Dos talentosos Migueles llegados desde la Madre Patria

Historia

México siempre recibió a los exponentes artísticos de España y el caso de Raphael y Miguel Bosé no fue la excepción; símbolos de generaciones diferentes y amigos cercanos, compartieron con el arquitecto Benavides múltiples anécdotas.

En 1969, Raphael visitó Monterrey por primera vez, y el arquitecto Benavides estuvo ahí. Archivo
Héctor Benavides
Monterrey /

Miguel Rafael Martos Sánchez, nacido en Linares, España el 5 de mayo de 1943 y conocido como Raphael, es uno de los cantantes españoles más populares en América.

Pocos días antes de que Raphael cumpliera 80 años de edad, el pasado 5 de mayo, encontré en mi archivo una fotografía publicada en un suplemento del desaparecido periódico Más Noticias, tomada durante una entrevista de 1970, hace 53 años.

De él tuve las primeras noticias en mis años de la radio a principios de la década de los 60, en 1963, cuando nos llegaban a la XERG 690 KHz los primeros discos de promoción de las compañías Philips e Hispavox. Por esos años también llegaban los de Alberto Cortez en Gamma, otra disquera de esa época.

La primera entrevista con Raphael se dio en circunstancias muy especiales: a bordo de un automóvil convertible durante el trayecto del viejo Aeropuerto del Norte hasta los nuevos estudios de la estación XERG 690 KHz de Monterrey, al sur de la ciudad, en junio de 1969.

Raphael habló en esa ocasión de sus últimos éxitos discográficos, entre ellos su producción para la FAO y su campaña contra el hambre titulada “El barco del amor”; recordó además sus actuaciones en los festivales de Eurovisión y mencionó sus películas Cuando tú no estás, Al ponerse el sol, Digan lo que digan y su coproducción El Golfo, con Shirley Jones.

Esa era la primera ocasión que visitaba Monterrey y su presencia despertaba entusiasmo y curiosidad, así lo demostraban las personas que salían al paso del automóvil en donde era llevado Raphael hasta los estudios de la emisora, y en la que a su llegada se iniciaría un maratón musical de 24 horas solo con música de Miguel Rafael Martos Sánchez; ya en estos años se escribía su nombre con ph, que dicen algunos él había adoptado de su casa grabadora, la Philips.

Hijo de torero y actriz

Luis Miguel González, nacido en Panamá el 3 de abril de 1956, es mejor conocido como Miguel Bosé, cantante y actor español. Es hijo del torero Luis Miguel Dominguín y la actriz italiana Lucía Bosé.

¿Quién es Miguel Bosé? La persona, no el artista.

Miguel Bosé consideraba que en él habitaban dos personajes diferentes. FOTOS: ARCHIVO

Hay dos personajes que hacen a Miguel Bosé, uno es Miguel y el otro es Bosé. Miguel es la persona que está aquí contigo, que está con todos ustedes, es la persona creativa, el que proyecta las cosas. Bosé tiene que hacer el trabajo encima de un escenario, es el que le da profundidad y es el bufón de Miguel, es el que se sube a un escenario, es el que canta, baila, es el que está con la gente en un escenario.

¿Con quién te quedas? ¿Con Miguel o con Bosé?

Yo casi con Miguel porque es más que yo, o sea también soy yo, pero soy yo con otras cosas: con luces, con música, es otra cosa, pero el verdadero Miguel son los dos: Miguel y Bosé.

Sabemos de tus padres, los dos celebridades: tu padre, Luis Miguel Dominguín, torero, y tu madre, Lucía Bosé, actriz, ¿qué tanto han influido para que Miguel y Bosé decidieran ser artistas?

Es un poco la inquietud de los dos, es decir, por vía genética me llega una carga con la cual no me podía quedar quieto desde que nací. Dicen que de dos cocodrilos nace un tercer cocodrilo o de dos patos otro pato, es decir, yo tenía demasiada carga artística al nacer como para no hacer una profesión dentro del arte.

Y tú, ¿cómo descargas tu energía?

Yo pienso que cuando se sube a un escenario siempre tienes que torear algo. Hay quien torea a la mujer, hay quien torea, por ejemplo Raphael, el gran cantante Raphael -por cierto mi tocayo, él también se llama Miguel-, él decía de mí recientemente: “A mí no me gusta este señor Bosé, que se agita tanto”, y yo me subía al escenario y me agitaba más...

¿Le dabas la contra a Raphael?

Sí, porque así lo sentía y lo expresaba en el escenario. Ahora fíjate, por eso no hay que decir de esta agua no beberé, porque uno termina haciendo lo mismo que tanto criticó. Raphael es una persona que admiro muchísimo y un gran amigo personal, pero desde que lo conocí siempre le decía: “Te mueves mucho, tus canciones no me gustan, por qué tanto ruido por aquí y por allá”… solo se reía muchísimo. Y cuando me subí en plan profesional a un escenario, él me llamó y me dijo: “Mira, Miguel, ¿te acuerdas lo que me decías? Pues tú te mueves más que yo, tres veces más que yo”, y tenía razón Raphael.


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