Cuando Elisabetha Gruener estudió la carrera de Actuación y Teatro Contemporáneo en el East 15 Acting School de Inglaterra, tuvo la oportunidad de ver la obra Una disculpa a Lady Gaga, que escribió su compañero Ed Cooke, y la conmovió mucho, se la pidió para montarla, y ahora de nuevo la lleva a escena en La Teatrería.
“Ed escribió esta obra desde su propia experiencia, es muy particular, divertida y habla de personas reales, no de estereotipos, que viven en el año 2024. Al mismo tiempo es una historia de amor y de identidad, porque todos hemos tenido el debate de saber quiénes somos”, explicó en entrevista para MILENIO Elisabeta Gruener, quien dirige y adaptó el texto.
La directora considera que esta obra es una buena introducción para abrir el diálogo con gente que no es de la comunidad, es dinámica y divertida, es una oda a la gente LGBTQ+ y a las referencias pop y a los íconos de la comunidad.
Sin importar la orientación sexual, Gruener aseguró que toda la gente se hace preguntas y la forma de plantearse, situación que le hizo interesarse en este texto, además de que visibiliza muchos de los conflictos de la comunidad.
Una disculpa a Lady Gaga también desafía las etiquetas que la sociedad le impone a las personas, pero esta ocasión a través de la mirada de la generación centennial.
“Ahora ya no hay el debate de lo que se puede o no, sino de hasta qué punto somos libres como personas en esta sociedad y esta obra habla también de las personas fuera de las comunidades, que son etiquetadas y encapsuladas, que es opuesto a lo que queremos lograr”, contó.
Afirma que su generación ha cambiado muchas cosas, ha roto estigmas, añadido y borrado etiquetas desde el lenguaje que ahora es inclusivo, dice que ella se deconstruye y esto le gusta, porque al cuestionarse tiene un crecimiento constante.
La historia
La obra narra la vida de una pareja de hombres enfrentando los retos contemporáneos del amor, explorando profundamente la salud mental, cuestionando la influencia de la cultura pop y abordando la homofobia interiorizada.
El elenco lo conforman Saúl Villa, Leonardo Bono, Mario González-Solís y Clemente Vega, a quienes considera actores muy talentosos, característica primordial para su propuesta como directora.
“Lo más bonito de ver en escena y sentir, es la humanidad, que es el protagonismo de los actores, aquí no me sentí como directora, sino como facilitadora, soy un ojo externo para que ellos se sientan libres y lleven hasta donde quieran a los personajes, tal y como sucede en la vida”, dijo.
Finalmente su meta en la carrera de actriz y directora es contar historias que le recuerdan que el ser humano es libertad, amor, conexión, construcción y que se confronta, además le interesa rodearse de personas que vean la vida con libertad y seguridad, desde el amor.
Claves
La escenografía es minimalista, solo hay tres cajas sobre el escenario, para que el espectador se enfoque en los actores y el mensaje de la obra.
Daniel Gruener es el iluminador de la obra y para Elisabetha es un gran aprendizaje trabajar al lado de su padre.
AJR