La historia de Antonio Aguilar, uno de los íconos más grandes de la música mexicana, trasciende los escenarios y las canciones. Su autenticidad, carisma y valentía lo llevaron a cruzar fronteras, no solo geográficas, sino también políticas y culturales.
En una reveladora entrevista con Javier Paniagua, su hijo Pepe Aguilar compartió anécdotas que muestran cómo su padre no solo se ganó el cariño del público, sino también el respeto de figuras tan influyentes como Ronald Reagan, ex presidente de Estados Unidos.

- Te recomendamos Revelan nuevas imágenes previo al estreno de 'The Last of Us 2'; así lucirá Abby Televisión

Los encuentros de Antonio Aguilar en la Casa Blanca
En la entrevista, Javier Paniagua planteó una pregunta que buscaba desentrañar el secreto detrás del legado de Antonio Aguilar: "¿Por qué crees que llegó a ser uno de los más grandes de todos los tiempos de la música mexicana?".
La respuesta de Pepe Aguilar fue contundente y reveladora: "Yo creo que cuando eres auténtico porque no era una careta, no era para quedar bien, era así, así era y lo vi en la oficina oval con dos diferentes presidentes americanos, invitado a la oficina por los presidentes y era igual que con el señor que nos vendía las gordas en Tayahua, igual, está cañón y eso se lo aprendí".
Esta autenticidad, según Pepe, era el pilar que sostenía la grandeza de su padre. No importaba si estaba frente a un presidente o a un vendedor ambulante, Don Antonio era el mismo: directo, sincero y sin pretensiones.
Pepe Aguilar narró cómo acompañó a su padre en dos visitas a la Casa Blanca, cada una bajo un presidente diferente. La primera ocurrió durante el mandato de Jimmy Carter, cuando Pepe era apenas un niño.
En ese momento, confesó, no comprendía del todo la magnitud del lugar ni el motivo de su presencia. Sin embargo, años después, a los 16, regresó a ese mismo recinto, esta vez con Ronald Reagan en el poder.
Ese segundo encuentro dejó una impresión más vívida en él: “Me fijaba en todo, o sea era así como que ‘no manches estamos en la Casa Blanca y vamos a ver al Presidente y me acuerdo de que la mano de Reagan estaba muy suavecita o sea que no trabajaba el wey la verdad estaba como muy suavecita te lo juro por Dios que pensé en eso. Yo tenía callos de estar en el rancho y la manita suavecita del Presidente, de eso me acuerdo”".
Este contraste entre sus manos curtidas por el trabajo en el rancho y la suavidad de las del presidente es un detalle que humaniza la anécdota y resalta las diferencias de mundos que se cruzaban en ese instante.
Cuando Javier preguntó si su padre había ido a cantarles, Pepe aclaró que no se trató de una actuación, sino de un acompañamiento familiar:
“Nosotros lo acompañamos como la familia (...) Reagan sí le pidió que estaban ahí las elecciones de medio término eh, no sé si así se llamen las que hacen después de dos años que eligen un presidente y entonces quería que le hablara a los latinos para que lo reeligieran”.
Este pedido refleja la influencia que Antonio Aguilar tenía entre la comunidad latina, un poder que Reagan reconoció y quiso aprovechar en un momento político clave.
Antonio Aguilar desafió a Ronald Reagan
La relación entre Antonio Aguilar y Ronald Reagan no comenzó en la Casa Blanca, sino años atrás, cuando Reagan aún era gobernador de California.
Pepe relató cómo su padre, enfrentando restricciones para presentarse en venues prestigiosos como las arenas, optaba por cantar en los terrenos de las ferias, espacios al aire libre donde acudían los mexicanos.
En un gesto audaz, Aguilar escribió una carta al entonces gobernador: “Señor gobernador soy fulano total vamos a estar en este lugar, lo invito de todo corazón a que venga a quemarse con los mexicanos”.
La invitación, cargada de un desafío implícito y un tono fraternal, no pasó desapercibida. Reagan aceptó y asistió al evento, un acto que marcó el inicio de un vínculo especial.
Como muestra de cortesía, el gobernador le obsequió a Aguilar una cartera para tarjetas de crédito, un regalo que el cantante conservó y usó toda su vida.
Años después, ya como presidente, Reagan recibió a Aguilar en la Casa Blanca. En ese encuentro, Don Antonio sacó la cartera y le dijo: “Mire, todavía la tengo señor presidente”.
El gesto sorprendió y conmovió a Reagan, quien no olvidaba la historia detrás de ese objeto.
“Tan le gustó ese detalle que le mandó a hacer un cuadro de la foto donde le está enseñando mi papá la cartera y ese lo tenemos nosotros”, agregó Pepe, señalando que el cuadro ahora está en posesión de su hermano en México.
La anécdota de la carta y la cartera no es solo una historia curiosa; es un testimonio de cómo Antonio Aguilar, con su autenticidad y valentía, logró conectar con personas de todos los estratos, desde los humildes asistentes a las ferias hasta el líder de una de las naciones más poderosas del mundo.
Mira la entrevista aquí: