e influencia para evitar que lo acusaran ante las autoridades y fue la primera denuncia la que abrió la cascada de casos.

Luego de su detención, siguieron los cateos en sus propiedades de Los Ángeles y Miami. En una de ellas, agentes federales encontraron más de mil botellas de aceite de bebé. El extraño hallazgo logró colarse en la agenda de los medios de espectáculos en todo el mundo. Era una pista fundamental para sostener la existencia de las ‘Freak-offs parties’ de Sean Combs.

Más de 100 personas acusan a P. Diddy de golpearlos, drogarlos y violarlos en sus "fiestas blancas"/ Getty Images

Freak-off es un ‘slang’ utilizado para describir el acto de resolver la tensión sexual acumulada, algo que en español podría traducirse como “quitarse las ganas”. Estas fiestas eran algo así como el ‘after’ del ‘after’; en los comunicados sobre la investigación, la policía las define como “elaborados y producidos performances sexuales”.

A lo que se refieren, según la policía y lo declarado por la propia ‘Cassie’ Ventura, es que ‘Diddy’ rentaba pisos completos de hoteles para realizar orgías después de las fiestas que organizaba. Para éstas contrataba mujeres y hombres dedicados al trabajo sexual y grababa sus propios videos porno en los que participaban su pareja en turno y otros invitados presentes.

El problema: se denuncia que la participación en estos “elaborados” encuentros sexuales no era algo consensuado, muchas veces algunas de las personas involucradas estaban muy drogadas para decidir si querían estar ahí; incluso hay denuncias de que ‘Diddy’ llegó a obligar a golpes o a punta de pistola a los participantes. Después, utilizaba los videos para chantajear a las personas y disuadirles de realizar cualquier tipo de denuncia.

En estas fiestas, además, se investiga la presencia de menores de edad. La línea de investigación surgió después de que una de las 12 denuncias originalmente hechas ante las autoridades hablara de una violación que sufrió una mujer cuando tenía apenas 16 años.

La línea del caso P. Diddy

Beyoncé y las ‘fake news’ en torno al caso

La semana siguiente al arresto de Sean Combs trajo consigo una marea de conspiraciones respecto a quién sabía o no del comportamiento de ‘Diddy’ y si alguna celebridad había sido abusada por este productor.

Por ejemplo, la cercanía con Jay Z, músico y esposo de Beyoncé, desató el rumor, en X y TikTok, de que la cantante de “Single Ladies” había, por celos, amenazado de muerte a otras artistas cuando ganaban premios en los que ella competía.

De ahí que, según los conspiranoides, Adele hubiera roto, a lo Mean Girls, el Grammy que ganó por mejor álbum del año para ofrecerle un pedacito del trofeo a Beyoncé en 2017; que el suicidio de Amy Winhouse no fuera tal, sino que fue asesinada por ganarle en los Grammy’s de 2008; y que la irrupción de Kanye West , durante el discurso de aceptación de mejor video femenino de Taylor Swift, para decir que el premio debía ser para Beyoncé, era en realidad parte de un elaborado plan para salvarle la vida a Swift.

Sin embargo, no todas las teorías de conspiración se quedaron en risibles conjeturas. Un video viral de TikTok muestra una canción inédita de Justin Bieber cantando unas estrofas que hacen alusión a un abuso sexual en una ‘Freak-Off’ del rapero. Rebasó las 7 millones de reproducciones y además el audio fue utilizado en más de 4 mil 500 TikToks. La irrupción de la canción hizo que se desataran rumores sobre este abuso sexual, ya que el mentor de Bieber, el rapero Usher, fue a su vez apadrinado por ‘Diddy’.

La imaginación de estas oscuras conspiraciones topó con pared: un análisis de la cadena CBS daba a conocer que la canción había sido elaborada con inteligencia artificial. Sin embargo, ya era tarde: en el imaginario persiste la idea de que un Justin Bieber de 15 años sufrió de abuso sexual en una de las fiestas de Sean Combs.

Listas de famosos que se filtran y manipulan

“En estos casos donde convergen multimillonarios, políticos y famosos, por la naturaleza mediática, surgen nuevas teorías a partir de ese elemento que distorsiona los hechos”, dice Marcos Martínez Chacón, quien trabajó entre 2020 y 2024 como ‘fact-checker’ en ‘AP’, refiriéndose a casos como el de ‘Diddy’ o el de Jeffrey Epstein.

Epstein era un asesor financiero multimillonario, e igual que ‘Diddy’, muy conectado con celebridades y políticos que utilizaba una isla privada para invitar a estos amigos y conocidos y cometer ahí abuso sexual a menores de edad. Fue arrestado en julio de 2019 y se suicidó en su celda el 10 de agosto de ese mismo año.

En enero de 2024 se filtró a la prensa una lista con nombres de personas que habían ido a la isla de Epstein y que se especulaba habían participado en estos crímenes; además en redes sociales comenzó a manipularse la lista para incluir nombres que no estaban y crear nuevas teorías de conspiración.

