Carlos Trejo tuvo una complicada infancia y adolescencia, marcada por los abusos y maltratos de su tío, Víctor Ávila, con el que se quedó a vivir luego de que su mamá falleció en un accidente automovilístico. El Cazafantasmas prefirió sobrevivir en la calle que seguir soportando las agresiones de su familiar. Continuó con sus estudios y trabajando hasta que finalmente con los años se abrió camino en el mundo del espectáculo.
Saltó a la fama tras escribir el libro Cañitas, en el que está basada la popular película del mismo nombre que se estrenó en el 2007. La cinta fue muy exitosa en su momento y le valió gran reconocimiento a Carlos Trejo, pero, ¿qué hizo con el cheque que recibió de las ganancias?
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En una entrevista para el programa El minuto que cambió mi destino, Carlos Trejo reveló por primera vez cómo gastó el primer cheque de las regalías de la película.
Contó que el tiempo que pasó en la calle recibió el apoyo de Alejandro García Duran, mejor conocido como El Padre Chinchachoma, que se dedicaba a atender y sacar adelante a niños de la calle, situación por la que pasó El Cazafantasmas.
"Él iba a las alcantarillas, a los parques, y entonces él los convencía (a los niños) de que se fueran a vivir con él a Hogares Providencia, ahí fue la primera vez que yo llegué con el Padre Chinchachoma".
Tal fue el apoyo que recibió de el sacerdote que Carlos Trejo decidió entregarle el dinero que ganó con Cañitas. El Cazafantasmas afirmó que "sí era una buena lana".
"Yo cuando recibí las primeras regalías de la película de Cañitas, yo fui a Hogares Providencia, básicamente con el padre, yo entré, volteé mi cheque y se lo cedí, le dije: 'aquí está', completo".
Posteriormente, el padre se puso en contacto con él para invitarlo a una comida, ahí le dijo que no entendía el motivo por el que había donado a su organización dicho dinero, pues entonces el religioso no lo había reconocido hasta que Carlos Trejo le explicó que de niño recibió su cobijo.
"Al tiempo me hablo, me dijo: 'me gustaría que vinieras, junto a la alberca olímpica compraron una casa, tenía ya recámaras de niños, de niñas, hicieron una comida y de repente, salió la plática, me dijo: 'es que no entiendo por qué me donaste tanto dinero, o sea, a qué se debió', entonces ya fue cuando le dije: 'lo que pasa padre, es que a lo mejor usted no me recuerda, pero yo fui su hijo', se me quedó viendo y me dijo: 'ya sé quién eres, tú eres El gallo', así me decían de chamaco".
amt