En el caso Epstein, “vino un aluvión de información falsa o dudosa y lo que hacíamos los verificadores en ese momento era llevar estos elementos de audio o video a instituciones que tuvieran las herramientas para analizarlo, como la universidad de Berkeley”, relata Martínez y refiere que el trabajo de Hany Farid como experto en análisis forense digital era fundamental para esa labor.

Sin embargo, reconoce que una pregunta a la que no pudieron hallar respuesta era por qué se diseminaba información falsa

“No ha sido sencillo ni para verificadores ni medios especializados llegar a la raíz de quién estuvo detrás de las falsedades que se diseminaron en 2020 en las campañas de Estados Unidos o quién hizo dinero con las ‘fake news’ de Epstein. Muchas de esas preguntas no se respondieron y, créeme, lo intentamos”, confiesa Martínez y agrega: “es fácil crear cuentas falsas y esconder la mano después de tirar la piedra. 

Los ‘clicks’, los ‘likes’ y los ‘shares’ y lo que se pueda generar, al compartir y viralizar, puede dar una respuesta de por qué se generan estas ‘fake news’”.

De Leonardo Di Caprio a Ashton Kutcher, la lista de asistentes a las fiestas blancas de Sean Combs es larga / Getty Images

En un contexto político es más fácil especular por qué alguien quiere hablar mal de su contrincante, pero en situaciones como la pandemia esa información falsa se tradujo en muertes y, en casos como el de Epstein, en morbo que pueda generar la implicación de famosos. Esa redirección de la mirada del público, a fuerza de ofrecer morbo y mentiras, termina por eclipsar la denuncia y la lucha de las víctimas.

¿Cómo estamos leyendo el caso en México?

“Estas conductas tienen que ver con lo que pasa en México. Con ese turismo con fines de explotación sexual en el que extranjeros vienen a Acapulco, por ejemplo, y pueden pedir lo que quieran”, señala la abogada Arlen Palestina Pandal. Ella es representante legal de la organización Brigada Callejera que lucha por el reconocimiento y defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales. En su trabajo ha visto cómo la corrupción de las autoridades ha permitido que tratantes ofrezcan mujeres y niños a turistas extranjeros.

“Hace poco denunciábamos la desaparición de niños migrantes haitianos en la zona de La Merced. Las familias de los niños tuvieron que vivir el proceso de que les robaran a los pequeños y no tener con quién denunciar, las redes de trata son violentas, les quitaron identificaciones, les prohibieron tener comunicación. 
Entonces ni cómo quejarse. Es muy lamentable que las redes de trata sigan teniendo tanta impunidad y, como el caso de ‘Diddy’, en Estados Unidos, hay muchos”, dice Palestina.

Relatos en los que gente poderosa abusa de trabajadores sexuales y, en particular de mujeres y niños, existen tanto en Estados Unidos como en México. Sin embargo, es notable que el huracán mediático se debe a que las víctimas –trabajadoras sexuales o no– pudieron iniciar un proceso judicial allá. En México, la historia es opuesta, el acercamiento que se da al trabajo sexual es muy restrictivo y esas leyes rígidas que deberían combatir la trata no logran su cometido.

“Se supone que cualquier persona puede ir a abrir una carpeta de investigación por este tema y tendría el apoyo de la ley, pero en los hechos pasa lo contrario. Cuando una víctima va a denunciar y hace el procedimiento, las autoridades le dicen que lo que ha vivido es extorsión y no trata. Para encuadrar el delito de trata, los ministerios públicos, erróneamente, siempre te dicen que tienes que haber vivido todo lo que está enlistado en la tipificación”.

Sobre el caso de ‘Diddy’, Palestina reconoce que el valor que han tenido las mujeres para denunciar está vinculado al impacto que tuvo el movimiento #MeToo en ese país. 

“Ha sido un caso tras otro, como en bandada, y van a seguir surgiendo. La gente ve las fotos y dice ‘cómo es posible que este famoso esté inmiscuido’. No es que todo el que estuviera en las fiestas está metido en esas redes de tratantes o que estuviera al 100% enterado. Pero es Hollywood y es un lugar en donde la vida es la fiesta y donde la vida es conocer al productor y quedarte fuera no es opción, sobre todo si estás a la mitad o al inicio de tu carrera”, concluye Arlen Palestina.

Actualmente Sean Combs se ha declarado inocente de los cargos que se le imputan y sus abogados buscan quitarle la prisión preventiva que le fue impuesta por el riesgo que existe de que destruya la evidencia de las ‘Freak-Offs’. ‘Diddy’ y su equipo continúan apelando para que el rapero pueda esperar en libertad su juicio, que tratan de aplazar al próximo año.





GSC/CMOG 

  • Luis Mendoza Ovando
  • Periodista de investigación en la productora Detective y columnista en el periódico El Norte. Cuenta con una maestría en Periodismo de Investigación en Políticas Públicas por el CIDE.

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